Andrés Palomares.- En el pulso entre Rusia y Occidente hay dos ganadores y dos perdedores. El gran ganador es Moscú, que ha dicho que se acabaron las tonterías después de años de hipocresía y arrogancia occidentales. El otro ganador es Washington, que ha conseguido hacer revivir la Guerra Fría para debilitar a Europa, reforzar su vasallaje​, ​hacerla dependiente militarmente y someterla a sus intereses económicos.

El gran perdedor es Ucrania, que será amputada del Donbass después de haber perdido Crimea. Ningún soldado occidental irá a morir por Donetsk o Lugansk. El otro perdedor es Europa, que va a sufrir duramente los efectos de las sanciones contra Rusia. Sanciones que importan a Rusia tanto como la marca de los pañales del inquilino de la Casa Blanca.

Los occidentales son patéticos. Hace falta ser muy arrogante para pensar que iban a poder tomarle el pelo a Putin y hacer que Rusia se sometiera a la voluntad imperialista de los EEUU. La Rusia de Putin no es la Rusia de Boris Yeltsin. Rusia se deshizo de aquel borracho mientras que los EEUU han escogido al carcamal que los lleva de culo al desastre.

Hay que ser muy ingenuo o muy idiota para creer que los EEUU protegen los intereses de Europa. Estos agitan el espantajo ruso para dividir a los europeos y así poder manipularlos y dominarlos mejor.

La prensa prostituida occidental miente al decir que Putin se ha cargado los Acuerdos de Minsk. En realidad es Kiev la que siempre se ha negado a aplicarlos para no tener que conceder la autonomía a la población prorrusa del Donbass. La agresividad de la OTAN, de la UE y de Kiev hacia Moscú han llevado al despiece de Ucrania. ¡Que disfruten de lo que han conseguido!

​La anexión de Crimea y el reconocimiento de las repúblicas de Donetsk y de Lugansk son el desenlace de 30 años de arrogancia occidental contra Rusia. La respuesta de Putin no es más que legítima defensa.​ A consecuencia de la disolución del Pacto de Varsovia en 1991 y en respuesta a la voluntad de Gorbachov de un acercamiento con Occidente los EEUU han respondido con una ampliación enorme de la OTAN en dirección a las fronteras rusas. ¡Nada menos que 14 nuevos países del antiguo bloque soviético han adherido a la OTAN desde entonces!

​Los norteamericanos nunca han buscado la paz con Moscú. Por el contrario han hecho todo​ lo posible para resucitar la Guerra Fría, asustados ante la posible construcción de una poderosa Europa desde el Atlántico hasta los Urales y más allá.

​Hoy los norteamericanos están felices, y su indignación no es más que hipocresía.​ Saben que Europa seguirá siendo un continente débil, dividido, sin una diplomacia fuerte y sin un ejército digno de ese nombre. Debilitar la UE y alejarla de Rusia siempre fue el objetivo de los EEUU desde el derrumbe de la URSS.

​Para los norteamericanos el respeto de los derechos humanos y del derecho internacional es un principio de geometría variable.​ No dudan en violarlo cuando les conviene hacerlo pero exigen a los demás que lo respeten. Cuando se tata de Crimea o del Donbass, los occidentales se agitan y gritan como putas histéricas, invocando el derecho internacional y el respeto de las soberanías nacionales, mientas fingen olvidarse del despiece de Serbia, aliada de Rusia, y de la ilegal declaración de independencia de Kosovo, en total violación del derecho internacional y en contradicción con la propia Historia.

Serbia fue agredida por la OTAN sin el aval de la ONU. Una flotilla de 1000 aviones bajo mando norteamericano bombardeó durante tres meses la pequeña Serbia que no había atacado a ningún país de los que formaban aquella coalición de canallas y que tuvo que soportar un diluvio de fuego para desposeerlo de su cuna histórica y entregársela a una criminal organización de nacionalistas albaneses y de terroristas islámicos. Entonces Rusia estaba todavía muy debilitada por las consecuencias del cambio de régimen y el caos que reinó en el país durante años. Los norteamericanos se rieron de Putin por quejarse de aquella ignominia. Pero los tiempos han cambiado y nadie se ríe ya ni de Rusia ni de Putin.

