Refugiados ucranianos, una gran oportunidad para España
AD.- El drama humanitario que las élites mundialistas pueden provocar en Ucrania exigiría una respuesta solidaria y coordinada de España en favor de las víctimas inocentes del conflicto: la población ucraniana. Ante el previsible flujo migratorio que se derivará tras el conflicto de Ucrania, es un deber moral apoyar la llegada de refugiados ucranianos a nuestro país y rechazar la imposición de límites a la solidaridad. España debe mantener las fronteras abiertas a cualquier europeo de origen que necesite ayuda humanitaria, independientemente de la responsabilidad de sus gobernantes. Los ucranianos no deben ser una excepción.
Es necesario que, como le ha pedido la Comunidad de Madrid, el Gobierno coordine a comunidades autónomas (CCAA) y ayuntamientos en la tarea de acoger a los ucranianos que busquen refugio en España.
“El asilo y refugio es una competencia del Gobierno de la Nación. El Gobierno tiene que coordinar a las comunidades autónomas y ayuntamientos para que prestemos esa atención a refugiados, que ya hemos hecho en otras ocasiones cuando hemos tenido una situación parecida. Estamos a disposición del Gobierno de la Nación para colaborar con las personas que vengan de Ucrania”, ha manifestado la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.
La población ucraniana que reside en España es una comunidad pacífica, laboriosa y ejemplar. El número de ucranianos que delinquen en nuestro país es prácticamente nulo. Se trata además de una comunidad vertebrada en torno a valores hermanados con los nuestros, y que está muy bien considerada por el conjunto de la población española con la que convive a diario.
Sin pretenderlo, la llegada de refugiados procedentes de la Europa del este puede ser una gran oportunidad para España de cara a revertir su actual invierno demográfico. La evolución demográfica de España resulta cada vez más preocupante, con un grave problema de falta de nacimientos y envejecimiento social.
Los nacimientos han descendido a “niveles no vistos desde hace varios siglos”, según ha alertado el Observatorio Demográfico CEU, adscrito a la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo.
Según precisa, la tasa de natalidad “insuficiente y a la baja” aboca a “una sociedad muy envejecida, con pérdida continua de población española”.
El Observatorio, liderado por el político, economista y demógrafo Joaquín Leguina Herrán, en coordinación con el ingeniero, consultor y analista demográfico Alejandro Macarrón Larumbe, considera preocupantes datos como que el índice sintético de fecundidad se sitúe por debajo de 1,20 hijos por mujer, “más de un 40% inferior al nivel de reemplazo”.
Por si fuera poco, todas las previsiones apuntan a una disminución del número medio de personas por hogar. Así, un 30% de los menores de 25 años en España viven sin ningún hermano, y solo el 20% de los menores de 25 años conviven con dos hermanos o más.
Las poblaciones del este europeo pueden revertir este caos demográfico. Si la vieja artrítica y achacosa necesita nueva savia, que sea joven y de mejor calidad. Si las élites han hecho inevitable el cambio demográfico en España, que al menos ese cambio no sea ajeno a nuestra identidad colectiva, lo que despejaría el negro horizonte que actualmente oteamos.
Se ofrece a España la oportunidad de propiciar un gran cambio cultural pro-natalidad y pro-familia de los valores sociales mayoritarios en las poblaciones eslavas de obediencia cristiana.
Si la gran mayoría de los españoles no quieren tener más hijos, formar familias estables para concebirlos y criarlos, entonces pongamos nuestro futuro demográfico en manos de poblaciones que fortalezcan y embellezcan nuestro acervo genético.
Ante las grandes dificultades que atraviesa el modelo de vida occidental, la claudicación de sus líderes ante los que promueven el cambio demográfico, la aceptación oficial del relativismo cultural y antropológico, así como la conversión de la mundialización en dogma de fe, los refugiados eslavos nos ofrecen la oportunidad de corregir nuestro actual decrecimiento vegetativo y sin que renunciemos a los valores derivados de nuestra herencia biológica de siglos.
Refugiados ucranianos, ¡bienvenidos!
