Una enfermera pediátrica acudió al Proyecto Veritas para denunciar al proveedor de servicios sanitarios contratado en Nueva York, DocGo, y a su filial Ambulnz, que podrían haber puesto en peligro la seguridad de miles de personas, incluidos niños pequeños, por la administración negligente de la vacuna COVID-19.

Las grabaciones de la denunciante muestran a sus compañeros del personal médico reconociendo los errores de mezclar y administrar incorrectamente la vacuna infantil de Pfizer con el diluyente equivocado (agua bacteriostática), la falta de formación adecuada y la falta de notificación de incidentes.

Pfizer, los CDC y la FDA son muy claros: la vacuna COVID-19 sólo debe administrarse con la solución salina adecuada; NO debe utilizarse agua bacteriostática.

El Proyecto Veritas se puso en contacto con Pfizer, varios médicos y científicos. Ninguno pudo afirmar con certeza cuáles son los efectos adversos en los niños que reciben la mezcla incorrecta, o en los adultos que reciben una sobredosis de la vacuna COVID-19.

Las grabaciones de los denunciantes obtenidas por el Proyecto Veritas parecen mostrar al personal médico y a los supervisores admitiendo que utilizaron el diluyente equivocado al administrar la vacuna COVID-19 a los niños, a los adultos de bajos ingresos y a los sin techo, y confirmando que el error “podría anular [la protección de la vacuna o tener efectos adversos”. La empresa, DocGo y su filial Ambulnz, no revelaron los incidentes. Tampoco está claro si se notificó a algún paciente afectado.

Las grabaciones, que proceden de una denunciante contratado por DocGo/Ambulnz, muestran a enfermeras y otros miembros del personal admitiendo que mezclaron indebidamente la vacuna COVID-19 con agua bacteriostática en lugar de solución salina.

Pfizer, los CDC y la FDA dan instrucciones claras sobre los diluyentes diciendo que no se debe utilizar agua bacteriostática.

Sin embargo, las grabaciones de audio y vídeo muestran a las enfermeras admitiendo que la mezcla errónea “podría anular la protección de la vacuna o tener efectos adversos.” No está claro si los pacientes, incluidos los padres de los niños vacunados, fueron notificados en algún momento, a pesar de que los supervisores de la empresa parecían estar al tanto del problema. Según el personal de enfermería, no se presentaron informes de incidentes.

El riesgo potencial para los niños que recibieron la mezcla chapucera era tan importante que una enfermera de DocGo/Ambulnz dijo que se sintió obligada a ponerse en contacto con el Proyecto Veritas. “Son niños pequeños, son bebés”, dijo la denunciante durante una emotiva entrevista con el fundador del Proyecto Veritas, James O’Keefe.

Se puede escuchar a Guy Banks, un supervisor de DocGo/Ambulnz, intentando instruir al personal sobre cómo vacunar correctamente a los pacientes por teléfono. “Asegúrate de que es la correcta, porque algunas personas se equivocaron”, se oye decir a Banks, en referencia a los diluyentes emparejados con las vacunas COVID-19.

El recuerdo de la denunciante sobre la falta de formación es sorprendente. “En mi primer día no había instrucciones sobre cómo mezclar la vacuna. Llamé al supervisor y le pregunté: “¿cómo diluyo esta vacuna?” Me dijo que “lo buscara en YouTube”. Nunca se nos dio un curso de formación, dijo el denunciante. La formación continua adecuada es un procedimiento operativo estándar obligatorio en el ámbito médico.

Project Veritas se puso en contacto con DocGo para obtener comentarios y habló con su presidente, Anthony Capone, que destacó la formación del personal médico de DocGo y negó la posibilidad de que los pacientes recibieran la mezcla de vacunas equivocada. “No tenemos ninguna circunstancia en la historia de la empresa en la que se haya utilizado agua bacteriostática para diluir la vacuna”, dijo Capone. Añadió que las imágenes podrían estar describiendo “material erróneo retirado de las estanterías”, pero que finalmente fue sustituido antes de que se administraran las vacunas.