El triunfo frente a Grecia y la derrota de Suecia contra Georgia despejan el camino de España hacia el Mundial
España despejó en Atenas el camino hacia el Mundial de Catar. La victoria frente a Grecia (0-1), sumada a la inopinada derrota de Suecia ante Georgia, permitió a La Roja auparse al primer puesto del grupo B y deja el pase directo del combinado de Luis Enrique a tiro de piedra. Le bastará con empatar el domingo contra los escandinavos en La Cartuja para certificar su duodécima presencia consecutiva en la fase final de una Copa del Mundo.
El gol de Sarabia desde el punto de penalti en la primera parte consumó la cuarta victoria consecutiva de la selección española en suelo griego, donde sigue sin hincar la rodilla tras cinco visitas al territorio que cimentó las bases de la civilización occidental dando voz al pueblo, enderezando una ruta que nació desviada con el empate en casa frente a los helenos en la primera jornada y amenazó con un ignominioso descarrilamiento tras el traspié contra Suecia en Solna dos meses atrás. Los helenos, por su parte, se despidieron de las escasas opciones que tenían de acudir al Mundial tras sufrir su primera derrota como local desde junio de 2019.
El tropiezo de Suecia contra Georgia en Batumi había restado dramatismo a un encuentro al que Luis Enrique acudió con un once revolucionario. Seis cambios respecto al bloque que comenzó la final de la Liga de Naciones contra Francia y dos llamativas sorpresas: la ausencia de Busquets en el centro del campo y el debut de Raúl de Tomás como compañero de Morata y Sarabia en la línea de ataque. La idea era redoblar la potencia de fuego para destrozar el muro heleno.
El combinado de John van ‘t Schip tenía una vía de escape para estar en Catar que pasaba por ganar primero a España, después a Kosovo en la última fecha y confiar en que Suecia sumase frente a la Roja en Sevilla, lo que habría mandado a Grecia a la repesca como segunda de grupo. Producto de esas exigentes cuentas, los helenos salieron con cierto ímpetu, pero les duró un suspiro. Porque los pupilos de Luis Enrique rebajaron enseguida sus ínfulas adueñándose del cuero y maceraron el duelo con paciencia y ritmo.
Eso dio lugar al tradicional embudo. Porque Grecia se resguardaba bien con tres centrales y dos carrileros que tenían más cepo que vuelo. Aunque Van ‘t Schip avanzó en la previa que la idea era presionar muy arriba, en realidad intentó que España careciese de profundidad cerrándole los espacios con un bloque bajo. Koke encontró una rendija para superar el bosque de piernas cuando se llevaba un cuarto de hora filtrando un balón en largo para el desmarque de Raúl de Tomás, que malogró una ocasión pintiparada pensando seguramente que arrancaba en fuera de juego. Error grueso porque el ariete del Espanyol, que a renglón seguido tendría otra buena oportunidad en un remate a la media vuelta que desvió Tzavellas, estaba habilitado por los centrales.
Imágenes del encuentro Grecia-España en la clasificatoria para el Mundial 2022.Imágenes del encuentro Grecia-España
Por suerte para España, el panorama se aclaró pronto y no hubo tiempo para lamentos. Una acción embarullada en el área local acabó con Iñigo Martínez por los suelos. El polaco Marciniak vio penalti por derribo de Masouras. El VAR lo corroboró. Justito. Para qué quejarse. A España le debían una por la acción de Eric García en la final de la Liga de Naciones. Sarabia no perdonó engañando a Vlachodimos.
El plan de los locales se desmoronaba. Les tocaba dar un pasito adelante y se abrieron los espacios. Morata encontró pista libre para internarse en el área y retar a Vlachodimos, que atajó con el hombro. Grecia tenía en la velocidad de Masouras su mejor argumento ofensivo, pero el atacante de Olympiacos no tuvo muchas opciones de correr porque España convirtió la primera parte en un monólogo. Las estadísticas al descanso reflejaron un dominio abrumador de los hombres de Luis Enrique: 74% de posesión y seis disparos, tres de ellos a puerta, por dos de los griegos, solo uno entre los tres palos.
Agitó Van ‘t Schip la delantera tras el paso por la caseta y Grecia subió líneas en busca de un gol que le devolviese la esperanza.
Sacudió su tridente Luis Enrique concediendo descanso a Raúl de Tomás, Sarabia y Morata para la final contra Suecia, a la vez que rodaba a Dani Olmo, acoplaba de nuevo a Rodrigo Moreno al engranaje de La Roja y daba carrete a Fornals. Achuchó Grecia, que perdonó en un par de centros rebosantes de veneno. Perdió comba España, que se abonó al sufrimiento pero logró retener un botín extraordinario.
Lo hizo ya con Busquets sobre el campo. El mediocentro superó a Iniesta con 132 internacionalidades y cazará el domingo frente a Suecia a Xavi, su nuevo entrenador en el Barça, como tercer futbolista que más veces ha vestido la casaca nacional. Un partido al que España llegará con la moral reforzada pero sin bajar la guardia. Un punto le servirá para sortear la repesca tras una jornada que no pudo ser más favorable para sus intereses, pero no hay que confiarse. Porque Suecia se batirá el cobre por recuperar lo que perdió en Georgia. Nada está cerrado. Sevilla dictará sentencia.