¿Dónde están las líneas rojas de Vox?
“No tenemos líneas rojas”. Este es el mensaje que ha lanzado Vox en plena negociación con el PP la formación de un gobierno en coalición en Castilla y León.
Un mensaje muy preocupante, y del que avisamos durante toda la campaña electoral: sin compromisos por escrito, Vox podría comenzar a ceder en cuestiones de calado ideológico. Las palabras, los programas, los discursos en los mítines se los lleva el viento.
Ahora, para Vox no existen líneas rojas. Ni siquiera la derogación de las leyes de Violencia de Género y la de Memoria Histórica que son las que más incomodan al PP. ¿Pactarán una ley LGTBI regional con Mañueco? No podemos fiarnos ya.
Santiago Abascal y García-Gallardo abren la puerta a la vicepresidencia de la Junta de Castilla y León a cambio de no tener líneas rojas y ceder en los aspectos ideológicos. ¿No te recuerda a cuando Ayuso y Monasterio pactaron los presupuestos de Madrid sin tocar ni una sola ley ideológica progre?
El PP es ahora mismo un partido débil, sin líder, muy tocado por el escándalo y castigado en las encuestas. Es la hora de apretar a Mañueco.
Es una oportunidad única para los de Santiago Abascal. Pueden mostrarse fuertes y reivindicar lo que hasta ahora nunca nadie ha conseguido: derogar las leyes intocables de la izquierda y dar carpetazo al proyecto de ley LGTBI.
Pero no pueden flaquear con mensajes como que “no tienen líneas rojas”.
Porque si ahora que pueden no tocan ahora esas leyes (o tan solo las maquillan un poco), ya nunca lograremos devolver la presunción de inocencia a los hombres, evitar que los chiringuitos de género roben a manos abiertas, la izquierda adoctrine en las aulas en ideologías tóxicas o acabar con ese discurso revanchista sobre la Guerra Civil que impuso Zapatero por ley. ¡Hay que actuar ya!
Se avecinan unas semanas clave. El 10 de marzo deben constituirse las Cortes de Castilla y León y se iniciará el proceso para elegir presidente. Es ahora o nunca.
Si Vox flaquea, entonces habrán renunciado a sus propias promesas electorales en las que aseguraban que la derogación de estas leyes era un punto innegociable de su programa.
Y se confirmarán las dudas que manifestamos sobre las intenciones de Vox durante la campaña electoral. El que no quisieran comprometerse con el cuestionario de HazteOir.org era un mal síntoma. Un síntoma de no querer tener ataduras, un síntoma de que podrían recular como hicieron en Madrid. Avisamos de lo que podría pasar… y ahora estamos en ese punto.
Este es el momento de mandar un mensaje contundente: si Vox deja claro que su precio para apoyar al PP es la derogación de las leyes progresistas, España empezará, por fin, a retomar la senda de la defensa de la familia, la vida y la libertad.
Lo que hagan ahora puede marcar el resto de elecciones que tienen que venir en los próximos meses: el camino del fin del yugo ideológico de la izquierda, o más pasteleo progresista.