Ni reconstrucción ni resiliencia
El presidente del Gobierno tuvo esta semana la osadía de presentar por novena vez el llamado Plan de Reconstrucción y Resiliencia que tendrá que presentar España en Bruselas para acceder a los fondos europeos. El martes lo hizo desde Moncloa tras el Consejo de Ministros y el miércoles en el Congreso. Sin ningún tipo de pudor, Pedro Sánchez se presentó ante los representantes de los ciudadanos sin haberles pasado el documento con algún día de antelación. Los diputados que quisieran acceder al plan tenían que descargárselo de un tuit colgado hacia las 8 de la tarde.
En todas las ocasiones que Sánchez ha presentado el plan se ha referido a él como un proyecto de país. Sin embargo, se ha cocido en los límites de La Moncloa, al menos que sepamos. Ni diputados, senadores, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos o agentes sociales han sido convocados para entre todos presentar el mejor plan para acceder a unos fondos que bien estructurados deberían ayudar a España a salir de esta trágica crisis. Pero, no. En la más absoluta opacidad, al margen de todos, el Gobierno ha elaborado un documento de 201 páginas que no son más que un compendio de otros planes oficiales ya presentados, vacío de contenido y de concreción sobre el destino de los recursos y su vigilancia.
Incluso sobre las reformas estructurales que el país necesita y que Bruselas demanda, el documento es lo más parecido a una broma de mal gusto. Apenas unas líneas definen, por ejemplo, la reforma laboral y poco o nada de la necesaria reforma del Sistema Público de Pensiones, que por lo que conocemos hasta ahora se retrasa en lo esencial hasta 2027. España es, según todos los organismos internacionales, el país cuya economía más ha caído, la que más paro tiene de Europa y donde más empresas se han de destruido. El año 2021 no ha empezado tampoco con buen pie. No sólo el Gobierno se ha visto obligado a revisar sus previsiones, nada menos que en un 34%, es que ni la AIReF, el FMI, la OCDE o el BBVA creen que la economía crecerá más allá del 5,5-6,5%. Ni siquiera en Moncloa creen que se supere el 5%. Y, qué hace el Gobierno, propaganda. Las ansiadas ayudas directas no llegarán hasta agosto, poniendo en riesgo otras decenas de miles de empresa y centenares de miles de puestos de trabajo. Pero, no parece suficiente y se anuncia una masiva subida de impuestos que afectarán a todos.
Carburantes, autovías, IRPF, Patrimonio, Sucesiones y Donaciones y todo lo que se ponga por delante. La recaudación está por los suelos, sí, pero ¡oh casualidad! nunca se piensa en recortar el gasto, adelgazando, por ejemplo, el mastodóntico Gobierno o eliminando o retrasando todo gasto o subvención claramente innecesario en este momento, cuando lo único que debería importar sería salvar empresas y empleos y no generar más inseguridad jurídica.