Rafa Sánchez, de La Unión: “Escucho a virólogos y y científicos que apoyarían la versión de Miguel Bosé”
Se asomó al abismo de los excesos, esos que dejaron en el camino a grandes artistas, y un paradójicamente milagroso accidente de moto le abrió los ojos, un nuevo camino y le brindó una oportunidad para vivir que no desaprovechó. Afronta el cambio con ilusión y muchas fuerzas. Habla con sinceridad y valentía, y no evita polémica alguna.
En un matrimonio conoces a tu pareja cuando te divorcias, ¿ha pasado lo mismo con sus ex compañeros de banda?
Ya estábamos en conflicto y en esta vorágine descubrí que La Unión no estaba registrada en el registro mercantil. Conociendo lo beligerante que es Luis Bolín (otro componente del grupo), decidí hacerlo para preservar la memoria del grupo y no hacer lo que él, que parece que está por encima del bien y del mal… Al final será un juez el que decidirá cómo se puede usar esa marca.
Es la antítesis de la beligerancia e intentó llegar a un acuerdo, aunque no fue posible…
Hay mucho cariño, han sido 36 años. Da mucha pena. Le he ofrecido a Luis todas las vías de forma amigable, pero nada. Me dijo «búscate un abogado». Teníamos una sociedad para gestionar los conciertos, Kokomedia, y la disolvió el juzgado mercantil. Hay que liquidar los activos, pero Luis los ha bloqueado con recursos. Desde entonces no nos hablamos. Todo es a través de abogados.
Afronta una etapa en solitario con el álbum «Vístete princesa».
Me he juntado con Fermín Villaescusa y en un mes tengo un álbum con el que estoy feliz, porque estoy haciendo lo que me apetece. Cuando estás en un grupo debes estar de acuerdo con todos, ahora no tengo que dar explicaciones. Es más complicado salir bien dos en una foto que uno solo.
Renovarse o morir; ¿cambió su estilo?
No mucho. Elegí el primer tema, «Vístete princesa», porque es un sonido parecido al de los últimos años. La Unión siempre fue ecléctica. Yo estuve siempre implicado en las composiciones y el 99,9% de las letras eran mías. Esa esencia sigue teniendo una continuidad en mí y seguiré esa vía, intentando estar al día, según vayan cambiando las formas de sonido en la música.
Un accidente de moto le cambió.
Me salvó la vida. Llevaba dos años metido en la heroína. Lo quería dejar desde el tercer mes pero no podía. Yendo en moto con una amiga tuve un accidente y me rompí la pierna. Estuve un mes en cama y eso me salvó. De hecho, no pasé por ningún programa de desintoxicación, ni tuve terapeutas. Poco a poco me fui quitando todas las pastillas para dormir, los ansiolíticos, y salí de ese abismo. Lo hice además con una gira por delante muy potente y exitosa. Todo eso me ayudó, tuve mucha suerte. Me tengo por un tipo muy afortunado.
¿Su amigo Miguel Bosé, con su negacionismo, le parece irresponsable?
Realmente tengo curiosidad por lo que está pasando. Escucho a científicos, biólogos y virólogos que contradicen la opción generalizada y oficial y que apoyarían la versión de Miguel. Lo que me parece mal es que este debate no haya estado en los medios de comunicación. Eso da pie a cosas como la conspiranoia. ¿Por qué gente como la doctora Albarracín no ha sido entrevistada? Expresar una opinión no significa cargarte el mundo. No me parece una irresponsabilidad, siempre y cuando haya un fundamento. Lo que me parece mal es censurar, limitar libertades. Eso suena a dictadura.
Parece también mentira que en 2021 tengamos aún que dar explicaciones sobre nuestra condición sexual, gustos y apetencias.
No se ha conseguido que se acepte con naturalidad una evidencia. Veía el otro día una serie mexicana, «La casa de las flores», donde la protagonista decía una frase que se me quedó grabada: «La homosexualidad no es una enfermedad, la homofobia sí». Y te digo algo más, un poco en broma: el día que los futbolistas salgan del armario, estaremos mucho más cerca de olvidarnos de esta conversación. La visibilidad es importante para madurar.
Leí que en su etapa en La Unión no hablaba de sexualidad, ¿por qué?
Por respeto a la banda. Hacer una bandera gay en una en la que dos de los tres miembros eras heterosexuales no me parecía bien. Respecto a mi entorno más cercano, mis amigos y mi familia, yo les había mostrado mi condición sexual en el momento que empecé a cambiar de estar con chicas a estar con chicos, sobre el 89.
¿Le queda algo por hacer?
No me cierro a nada, la verdad es que estoy tranquilo. Dibujo bien, pero no para ganarme la vida. Subirme a un escenario me sigue fascinando.
(La Razón)