¿Vivir como un zombi o morir como un ser humano?
Por Pascual Uceda Piqueras.- A la vista de semejante titular, cualquiera puede llegar a pensar que el autor del mismo todavía se encuentra bajo los efectos de la resaca halloweeniana del 31 de octubre pasado. Pero no es el caso, aunque hay que reconocer que el espécimen grotesco que aparece en el título se presta a ello, dada la gran popularidad que siempre ha tenido entre los aficionados al terror más cutre la imagen descarnada de ese ser sin alma que deambula grogui por las calles en busca de una víctima a quien morder.
Porque el zombi, aparte del componente de terror inherente a su figura, inspira también una idea de imbecilidad propia de quien tiene su voluntad secuestrada o sometida. Por ello, este personaje de ficción resulta a la vez temido y compadecido a partes iguales. En cualquier caso, parece que el componente de terror le venga más por el sentimiento que inspira en el común el hecho de acabar idiotizado ad aeternum, que por miedo a la fatal dentellada.
En nuestra sociedad actual nos enfrentamos a dos tipos diferentes de procesos de zombificación: exógena y endógena. En la primera de ellas, el virus se contagia por vía aérea y a través del sonido, penetrando por el pabellón auditivo de la víctima hasta llegar a su cerebro, donde actúa a modo de cortocircuito de toda información que entrañe un riesgo potencial a las ideas preconcebidas o enquistadas en la psique; es decir, que atente contra la “calidad de vida” del individuo como miembro de la manada donde pace y se reproduce. La forma habitual de contagio es a través del canal informativo oficial (televisor, radio, prensa, internet) y presenta unos síntomas que van desde la ceguera intelectual potenciadora de la ignorancia, hasta episodios de rabia desatada contra los no infectados, con síntomas ya incipientes de pretender asestar algún cárnico bocado. En todo caso, este virus es menos virulento que el de tipo endógeno, pues todavía es posible su reversibilidad si se observan las medidas adecuadas de profilaxis auditiva, que se resume en estas breves premisas: no creer per se la información que le llega a través de los canales de información oficiales; practicar el ejercicio de apagar el televisor y tratar de informarse por medios alternativos; ejercitar el espíritu crítico ante las informaciones que hayan sido calificadas de “bulo” desde los medios oficialistas; tratar de no dejarse llevar por la opinión de la mayoría; no sumarse a la burla y al escarnio hacia los que piensan diferente; experimentar la valentía de plantarse ante la injusticia y no dejarse llevar por el miedo a la hora de adoptar decisiones.
En cuanto al tipo de zombificación endógena, hemos de decir de manera preliminar, que consiste en una fase más avanzada que la de tipo exógena. El proceso comienza con el agravamiento de los síntomas que se venían manifestando, que produce en el individuo una suerte de sortilegio que le lleva a sentirse orgulloso de formar parte de una élite superior en entendimiento, solidaridad y valores. El resultado de esa psicosis galopante, que mantiene al individuo en continua tensión y defensa de las posiciones de su grupo, le obliga a aceptar cualquier tipo de decisión emitida desde el egregor de la manada, incluida el exterminio inducido de sus congéneres o la propia experimentación de fármacos sobre sí mismo.
Y es aquí, en este preciso punto, donde el seudohombre –literalmente— se la juega, pues, el “pinchazo gafe” no deja ya espacio a la reversibilidad de la enfermedad, entrando el infectado a formar parte de las huestes de marcados con el hexaedro o cubo (que es lo mismo que decir seis al cubo o tres veces seis, marca por antonomasia de la Bestia del Apocalipsis), que es la figura geométrica donde cristaliza el “endemoniado lapicero” con el que los “convertidores de zombis” pretenden escribir la crónica de los tiempos venideros o “nueva subnormalidad” (NOM).
A continuación, revestiremos de oportuna ciencia lo que hasta ahora solo parecía ser una entretenida película de zombis. Porque, como ocurre muchas veces en la cinematografía hollywoodiense, esta película también está basada en hechos reales. Hagamos, pues, un ejercicio de rememorización, y veamos de dónde arranca la idea que queremos transmitirles.
Fue el genetista Dean Hamer, del instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, quien publicó en 2004 un libro titulado El Gen de Dios. En resumen, el libro viene a decir que el ser humano tiene una predisposición especial (genética) a la experiencia espiritual a través del estímulo de determinadas regiones del cerebro emocional. El autor afirma que las personas religiosas poseen variantes alternativas (alelos) del gen conocido como VMAT2, descubierto a principios del siglo XXI, que es el que dispone al hombre a la llamada de la espiritualidad. De ahí que haya pasado a llamarse EL GEN DE DIOS.
Como viene siendo habitual cuando se produce un descubrimiento de gran transcendencia para la evolución de la humanidad, pronto los poderes en la sombra, confabulados con los gobiernos de turno y las farmacéuticas, vieron el rédito que podrían obtener de un hallazgo tan valioso como el VMAT2. Tras una fase de cinco años de investigación, los trabajos concluyeron con la elaboración de una “vacuna” (FunVax) creada con el “filantrópico” propósito de anular el fundamentalismo religioso tan nocivo para las sociedades civilizadas de nuestro recién estrenado milenio.
Vemos, pues, cómo una vez más, las élites oscuras que nos gobiernan entre bambalinas, enmascaran sus propósitos de exterminio y anulación mediante campañas de sensibilización y aceptación de sus funestos fines, en aras de engañosos beneficios para la humanidad. Una vez conseguida la necesaria cobertura de la opinión pública, se lanzan sin remordimiento y con total desapego hacia el género humano a sus planes de control e ingeniería social. Y lo que toca ahora es zombificar a la población mundial.
