Sánchez cederá ante los separatistas
FP.- El primero ya anticipa volver al Estatuto de Cataluña que él propició reincluyendo lo que el Constitucional declaró ilegal. La segunda adelanta que no se aceptará nada que supere la Constitución, pero que algo se acordará.
Las dos opciones que Sánchez va a darles a los independentistas ambas fraudulentas con el espíritu de la Constitución pero técnicamente abordables con las mayorías del Congreso y el Parlament son:
Interpretar a las bravas la sentencia del TC de 25 de marzo de 2014 cuando apuntó que la única iniciativa que constitucionalmente se puede plantear es que el Parlamento de Cataluña propusiera a las Cortes Generales una reforma de los artículos 1.2 y 2 de la Constitución que reconozca el derecho de autodeterminación de las comunidades autónomas. Dado que los legisladores autonómicos tienen competencia para promover una iniciativa de reforma constitucional, el Parlamento de Cataluña podría solicitar al Estado, de acuerdo con el artículo 149.1.32ª CE, la autorización para consultar previamente al pueblo catalán en forma de referéndum sobre la adopción de una iniciativa de reforma constitucional de este tenor. Se trataría de un referéndum de petición de autodeterminación a través del parlamento catalán que pediría posteriormente la reforma constitucional para la independencia.
Al mismo tiempo se abordaría la incorporación del derecho de autodeterminación en el propio estatuto cuya iniciativa de reforma corresponde a los diputados de la cámara autonómica. Y que ha de culminar con el referéndum autonómico de aprobación definitiva de la reforma planteada. La incorporación ilegal de incluiría junto a la “restitución” de los preceptos que se anularon por inconstitucionales.
Todo este galimatías cuyo final es de imposible cumplimiento porque todo quedaría a expensas de la reforma de la Constitución cuyo proceso es de mayor complejidad por las mayorías parlamentarias cualificadas y el referéndum posterior en toda España obtendría una victoria moral de los secesionistas que verían satisfecha su obsesión por refrendar en su territorio su plan de ruptura con el resto de la nación y generaría más incertidumbre y desgaste emocional en Cataluña y en toda España.
Pero a Sánchez el país y los ciudadanos le importan solo a los efectos de continuar en la presidencia del gobierno desplegando su proyecto de sociedad distópica, absurda, manejable, masificada y despersonalizada.
Sánchez cede siempre ante los que le exigen trozos de soberanía, libertad o dignidad. Va comprando votos a cambio del país que gobierna.