Se acabaron las máscaras: La fuerza eterna de la vida ante la muerte
Por Ángel Núñez*.- Llama mucho la atención las prisas que tienen los gobiernos por condicionar, coaccionar y hasta obligar a ponerse la vacuna milagrosa, incluso estableciendo un periodo de tres meses para inocularse la tercera dosis o de refuerzo. Nunca en la historia de la humanidad se ha vivido semejante dislate; nunca la ciudadanía ha estado tan alejada del poder, un hecho muy relacionado con la pandemia covidiana.
El primer recurso que se empleó fue el confinamiento forzoso para establecer a los medios de comunicación como propaganda de la nueva secta satánica y, de paso, generar un caos vital tal que los sujetos que vivieron tan desagradable experiencia sufrieron un cuadro de estrés postraumático, gracias al cual han podido condicionar a medidas más que absurdas. Pero los problemas de sus planes residen en varios aspectos: en primer lugar, la pandemia aparece justo cuando se inicia el fin del ciclo económico y surge la inevitable crisis, la misma que apareció en 1929 con el crack de Nueva York o en 2008 con la caída del Banco Lehman Brothers. Todos los sistemas, ya sean económicos, políticos o ideológicos no son más que experimentos de los Rothschild y otras familias para controlar el alma humana, sin lugar a dudas, el mayor enigma del cosmos conocido. Lo cierto es que todo ello ha sido un fracaso y la pandemia no es la excepción a la regla, aparte de carecer de todos los fundamentos científicos e incluso lógicos. Sería muy largo detallar este asunto.
Regresando a nuestro tema de hoy, el fallo es más que evidente por el uso del miedo como único recurso, en el torpe manejo de unos gobiernos, representantes de las élites, cuyo fin es buscar la ruina de todos para echar abajo el sistema actual y construir, por fin, aquel en el que vivirán tranquilos por los siglos de los siglos. Las estrategias económicas y los chantajes sirven para crear el momento en el que el sistema ya no se sostenga y creen el nuevo, basado en la esclavitud humana hacia las máquinas y la poderosa inteligencia artificial, en un mundo feliz, sin guerras y sin fe de ningún tipo, donde lo humano se asocie al sufrimiento y, por qué no decirlo, a la muerte.
Sin embargo, el panorama no es tan tétrico y en estos tiempos estamos viviendo la gran oportunidad de salir de un sistema para generar otro con reglas diferentes. Ayn Rand define la filosofía del capitalismo en los términos de utilitarismo o decisiones rápidas, efectivas y de muy bajo coste emocional. Para ello sostiene la fuerza del individualismo como elemento básico para el funcionamiento social y de las relaciones interpersonales, en el marco de la culpa, inducida desde todos los frentes, partiendo del yo profundo. En este sentido solo cabe el egoísmo, las conductas interesadas, la falta de empatía con el otro y la instauración del principio darwinista de sálvese quien pueda. Es por ello que desde Adam Smith se propone la total ausencia del Estado y de su nulo control de cara al bienestar del individuo, el cual depende exclusivamente de sí mismo. No es casualidad que se utilice el chantaje laboral, económico o la misma incapacidad para acceder a ser un ciudadano de derecho con tal de obligar a las personas a que pongan esa vacuna con grafeno y proteína spike, que tantos muertos han causado y seguirá originando.
De hecho, el trasfondo del capitalismo ondea en la pandemia. Tengamos en cuenta que si el fin de darle la patada al sistema actual ocasionando el suicidio de la población que no desea entrar en semejante absurdo y disparate, no es tampoco extraño deducir que dichas normas ya no sirven y que no hay reglas. Los gobiernos aplican su agenda porque ellos también van a desaparecer.
El problema de sus objetivos reside en el miedo. Una población que vive en el marco de un sistema inservible, en el que no cree, con una pandemia con más incongruencias que un reality show deja de temer a su gobierno y toma su propia bandera. Los protocolos asociados al uso de mascarillas, distanciamiento social, lavado de manos o uso de protectores faciales simplemente se caen por su propio peso, dado que la gente deja de seguirlos al no haber evidencia de ninguna pandemia por mucho que hagan el teatro de los hospitales colapsados, de las cifras de muertos por la nueva enfermedad que ha enterrado a las otras en el olvido o que insistan en el terror psicosocial. Finalmente, muchos ciudadanos hacen caso omiso de todas esas estúpidas reglas y, finalmente, se originan dos corrientes: una en forma de dictadura del más irrisorio absurdo y otra de quienes, simplemente, haciendo oídos sordos, optan por no obedecer más a papá Estado.
El problema surge porque los gobiernos ya no convencen y, por ende, los ciudadanos ya no escuchan sus disparates, de modo que las órdenes quedan en agua de borrajas. No es solo que millones de personas hayan despertado en todo el mundo, sino que en sus estilos de vida ignoran los medios de comunicación y a los políticos que representan a los Rothschild delante de nuestras propias narices. La consecuencia es que sus órdenes no tienen el impacto deseado y cada vez estos genios se encuentran con la contrariedad de que el tiro les salió nuevamente por la culata. Reducir la población de 7.800 millones de personas a sólo 500, tal como dicen las piedras de Georgia, no es tarea fácil, sobre todo cuando muchos de ellos ya conocen el principio y el fin del cuento.