De acuerdo al 100 por 100 con el artículo. Son bienvenidos y se les debería recibir ayudándolos en todo lo posible .
por lo menos pasan por europeos! que gran idea se me ocurre! por cada refugiado ucraniano que entre,hay que botar un refugiado que no sea europeo! aqui uso europeo como eufenismo ,quiero decir otra cosa pero………! ,de todas formas,es una gran oportunidad
Apoyaremos los que vengan como hemos hecho siempre. España a pesar del mundialismo de sus nefastos dirigentes actuales, historicamente es una nacion de bien
A España pueden venir 40 0 50 millones de personas que nos fortalezcan la raza y España es un país maravilloso bien venidos todos, aquí teneís una tierra que os recibirá con los brazos abiertos a ayudarlos con todo que donde comen dos comen 4 viva España, además sois personas que sabeís cultivar muy bien la tierra y aquí hay tierra de sobra para todos, la mitad está despoblada, gracias.
La Rusia de Putin no desea dañar a sus primos ucranianos, la culpa la tuvieron los anti rusos (sumando Ongs Soros) incrustados en Kiev, que deseaban que el pulpo sionista globalista OTAN se instalara en Ucrania, amenazando sus fronteras y territorio, Putin solo hizo una maniobra defensiva de la integridad Rusa. La OTAN, UE, OMS, ONU, Medios y entretencion, son enemigos de la verdadera civilizacion occidental y ellos solo defiende la pudredumbre actual de occidente..
Muchas felicidades al equipo de alerta digital, por haber publicado este gran articulo.
De acuerdo.
Buen artículo, estoy 100% de acuerdo. En cuanto al conflicto en sí, no tengo una opinión formada, aunque intuyo que el silencio de Irán, tradicional aliado ruso, y que ahora se está poniendo de perfil, es muy revelador de que a Putin se le ha ido de las manos la invasión.
En España les enseñaran ideologia de genero, feminismo, odio a sus raices europeas, quizas tendran un futuro novio afro patera, se haran globalistas progres, abortistas.. Recuerden que Soros tiene a Sanchez y sus secuaces en su bolsillo.
Y son como nosotros… europeos, cristianos y de raza blanca.
Totalmente a favor de acoger refugiados EUROPEOS. Los ucranianos serán bienvenidos. La población civil tanto rusa como ucraniana no tiene la culpa de los interses políticos y geopolíticos. Putin no es un santo, pero no es malo de la película. Que no te confundan. La mano negra de los globalistas capitaneados por Estados Unidos empezaron todo esto. Informaros en medios independientes y alternativos. Repito, los refugiados de origen europeo siempre serán bienvenidos. Sanchez, no queremos menas y panchitos mestizos que no saben ni sumar pero si saben dilinquir. Ucranianos sois bienvenidos.
De acuerdo en la acogida a los refugiados ucranianos, pero no en lo que se refiere a Putin.
Putin sí es el malo de la “película”. Es el malo ahora invadiendo Ucrania y cuando aplasta las revueltas contra la dictadura en Bielorrusia o Kazajistán. Es el malo cuando mata o encarcela a la oposición rusa. Es el malo cuando quiso que Yanukovich hiciese de Ucrania un país satélite con un gobierno títere. Es el malo cuando invadió Crimea. Es el malo cuando amenaza a Suecia y Finlandia. Es el malo cuando amenaza con desatar el infierno nuclear.
Los del otro lado del Atlántico también son bien venidos, dado que también son sangre de nuestra sangre, no hay que discriminar a nadie y meter a politíca en medio de este fregado, el pueblo Ruso no tiene la culpa de que un mal parido, sea su presidente, pero el pueblo Ruso dará buena cuenta de él.
ADMINISTRADOR: Usted no ha entendido nada del artículo, merluzo.
AL ADMINISTRADOR: Insultar es fácil por internet. En vez de insultar, explique.
ADMINISTRADOR: Es que ese señor no ha entendido nada y no debo explicar nada porque está todo muy bien explicado en el artículo. Y con todo el respeto a su persona, pero no nos hagamos los ofendiditos. Merluzo es una expresión que nuestros maestros utilizaban a menudo cuando nos equivocábamos en cosas que resultaban simples, y no creo que aquello nos traumatizara demasiado.