El Melillero, tras su detención en Cártama (Málaga).

La Guardia Civil ha encajado la última pieza que faltaba en la investigación del ataque con ácido sufrido por dos jóvenes, el 12 de enero, en Cártama (Málaga). Ha detenido al supuesto coautor de la agresión machista, es decir, al segundo ocupante del coche en el que huyeron los responsables del intento de asesinato de Sandra y Cristina. El otro, según las pesquisas policiales y judiciales, sería José Arcadio D. N., el Melillero, arrestado cuatro días después del ataque.

La investigación apunta a que el recién detenido sería el autor material de la agresión y, por tanto, quien lanzó el bote con ácido sulfúrico al 98% de pureza, causando gravísimas quemaduras a las dos jóvenes. A tenor de las pesquisas practicadas hasta el momento, el supuesto autor intelectual e instigador de la agresión sería el Melillero y el joven ahora arrestado habría actuado siguiendo sus instrucciones.

Esta última pieza, que los investigadores buscaban con ahínco, terminó por caer el miércoles pasado, cuando la Guardia Civil lo localizó en una vivienda del término municipal de Fuengirola, que también sometió a un exhaustivo registro en busca de evidencias del caso.

El jueves por la mañana, un furgón del instituto armado lo condujo al Juzgado de Violencia contra la Mujer número 3 de Málaga, donde prestó declaración. El arrestado habría reconocido los hechos y fue enviado a prisión.

Al parecer, el detenido habría sufrido algunas quemaduras que se curó él mismo. De hecho, el Melillero sostuvo ante la juez que el autor material del ataque había resultado herido por el ácido. Por eso él se exculpaba, por no tener lesiones. Los testigos presenciales detallaron que en el automóvil de los agresores viajaban dos varones. Uno de ellos se supo desde el principio que era José Arcadio D. N., porque las propias víctimas le responsabilizaron del ataque nada más ser atendidas por los servicios médicos.

Los investigadores subrayan la “fijación” que el Melillero tenía las víctimas, pues sospechan que estuvo detrás de las dos balizas de geolocación que se encontraron en los bajos de los coches de Sandra y Cristina. Esos rastreadores GPS le habrían permitido conocer su ubicación en todo momento y confirmarían las sospechas de las jóvenes, que revelaron a su entorno que estaban siendo objeto de algún tipo de vigilancia, ya que José Arcadio D. N., según explicaron, se presentaba de improviso donde ellas estaban.