Estamos ante el dantesco espectáculo de la muerte, de su decadencia y de la caída de sus máscaras. Poco a poco veremos pasar ante nosotros monstruos de espantoso aspecto que se consumen sus propias vísceras y que tratarán de sobrevivir provocándonos las peores pesadillas de nuestras vidas, antes de que sean ellos mismos los que desaparezcan en el último intento por salvar sus desnudos pellejos. En la guerra del Bien contra el Mal hay que estar con los ojos bien abiertos y saber qué parte del modelo en el que nos encontrábamos nos hace daño, no solo a nosotros, sino también a nuestros hermanos humanos.
Se acabaron las máscaras. Es por eso que nos las imponen como recordatorio de un pasado que ya no existe; se acabaron las órdenes y sus fuerzas de coerción; llegó el momento de sentarnos, hablar como seres humanos mediante reglas humanas y propias de nuestra más elemental y sabia conciencia para crear un nuevo mundo para que el alma humana se haga presente. Bienvenidos. La realidad la creamos entre todos con nuestro amor.
*Psicólogo
Pues en España ahan tenido un éxito tremendo, incluso en mi propia familia, y a pesar de mis numerosas advertencias, informaciones, etc. Se tiende a ridiculizar a los que exponemos ideas contrarias a la vacunación obligatoria, y a los medios que las publican, como Alerta Digital. Incluso familiares “universitarios” dicen que ni siquiera abren correos electrónicos con informaciones enviadas por “negacionists”, con lo cual, si cierran los ojos y los oídos, es difícil que se enteren de nada… Ando por las calles, y no veo a nadie sin mascarilla, y eso a pesar de que no hay control policial alguno,… Leer más »
A lo mejor quien se equivoca es usted.
Cierto Ramiro. En mi ámbito familiar sucede lo mismo. En mi casa vamos todos sin mascarilla y encontrarte a alguien por la calle sin el trapo puesto es realmente difícil. En resumen son unos imbéciles.
Me parece muy bien. Ya va siendo hora de que dejemos de alimentar a las bestias con nuestros dineros y deroguemos a semejantes burropías. Hay que hacerlos desaparecer y para siempre a estos mamasangres de niños. Pero también se ha de imponer la Justicia, la Humana. La Divina llegará, sin duda alguna. Pero aquí y ahora no ha de quedar impune tanto crimen. Es hora del Juicio de Núremberg.
Volvamos al Bien, a la Verdad, a la Belleza…
Porque sólo el Bien es bello y verdadero.
Porque la Belleza sólo es posible cuando en ella está el Bien y la Verdad
Porque en Verdad es donde están el Bien y la Belleza. Ella es la mayor bondad, la suprema belleza
” Le dice Jesús : Yo sor el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre si no por Mí” -Juan 14, 6-
Cierto es, se acabaron las mascaras, hoy gracias a internet y a medios libres como Alerta Digital todos sabemos ya que la falacia “ad populum” esta muy fea, como tantas otras, muy atras quedaron aquellos tiempos en los que los comunistas podian confundirnos con sus falacias logicas y con su demagogia. Ya da igual con las siglas que se disfracen, todos son sionistas, o “mundialistas” como se dice ahora, independientemente de su supuestas lealtades economicas y espirituales los chiringuitos comunistas mundialistas y sus perversos jerarcas son de sobra conocidos por sus acciones. Alli donde haya droga, vicio y perversion se… Leer más »
¿ Y en consistirá ese mundo de esclavos y muerte que vendrá ? ¿ Será como el que relata la película la Fuga de Logan, con dos grandes engaños: la reencarnación, con la idea de que si han sido buenos ciudadanos, van a renovarse y vivir de nuevo en la ciudad, bajo otro cuerpo. Y el Más Allá, con la búsqueda del Santuario, fuera de la Ciudad de las Cúpulas, en el mundo exterior ( un Más Acá, en lugar de un Más Allá. Hay otros mundos, pero están en este ). Pero el legendari Santuario no existía, nunca existio;… Leer más »
No creo en nada, ni en la teoría de la evolución, ni en la teoría microbiana, ni en la teoría heliocentrica y tierra esférica, ni en la democracia, ni en el progreso, ni en la bondad de todos los hombres, ni en la ideología de género, ni en la Iglesia, ni en el dinero y la economía, ni en la justicia, ni en la iglesia de hoy, solo creo en Dios, en Cristo y el Espíritu Santo
no creer en nada es un buen principio
La torre de Babel parecía una buena idea hasta que terminó en nada.
Gates, un informático al que le tomó años diseñar un sistema operativo que no se cuelgue cada seis horas. Y ya casi lo está logrando cuando se le ocurre programar el mundo. Esto les va a terminar en una pantalla azul. El golem no va a caminar y por lo que veo, va a acabar matándoles.
El problema es que por estos gilipolkas van a morir millones, como en las dos últimas conflagraciones mundiales.
Agrego que es bien conocido en USA que los hijos de Gates nunca se vacunaron y su esposa menos. Luego de divorciarse del HDP la pobre mujer se mudó a una isla privada en las Antillas junto a todos sus hijos y sus novios y novias. Haz como yo digo pero no como yo hago.
PERFEITO.
¿Y quién cree todavía que este esquema genocida será corregido por tribunales y urnas?