Miquel Iceta, el príncipe de la vulgaridad
Parafraseando la célebre cita de Aparicio Fernando de Brinkerhoff, erróneamente atribuida a Ghandi, “Si hay un inútil en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados”. Pero es que si, además, a ese inútil iletrado le entregas la cartera de cultura, quienes lo nombran adquieren instantáneamente el título de inútiles consortes. El ministro en agraz, el Excelentísimo Señor D. Miquel Octavi Iceta i Llorens, Bachiller y frustrado Licenciado, reúne en su oronda persona las carteras de Cultura y Deportes haciendo honor, él y sus padrinos, a la sentencia referida más arriba con notable alto si no sobresaliente.
Sus méritos abruman por lo bajo, que es donde tan insigne persona adquiere peso, haciendo que sea más fácil saltarlo que rodearlo, dicho sea, en sentido físico y político, hablando dichos méritos por sí mismo de la grandeza que este gobierno de las Españas ha logrado alcanzar. Porque D. Miquel es ejemplo y refrendo de la nueva política que el frente popular está llevando a cabo con el concurso activo del separatismo patrio y el pasivo de la oposición que espera turno para sentarse en la silla sin más mérito que la espera discreta y prudente. Y es que el mérito, en esta nuestra España de postpaz y prosperidad, es cosa del pasado, fuente de injusticia y desigualdad, discriminación y traumas. ¡Ah! si cuando D. Miquel consumó sus cinco años de carrera sin dar una a derechas (esto ya es políticamente incorrecto, pero bueno) se hubiera instaurado tan progresista política y pasar de curso y aún obtener título sin aprobar ninguna asignatura… Ahora estaríamos hablando no de un ministro de cultura cualquiera, sino del pináculo de la ministerialidad, el asombro y envidia del entero mundo, el faro en el que se orientan todos los artífices de la Nueva Era, desde Xi Jinping hasta Klaus Schwab.
D. Miguel no pudo contar con la progresista, igualitaria y justa medida del aprobado general y, sin embargo, ahí está, demostrando que, efectivamente, el mérito no es necesario para triunfar. Él es la prueba irrebatible del sueño colectivista: todos iguales… por abajo. Y lo ha conseguido tras largos años de sufrida y generosa entrega al interés general, sacrificando lo que podría haber sido una brillante carrera profesional para dedicar los mejores años de su vida a la política, noble arte donde los haya. Pero el camino hasta el imperio del igualitarismo por abajo ya venía desbrozado por personalidades de la talla de Dª Ada Colau Ballano, Alcaldesa de la otrora vanguardista ciudad de Barcelona. No lo ha tenido fácil, pero finalmente ha logrado hacer de su ciudad un referente mundial de todo aquello que solo se puede lograr aplicando las políticas progresistas, igualitarias, anticompetencia y multiculturalidad. Ella ha sido uno de los secretos y admirados referentes de D. Miquel, que sueña ya con extender los frutos del progresismo integrador a toda España… antes de que desaparezca como tal.
¿Y qué decir del muñidor de tan acertado y valiente nombramiento, el Presidente del Gobierno del reino de España (mientras exista como tal)? No es sencillo llegar a tan alta magistratura conservando intacta la propia incompetencia, el progresista bajo nivel solidario con los incultos y los vagos (que son derechos fundamentales en la Nueva Normalidad). No, Miquel Iceta, ahora Excelentísimo Señor, no es una anécdota en el colectivo progresista en el que se ha sumergido el PSOE, es la máxima expresión del cieno que sirve de sustrato a ese colectivo, es el pináculo de un proceso suicida que lleva a una nación, unida o dividida (siempre serán España, aunque se independicen) hasta las más bajas cotas de culturales, profesionales, morales y, además (en el mismo paquete por el mismo precio) estéticas.
No podemos ser injustos con D. Miquel, como no deberíamos haberlo sido con Dª Ada. Ellos no son una caricatura de la más patética versión del neocomunismo. Son sus referentes, son los ejemplos de cómo lograr que la igualdad entre tontos y listos, trabajadores y vagos, buenas y malas personas, se haga carne en un país que dejó hace ya algunos años de querer llamarse nación libre occidental, desarrollada, próspera y justa. Son a lo que vamos, en lo que ya estamos (en Barcelona), el vaticinio certero de lo que podemos esperar de nuestro silencio, nuestra prudencia, nuestro pragmatismo… Al final, ese pancismo que la económica y culturalmente época dorada de Franco secretó como efecto secundario y que ahora está labrando la pérdida de todo lo ganado con sudor, lágrimas y más sangre de la que correspondía.
Sí, D. Miquel y Dª Ada hacen honor a la cita de Aparicio Fernando. ¿Pero no dice esa cita que no podrían estar ahí, mandando, si no los hubieran puesto sus iguales? Pues eso, un 20% de los españoles con derecho a voto son Icetas y Adas. Algunos, inclusos sáncheces. El resto, sufridores como los del, un, Dos, Tres, hasta que llegue el final del programa, allá por 2023, el BCE deje de costear nuestras icetadas, nuestro modelo por abajo y llegue Dª Realidad con su desempleo masivo, su pobreza, su hambre y, lo peor, su desesperanza que mudará en desesperación al cabo de pocos meses. Y mientras, los Excelentísimos Señores, haciendo lo que saben y quieren: ensanchar la sociedad por abajo. Como en todo socialismo que se precie.
*Presidente nacional de Nosotros – Partido de la Regeneración Social