El “efecto Pulido” ya se nota en Vox Málaga: La Plataforma Antigestora registra una media de veinte incorporaciones diarias
Ayuda a la tarea de medición de fuerzas de la Gestora y la Plataforma Antigestora de Vox Málaga un dato elocuente: casi un centenar y medio de participantes registra el grupo de WhatsApp que cuenta con apenas una semana de vida, a una media de veinte incorporaciones diarias Todo indica que las adhesiones continuarán a buen ritmo. Todo indica que los críticos a la Gestora son una abrumadora mayoría. Repudian a unos dirigentes que están llevando el partido a la irrelevancia política y social. En el PP de Málaga se frotan las manos. Dan por hecho la práctica desaparición de Vox en las próximas elecciones municipales. Las grandes bazas electorales de los populares en la provincia malagueña se llaman Patricia Rueda y su títere Antonio Sevilla.
No ha tardado la Gestora en tirarse a degüello de Antonio Pulido. Alguien ha comparado su plataforma con el veneno. A la que tal dice hemos de contestar que si por veneno se entiende aquellos hombres y mujeres que tienen una fe y una creencia en su patria, como algo superior y como una empresa universal que cumplir, efectivamente lo son. La Plataforma Antigestora ha venido para salvar al partido de un veneno que sí es letal para cualquier proyecto político: el de la codicia, el trepismo y la incompetencia.
Se descalifica a unas personas que no hacen otra cosa que predicar su amor a España y al partido; lo que sucede es que predican y encienden ese amor, no de una manera blanda, sino resuelta, enérgica y viril. Se entiende que cada día haya más gente que se siente representada por Antonio Pulido. Se entiende también que la penosa Gestora supla su falta de imaginación plagiando los actos a la plataforma. Su patetismo les llevó por ejemplo a cumplir con la expresión castiza: “culo veo y culo quiero”. Si la plataforma celebraba el sábado una misa de Acción de Gracias, allá que fueron cuatro cuñados mandados por la Gestora a hacerse una foto, al día siguiente, en una parroquia, cometiendo la irreverencia de camuflar el insensato postureo fotográfico con un acto eucarístico. Hasta para las cosas sagradas han perdido la dignidad, el decoro y la vergüenza.
Así las cosas, no es extraño que Pulido aglutine a personas que fueron de la máxima confianza tanto para José Enrique Lara como para Enrique de Vivero. Marian Hoyo y Antonio Videra, mismamente. Tengo además el convencimiento de que si hoy hubiera elecciones internas, este grupo alternativo arrasaría a sus rivales.
Para muchos afiliados (según el sondeo de AD, de lejos el preferido para liderar el partido) este ingeniero cabal y sencillo representa un modelo de virtudes y un monumento a los valores decentes. De facto se ha convertido en el líder de los que quieren un partido que se parezca lo menos posible al mercado de vanidades que es hoy. Cuenta con amplios avales y respaldos. De entrada el de éste que escribe. No soy de Vox, ni he votado nunca a Vox, pero soy pulidista, porque Antonio Pulido representa todo ese cúmulo de virtudes que son, o por lo menos eran, propias de los hombres de bien: compañerismo, lealtad, compromiso, disciplina, altura patriótica de miras…
Antonio Pulido es sin duda una de las principales referencias éticas que tienen ante sí los militantes del partido verde en la provincia de Málaga. Español genuino y de una pieza, esposo y padre ejemplar, amigo de sus amigos, su entereza moral y sus convicciones patrióticas le obligaron a dar el paso de meterse en política. No lo necesitaba desde la perspectiva de una vida acomodada y resuelta. Solo los grandes hombres eligen el camino menos fácil y rentable para ellos, el más accidentado y bacheado para sus familias.
Pulido ha dado este paso tan decisivo en su vida porque fueron muchos los que le pidieron su presencia política al frente de esta querida y preocupante realidad llamada Vox Málaga. Estoy en grado de poder informar que, de aquí a nada, Antonio Pulido es de los pocos que puede sanear este estercolero político. Él se mantiene prudente y discreto y deduzco que esa es su principal virtud política. Tiene también el mérito de haber logrado que hasta los escépticos nos sintamos dichosamente encauzados al firme propósito de que nos caiga mejor este partido. Pocas personas serían capaces de poner tan en alza el valor de lo que a todos nos une como este malagueño de gesto pausado y que es, a la manera machadiana, un hombre bueno.
Muchos que llegaron a Vox Málaga con la misma ilusión que con la Gestora se les ha caído a trozos, ya sienten pasar por sus corazones desengañados el alentador soplo de la esperanza.
Estoy seguro que con Antonio Pulido al frente, Vox Málaga encontrará el resorte vital que le permita recobrarse, porque se quiera o no, asesinado el sueño de un partido al servicio de esos valores que deberían ser innegociables, no será “Barbie”, ni el acomplejado Sevilla, ni mucho menos Luna, quienes lo conduzcan a su destino histórico.
Los militantes en cuyo sentido común confiamos deberán espabilar en esta crisis de identidad si no quieren que el partido se consolide como el chiringuito de un puñado de arribistas y trepas. Es legítimo que haya gente que quiera impedirlo. Alguien que arregle, con el aire de un decoroso deber moral, los errores de esta Gestora, siendo el mayor de todos ellos, el escaso aprecio que muestra por su propia gente. Por eso se ha prescindido de personas tan incontestablemente valiosas como Antonio Pulido, o como Enrique Guerrero, o como Mateo Moya, o como Carlos Oliva, o como la gran Marian Hoyo… La Gestora pudo haber optado por elegir lo mejor para el partido. Lo que ha hecho en cambio es demonizar cualquier conciencia política recta que en ella nunca hallará cobijo.
Los exaltados miembros de la dirección provincial responderán con burlas al contemplar la llegada de mucha gente cabal y decente a un terreno que ella considera coto exclusivo. Aunque nada chistosa y de inteligencia poco menos que discreta, yo también me río mucho con Patricia Rueda. Pero no de la progre que dirigió malamente el Museo del Automóvil, sino de la incompetente gestora política cuya fobia feroz, puesta al servicio de ella misma, ha terminado convirtiendo Vox Málaga en un espectáculo circense.
Pulido es un político con porvenir. Antonio Sevilla es una calamidad como político. Pulido siempre se mantuvo fiel a los suyos y Sevilla es de las que pastorean al sol que más calienta. Puesto a elegir un amigo, me quedaría con Pulido y nunca con Sevilla. Y mucho menos con la que mueve los hilos de forma tan grotesca.
En esta hora difícil, sin embargo, yo confío en Vox Málaga, aunque su casta dirigente parezca trabajar a las órdenes del PP. Alimenta mi confianza la existencia de personas que, como Antonio Pulido, llevan a cuesta la exigencia del deber en nombre del más estricto sentido de la decencia y de la dignidad humana.
es incompresible como aun hay gente que lucha por un proyecto caduco lleno de impresentables vendedores de humo acomodados en la calle bambu riendose de personas con buena voluntad,,,srs. vox es una farsa creada por cuatro vividores para salir de la miseria en la que estaban