En el nombre de la ley del más fuerte, de esa ley de la jungla que tanto aman, los EEUU crearon en el seno de Europa un estado mafioso que aspira a formar parte de la UE. Ni los norteamericanos ni los propios europeos tampoco dicen nada sobre el hecho de que Turquía, miembro de la OTAN, ocupa ilegalmente la mitad de Chipre desde 1974.

Todo lo que puede debilitar Europa es bienvenido para Washington. Los norteamericanos nunca serán nuestros amigos. Pero los líderes europeos se arrastran ante ellos y tragan todo lo que se les presente. Son unos peones serviles y ruines siempre atentos a la voz de su amo.

El golpe de Putin en el Donbass no es más que la legítima respuesta a las agresiones de Kiev, instigadas por el bloque occidental con los EEUU como directores de esta siniestra operación que busca perjudicar a Rusia y que ha mantenido durante años una ofensiva permanente contra la población rusófona que quiere la autonomía. Kiev nunca ha respetado los Acuerdos de Minsk y ha hecho todo lo posible para provocar a Rusia, confiado en el respaldo del Tío Sam. Pero el Tío Sam es hoy día ese vejestorio ridículo que se duerme en las conferencias y está afectado de un principio de demencia senil.

La entrada de tropas rusas en el Donbass no es más que legítima defensa además de una misión de protección de la población civil perpetuamente amenazada y atacada y de restablecimiento de la paz en la zona.

Está la propaganda occidental, arrogante, cínica e hipócrita, y después está la realidad expresada por Putin: “Rusia tiene el derecho de tomar todas las decisiones oportunas para garantizar su seguridad. El gobierno de Kiev no quiere aplicar los Acuerdos de Minsk y no busca ninguna solución pacífica. Quieren repetir una ofensiva militar como en 2014. Disparan contra la población civil. ¿Qué hace el supuesto “mundo civilizado”? Los occidentales cierran los ojos sobe el genocidio en marcha de 4 millones de personas, únicamente porque estas no han aceptado el resultado del golpe de estado en Ucrania de 2014. El régimen de Kiev ha nacido de un golpe de estado. Ese movimiento se dirige desde entonces hacia un nacionalismo agresivo. No hay otra solución más que reconocer la independencia de las repúblicas de Donestsk y de Lugansk”.

A esto han conducido 30 años de política antirrusa: al despiece de Ucrania y al regreso de la Guerra Fría. Lo primero le importa menos que nada a los EEUU y lo segundo era lo que vienen buscando desde el derrumbe de la URSS. Eso es la OTAN, una alianza supuestamente defensiva que no ha dejado de provocar a Rusia en lugar de buscar acercarla a Europa desde 1990 y construir juntos algo beneficioso para todos. En lugar de eso se han dedicado a intentar saquearla y ponerla de rodillas y tratar a como un territorio a conquistar y desmembrar. Los europeos serviles lacayos de Washington son el pato de la boda de las fiestas que organizan los norteamericanos. Lo van a comprobar una vez más.​ ¡Lo vamos a ver pronto con la factura del gas que los EEUU nos van a vender!​ ¡A disfrutar!

En cuanto a las sanciones contra Rusia, los rusos se ríen muy mucho de esas gilipolleces de occidentales degenerados y estúpidos. Rusia tiene recursos suficientes, aliados, amigos y socios en el mundo como para comerciar e intercambiar sin tener que recurrir a los occidentales. Si Occidente ​s​e hundiera mañana en el océano, Rusia ni se enteraría.

A​sistimos a un desastre para la UE. En 1990 se presentó una oportunidad histórica de edificar una Europa pacífica, próspera y poderosa. Eso se ha echado a perder. La ineptitud de los líderes europeos, a las órdenes de Washington lo ha arruinado todo.

Pero los norteamericanos se alegran de ello. Con una Europa debilitada y militarmente dependiente de la OTAN, los EEUU pueden dedicarse a de contener China. O por lo menos intentarlo… ¡Que no les pase nada!
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