Sánchez e Iglesias han hecho lo que se esperaba de ellos: destrozar a la izquierda española
Jorge Vilches (Reproducido) No sé si Vds. se han dado cuenta, pero la izquierda está en su peor momento por méritos propios. Incluso peor que la derecha, que ya es decir. El PSOE es una piltrafa de partido puesto al servicio de un doctor fraudulento sin escrúpulos. Sánchez es repudiado fuera y dentro de su organización hasta el punto de que el antisanchismo es la táctica más rentable para llegar al poder, y permite ganar votos incluso entre los socialistas.
Pablo Iglesias, por su parte, ha dejado Podemos como Chernóbil: un lugar maldito, lleno de fantasmas, cuyos actores secundarios, mediocres totalitarios, culpan del desastre a un enemigo imaginario: el fascismo. Iglesias alcanzó la antipatía máxima a tanta velocidad y profundidad, que la vida inteligente en Podemos no se detectará hasta pasadas décadas.
El sanchismo es el caos
Sánchez e Iglesias han hecho lo que se esperaba de ellos: destrozar a la izquierda española. Lo que queda de socialismo y podemismo no es atractivo para nadie culto. Ya no seducen a la intelectualidad, a escritores, profesores, periodistas, cineastas y artistas varios. No hay quien publique un ensayo ni una columna acerca de lo que puede conseguir el proyecto mágico que encabezan. Eso es un serio problema porque un político tiene que seducir y favorecer la ensoñación del que junta letras. En la izquierda esto es mucho más complicado que en la derecha porque su motor son las emociones y los paraísos futuros.
La intelectualidad izquierdista ha encontrado la solución. Estaba mohína y marchita pensando que tendría que descender a la realidad. Incluso había algo más profundo: estaba asustada por el monstruo totalitario que había contribuido a construir con su supremacismo moral, la asfixiante ingeniería social, el puritanismo, y las múltiples identidades de género, sexo, raza y nacionalidad, intolerantes, victimistas y agresivas.
Es la nueva musa del izquierdismo cuqui, del adinerado que goza pontificando que otro mundo es posible, aquel en el que todo sería perfecto si se siguieran sus dictados
Ahora, esos que añoran el tiempo en que daban lecciones a diestro porque ellos eran la siniestra, incómodos con los herederos del 68, han encontrado a quién indultar para salvarse ellos mismos: a Errejón. Es la nueva musa del izquierdismo cuqui, del adinerado que goza pontificando que otro mundo es posible, aquel en el que todo sería perfecto si se siguieran sus dictados. Han encontrado en Errejón el elixir para la eterna juventud, y ven en este plagiador de Chantal Mouffe a un Cohn-Bendit. El creador de Más País es la puerta a su segunda juventud, a esa que han arruinado aquellos a quienes aplaudían hasta hace un cuarto de hora. Lo han indultado porque lo necesitan.
Volverán los oscuros progresistas sus utopías a colgar. Eso es lo que ofrece Errejón, el indultado, un proyecto ecologista y progresista presentado como una religión secular, un dogma irrefutable que nos salvará de nosotros mismos. Es el viejo plan de siempre: con la excusa de la destrucción del hombre por el hombre hay que crear una Sociedad Nueva y un Hombre Nuevo. Incluso pueden decir, como están haciendo, que ese ecosocialismo es lo que se lleva en la “Europa moderna”, y que España, como siempre, llegará tarde. ¿Qué sería la izquierda sin usar las emociones y los complejos?