España: la mejor de las Cataluñas posibles
…Y todo por un tres por ciento. La carrera iniciada por los corruptos nacionalistas de derechas, para evitar dar con sus huesos en la cárcel nos ha traído hasta aquí… de la mano de ustedes, los nacionalistas de izquierda moderada (todos muy moderados) pensando que esta era la mejor, tal vez la única vía que sus romos intelectos y escasas agallas podrían encontrar para dirigirse a la mitológica independencia ¿de quién? De nosotros mismos. Porque ese camino a embarrancado en el fango, una vez más, de intereses corruptos, ahora los de la izquierda del frente popular que gobierna con mano temblorosa, suplicante y podrida (un 3% es poco) la nación de la que ustedes sueñan con desgajarse. El resultado es lo peor de la independencia: catalanes contra catalanes, hermanos, padres y amigos enfrentados en una guerra estúpida.
El “Tresporciento” se ha convertido en el patético mito fundacional de una República de la Corrupción tras la que ustedes, tan españoles, engatusados por la burguesía oportunista con sede en Andorra, Suiza y Waterloo corren como pollos sin cabeza para embarrarse junto a la flor y nata del estercolero para, finalmente corrompidos, unirse a la escapada miserable, sucia, goebbeliana que nos ha llevado al furgón de cola de nuestro destino, perdiendo la vanguardia, la admiración y el afecto de la mejor España en sus quinientos años de existencia. Una España a la medida de la mejor Cataluña, Una España que era y aún puede serlo, la Cataluña hacia la que soñábamos llegar algún día.
Un piernas en Moncloa ¿Y usted, señor Aragonés, qué título quiere? ¿El de feliz ejecutor de la infelicidad de los catalanes? ¿El Colau de la Generalitat? ¿O, simplemente, el otro piernas? Pero cuidado, porque si elige cualquiera de esos tres le será automáticamente adjudicado el que los alimenta a todos: Ese idiota que se dejó engañar por un piernas en desbandada. ¿Ha mirado a los ojos a ese tal Sánchez? ¿Ha visto a su alrededor cómo nuestros pueblos y ciudades se llenan de ese tercermundismo que los del 3%, sus señoritos de “coge el dinero y corre”, han fomentado, colaus mediante, para que el fango oculte sus latrocinios? ¿Esa es la Nueva España a la que quiere llevarnos? ¿Una Cataluña independiente fruto de unos trileros que huyen del lugar de los hechos? ¿Una República colausvista? ¿Una parodia de esa peor España que habíamos logrado dejar atrás? Cainita, tercermundista, fanática, cobarde… ¿Islámica? ¿Tresporcenteadora? ¿O eso ya le parece poco y quiere que perdamos aún más?
¿De qué tren quiere que nos bajemos? ¿De la mejor España para la mejor Cataluña? ¿Y para llegar a dónde? ¿A un páramo atestado de Colaus, donde simplemente salir a la calle implica una incertidumbre, un temor, una tristeza? Una mesa de diálogo, al margen de las voluntades reales de la mayoría de los españoles, catalanes incluidos, de las luces y lo taquígrafos, de las instituciones democráticas, como capos de bandas mafiosas que se reparten los barrios. Pero usted no vale para capo de nada. El otro, el piernas, lo va a engañar como hace con todo el que se le arrima pensando en trincar algo, lo que sea, una ampliación del aeropuerto, unos miles de millones de más en el reparto, una independencia.
La España de hoy es la mejor Cataluña con la que podemos soñar para escapar del cenagal de los trileros, los ladrones, los oportunistas y los barriobajeros ascendidos a nueva y esperpéntica nobleza. Elija ser la vanguardia de esa España y no la de una república arrabalera. Elija acabar con los trileros de Waterloo y de Moncloa. Salve nuestros sueños, los de todos. Aduéñese de usted mismo. Independícese. No ceda al guión que le han marcado. Marque usted la diferencia con los tresporcientos que decidieron tirar el carro a un pedregal para que no los trincase la benemérita con el fruto de sus trinques y con los charlatanes de Moncloa. Haga honor al único título que debe tener un President de cualquier lugar de España, el que debe tener todo español de esta mejor España que aún espera el resurgir de la mejor Cataluña: Molt Honorable. Abra una mesa de diálogo con nuestros sueños truncados por colaus y tresporcientos. Invítenos al proyecto que todos anhelamos: España. La mejor de las Cataluñas posibles.