Fuenteovejuna, todos a una
Antes de que en Sicilia se hablara de la omertà (el silencio) y de que en todos los países oprimidos de la Tierra la gente gritara por las calles que el pueblo unido jamás será vencido, en una villa de Andalucía sus vecinos acuñaron una frase que ya es un eslogan de la unidad y la solidaridad de los oprimidos contra los opresores: «Fuenteovejuna, todos a una”, de la que debería tomar buena nota el señor Casado respecto a nuestra queridísima lider Isabel Díaz Ayuso.
Fue en el año 1476, cuando alguien mató al comendador del pueblo, un tal Fernando Gómez de Guzmán al que se le atribuían abusos y excesos de todo tipo, aunque el suceso no sería inmortalizado hasta muchos años después cuando en 1614 Lope de Vega escribió la obra inspirada en ella. Ocurrió en Fuente Obejuna, un pueblo de poco más de 5.000 habitantes situado en la provincia de Córdoba.
Aunque, a decir verdad, los sucesos no ocurrieron como Lope nos cuenta en su obra. Al menos, no exactamente. Ni siquiera el nombre del pueblo es el de la realidad (este se escribe separado y con b en lugar de v: Fuente Obejuna), lo que se explica seguramente porque Lope escribía de oídas y ni siquiera llegó a estar nunca en la popular villa cordobesa.
Los hechos reales nos transmiten que el móvil de la revuelta fue la rivalidad entre Córdoba y la Orden militar de Calatrava, a la que pertenecían Fuente Obejuna y todo su término, y de fondo las injusticias sociales. Mientras, en la comedia de Lope de Vega es una cuestión de honor (una mujer ofendida) la que lleva a los vecinos de la villa a levantarse contra el comendador, como posiblemente pase en la Comunidad madrileña con la presidenta y Casado, el soso.
Como también es fruto de la imaginación de Lope el que se presente a aquel enfrentado a los Reyes Católicos por su apoyo en sus aspiraciones dinámicas a la Beltraneja, lo que justificaría que aquellos dejaran su asesinato sin castigo.
Representación teatral de la obra de Lope de Vega que ha dado popularidad al municipio.
Seis siglos después de aquellos sucesos, la verdadera Fuente Obejuna sigue orgullosa de la fama que le proporcionaron. Incluso sus vecinos representan cada dos años la obra que les glosó en su moderna plaza mayor, un espacio escalonado de granito cuyo mal gusto comparte con el del panel cerámico que a los pies del Ayuntamiento rinde homenaje a Lope de Vega.
El resto de la villa sigue teniendo el aroma de los pueblos cordobeses y andaluces de su entorno. Se lo da un palacio que domina el caserío por el norte, un gran casón moderno de inspiración catalana de gran belleza formal, así como media docena de edificios que destacan sobre el resto, especialmente vista la villa de lejos: la iglesia parroquial (siglo XV), que ocupa el mismo lugar que el antiguo castillo de la villa; la de la Presentación; el convento de los Padres Franciscanos, y las ermitas que se reparten las cofradías de la Semana Santa.
Fuera de esos edificios, Fuente Obejuna es una villa normal. Alzada sobre una loma, se apiña en torno a su iglesia, dejando que las casas se desparramen por las laderas del altozano hacia la campiña ceramista que rodea encinares y dehesas en las que pastan miles de ovejas y numerosas piaras de cerdos negros que son la joya de la comarca. Fuente Obejuna y las 14 aldeas que dependen de ella son los principales suministradores de cerdo ibérico para las provincias de Córdoba, Huelva y Salamanca.
*Doctor en Sociología por la Universidad de Salamanca y teniente coronel de Infantería de la Escala Superior de Oficiales.