Aunque no somos ajenos a las teorías de la conspiración que en rededor de este caso y otros parecidos puedan llegar a formularse, la verdad es que, en el que ahora nos ocupa, se parte de una certeza incuestionable de gran valor científico: el descubrimiento en fecha reciente del llamado Gen de Dios. Por lo tanto, no solo las investigaciones efectuadas y que dieron como resultado la “vacuna” FunVax parece un hecho contrastable a través de determinados documentos del Pentágono, sino que, además, constituye la hipótesis más razonable en manos de esas siniestras élites y de sus planes de control de la población mundial.
Sea como fuere, anular la capacidad del ser humano para conectar con lo transcendente (llámese divinidad, Yo profundo, Fuerza Universal, o como se quiera), mediante técnicas de ingeniería genética que anulen la presencia del gen VMAT2 del ADN humano, consiste, en lo fundamental, en relegar al sapiens a la categoría de especie menor; es decir, a involucionar hacia formas de vida primitivas en las que la racionalidad perdería su primacía en favor del borreguismo.
En este estado de cosas, y sabiendo de la inclinación de estas élites globalistas hacia al satanismo y el cultivo del Mal en todas sus manifestaciones, no parecería una temeridad suponer que la kacuna transgénica contra la enfermedad de la covid-19 pueda llevar, además de su ya de por sí nocivo cargamento, algún tipo de FunVax destinado a modificar o anular el gen VMAT2 de la cadena de ADN. No en vano, es vox populi la intención que tienen estas élites globalistas de reducir la población a base de esterilizaciones y muerte a través del fatal pinchazo. La idea de “matar dos pájaros de un tiro” adquiere, en tal caso, un nuevo valor a tener en cuenta; sobre todo, desde el interés que tendrían “los oscuros” por hacer desaparecer cualquier vestigio de luz divina que pueda contener el ser humano.
Zombis, a fin de cuentas. Seres condenados mediante el plandémico pinchazo soteriológico a la condena más abyecta. Convertidos en eternos inquilinos del “valle de lágrimas” y sin posibilidad de conectar, per secula seculorum, con esas regiones celestes que siempre estuvieron abiertas para todos aquellos espíritus inquietos que nunca se conformaron con la dulce y falaz versión de los hechos.
Porque la era del transhumanismo, que nos espera a la vuelta de la esquina, no es más que eso: sustituir el componente espiritual del ser humano para reemplazarlo por otro de naturaleza cibernética.
Aún es tiempo de plantar cara y dar un paso al frente. Elijan ustedes: ¿prefieren vivir como un zombi o morir como un ser humano?
*Filólogo y escritor
Respondiendo a la pregunta de cabecera : No hay la menor duda de que aproximadamente el 80 % de los habitontos de estas Batuecas ya eligió libremente convertirse en zombies ha ya casi dos años. Pero para convertirse en zombies, primero se convirtieron en gilipollas, atacados por el virus de la idiocia que les llevaba a votar a canallas y ladrones, a separatistas y terroristas, a hdlgp arribistas de todos los colores del espectro social. Esta suciedad estaba claramente madura para convertirlos en dóciles borregos que hacen colas para inocularse sueros experimentales y letales. Al menos, las cobayas tienen la… Leer más »
Pues sí, Armando, el proceso de zombificación al que estamos asistiendo en la actualidad dio comienzo unos cuantos años atrás, incluso algunos más de esos dos que tú señalas. En realidad ha sido el producto de una paulatina degradación de los pilares que sustentan la sociedad, hecho de manera sibilina por obra y arte de un grupo de hdlgp a los que no solo les trae al pairo el futuro de la sociedad sobre la que vienen ejerciendo su labor destructora, sino que, además, esa devastación proyectada constituye en sí misma la razón de ser de estas élites y de… Leer más »
Hay que vivir con dignidad.
Y saber morir con dignidad.
La vida nos la da Dios. Y sólo el puede quitarnosla, no el NOM.
Así es Ramiro, esa es una Verdad Universal.
Todo es posible con estos psicópatas que dirigen el mundo…
Estoy de acuerdo contigo, pero también es posible revertir la situación y frenar sus intenciones. Depende de nosotros.
Sí, tienes razón, todo es posible para ellos; de ahí que necesitemos, ahora más que nunca, unir nuestros esfuerzos para contrarrestar sus efectos y frenarlos definitivamente.
ONDAS ELF O ‘EXTREMADAMENTE BAJA FRECUENCIA’ https://hmong.es/wiki/Extremely_low_frequency El óxido de grafeno es un ‘conductor’ de ondas electromagnéticas. Aquí incluyo unos párrafos de un extenso artículo científico para información de los lectores asiduos: Exposición En la terapia electromagnética y la radiación electromagnética y la investigación de la salud , las frecuencias del espectro electromagnético entre 0 y 100 hercios se consideran campos de frecuencia extremadamente baja. [34] Una fuente común de exposición del público a los campos ELF son los campos eléctricos y magnéticos de 50 Hz / 60 Hz de las líneas de transmisión de energía eléctrica de alto… Leer más »
Gracias por la información.
Completamente de acuerdo con lo que apuntas sobre el óxido de grafeno, sobre todo en relación a las kakunas covidianas, donde ya es un hecho demostrable su nociva presencia.