Ignacio Pozo.- Hoy se cumple el 85 aniversario del fusilamiento en Paracuellos del Jarama del gran Muñoz Seca, genial escritor y autor teatral. Su sarcasmo, su gracia y su dominio del lenguaje eran sobresalientes y causa de su injusta ejecución. ¿Quien no recuerda su archiconocida obra de “La venganza de Don Mendo” o, entre otras, “Los extremeños se tocan”, o “ La oca” -siglas de Libre Asociación de Obreros Cansados y Aburridos (caricatura del comunismo y el igualitarismo) Más tarde estrena “Anacleto se divorcia”, sátira de la ley del divorcio.

Quedó escrito por un miembro de su pelotón de fusilamiento miembro del Partido Comunista que, entre bromas y rezos, dijo, “Podréis quitarme las monedas que llevo encima, podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo, podéis quitarme hasta la vida; sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: el miedo que tengo”. Valle-Inclán dejó escrita esta definición: “Quítenle al teatro de Muñoz Seca el humor; desnúdenle de caricatura, arrebátenle su ingenio satírico y facilidad para la parodia, y seguirán ante un monumental autor de teatro”.

Igualmente, Jacinto Benavente definió la obra y el destino de Muñoz Seca así, “A Muñoz Seca no lo mató la barbarie, lo mató la envidia. La envidia sabe encontrar sus cómplices”. Poco reconocimiento para tan gran personaje como persona, genio literario y artista; amigo de Alberti que, por cierto, no hizo nada por su liberación a pesar de su puesto político y saber de su inocencia en el juicio “sumarísimo” del día anterior.

Fue el abuelo del escritor y periodista Alfonso Ussia