España, sin influencia ni credibilidad internacional
El problema de los gobiernos sin una política exterior basada en los intereses estatales por encima de los intereses de partidos, que al final se quedan sin política exterior creíble, y por tanto desprestigiada y aislada. Ese es el caso de la errática política española desde 1978.
Siempre se ha practicado la política contraria al gobierno saliente. Jamás se ha sido capaz de pactar “acuerdos de Estado” en áreas tan importantes como en Defensa, Educación o Exterior. Los resultados están a la vista: en Defensa con un ejército sin objetivos estratégicos claro, poco fiable a nivel internacional, y en el caso de la Armada al limite de las mínimas capacidades, lo que le conllevado el poco dignificante de “la desarmada”; con una Educación que cambia de sistema educativo con cada ministro, lo que ha llevado a que seamos el país con más fracaso escolar de Europa, a pesar que se regalan los aprobados, y si no se aprueba no pasa nada, se pasa de curso de igual modo; en política exterior ya no se sabe si dónde ni con quién está.
No es de extrañar que a los Estados Unidos les cueste tanto ningún tipo de acercamiento a España, relaciones solo sostenidas por la importancia que para la OTAN tiene las bases estratégicas. El día que las bases encuentren una alternativa geoestratégica, y no esta lejos de encontrarlas (léase Reino de Marruecos), la administración USA dará la espalda a España de forma definitiva.
Es de lógica, como se pueden fiar tanto en la OTAN como en los de un país cuyo presidente (léase Zapatero) no se levanta al paso de la bandera de los Estado Unidos, que deja tirada una misión de vital importancia para la seguridad internacional como se hizo, de forma unilateral en Irak. Un Estado el español, que tontea con regímenes totalitarios como Cuba, Venezuela o ahora, de forma más que vergonzosa con el régimen militar argelino.
En la actualidad, esta perdida de credibilidad internacional no para de crecer. El peligroso juego con el régimen militar argelino, que tanto perjudica a las relaciones hispano marroquí son un claro ejemplo de ello. España es hoy el mayor inversor económico en Marruecos, del que viven muchas empresas españolas que crean riqueza y puestos de trabajo a ambas orillas del Mediterráneo. El caso de Brahim Ghali, fue el detonante de una crisis bilateral sin precedentes que entre ambos países, impulsada y provocada por intereses políticos y expansionistas del régimen argelino.
Esto ha puesto a España en un nuevo brete a nivel internacional, justo a 14 km de nuestras fronteras naturales. España debe mantener un estricto equilibrio con los países del gran Magreb, pero tomar partido por las tesis argelinas, la aleja, muy mucho, de dicha imparcialidad. El sometimiento español a los intereses argelinos ha llegado al extremo de llevar a cabo extradiciones más que irregulares de activistas democráticos hacia Argelia, sin que hasta el momento se tengan noticias del estado en el que se encuentra dichos extraditados. Esto ha llevado a numerosas críticas hacia el Gobierno de España por parte de los movimientos democráticos argelinos, y a concentraciones ante el Ministerio del interior En Madrid.
No de extrañar que, cuando caiga el régimen argelino, el nuevo Gobierno democrático no solo pida explicaciones al Gobierno de España por su política de extradiciones irregulares, sino que además es lógico pensar que tomará las medidas oportunas con respecto a sus relaciones con un Gobierno que apoyó al régimen totalitario.
España, otra vez más, por falta de una política exterior clara, puede verse aislada tanto por el Reino de Marruecos a quien tanto daño le está produciendo, y por el nuevo régimen democrático de Argelia por el tanto daño que se le hizo al pueblo argelino que luchaba por su democracia.
España debe de forma inmediata pensar y pactar a nivel de Estado una política exterior que sea clara y coherente tanto con el país que representamos, a la sociedad que pertenecemos, y a las alianzas internacionales con las que colaboramos. Debe dejar la ambigüedad con respecto a los regímenes totalitarios, y apostar sin duda por aquello países y sociedades que luchan por la democracia. España debe volver a ser un país creíble, estable en sus decisiones de Estado, y confiable para el resto de la sociedad democrática internacional.
Si continuamos por el camino de la incoherencia, de los vaivenes a conveniencia partidistas ideológicas, en contra de los intereses generales de España, estamos condenados, otra vez más, al aislamiento internacional, y al olvido histórico de las responsabilidades españolas en un mundo, en el que tanta influencia dejó a nivel cultural y social.
Tiene usted toda la razón.
Es triste decirlo, pero hoy por hoy, España no pinta nada en el mundo.
Somos un país paa venir de vacaciones, por el sol, etc., pero nada más.
Ningún empresario sensato, y la mayoría lo son, arriesgaría un céntimo de euro en este país, pronto varios, lo que podríamos decir la Ex España…