Kíyiv
Uno de los mensajes enviados a Europa por Ucrania de forma insistente es que cambiemos la forma de llamar a la capital de ese país. En vez de referirnos a “Kiev” como tal, o “Kíev” –que es como se denomina en ruso-, nos invitan a pronunciarlo en ucraniano, “Kíyiv” –en voz fonética española-, parece justo hacerlo así a partir de hoy. Lo cierto es que la invasión no tiene fin y ya estos días le ha tocado a Kíyiv, dónde barrios residenciales de trabajadores reciben el ataque ruso con graves daños de todo tipo. El anuncio una y otra vez de “altos el fuego” para establecer corredores humanitarios –con distinta suerte- no mueve a la esperanza, sino al aviso de la continuidad de los planes de Putin.
Vladimir Putin es un personaje cuyo nombre altera su calificación en la historia a un modo mucho más fuerte, altisonante y netamente rechazable de lo que todo parecía indicar, ya se habla de la necesidad de hacerle comparecer ante la Corte Penal Internacional. Más allá de repasar su biografía, hoy repetida por doquier, este ex Coronel del KGB heredó la difícil tarea de integrar a Rusia en el acercamiento a Occidente, tras la disolución de la Unión Soviética. Ello, después del presunto y criticado entreguismo de Boris Yeltsin y su nada brillante trayectoria. Putin, más orgulloso y quizá con un concepto de la dignidad más acusado y mucho más susceptible e imprevisible, aparte de su reconocida nostalgia de la Unión Soviética, ha ido encontrando –a su entender- obstáculos e inconvenientes que no ha querido soportar. Hay, y no puede ocultarse, una versión de los antecedentes y los hechos que tiende a confundirse pegajosamente con las exageraciones y las falsedades de la propaganda política bélica que estos días emana del Kremlin. No se trata de profundizar en estas razones, pues los acontecimientos nos superan con creces, nada justifica -ni puede hacerlo- esta escalada de violencia, muerte, éxodo, fuego y destrucción.
Volodimir Zalenski es el otro personaje que irrumpe con impresionante fuerza, rayando en el heroísmo; éste sí, hasta ahora desconocido. Tenido hasta aquí por un político prorruso, se ha encontrado al frente de un país que quiere resistir con admirable valentía y patriotismo frente al destino que ya años se le venía mostrando. Fue entre 2013 y 2014 cuando las revueltas en el Donbass en favor de la rusofonía y mucho más coincidieron con un estallido violento de los nacionalistas ucranianos en la capital –Kíyiv o Kiev-, “el Euromaidán”. En esas zonas del sureste del país, Donetsk y Lugansk, llegó a establecerse un frente de combate, si cabe, agravado tras el arrebato de Crimea. Esta tensión, a pesar de los acuerdos de Minks, I y II, de septiembre de 2014 y febrero de 2015, se ha mantenido con altibajos y crudeza, para algunos, una auténtica e incesante guerra civil con cientos de víctimas, casi siempre bajo control prorruso. En esta zona, Rusia y Ucrania, países vecinos y hermanos, pero soberanos y distintos, han alimentado los enfrentamientos de alguna manera, cada uno por sus propias razones.
Estos días el ejército ruso, con unos 200.000 soldados, ha invadido Ucrania y aumenta su progresión pueblo a pueblo. Tres millones de refugiados ucranianos se contabilizan ya y su número seguirá creciendo. Nada indica que este estado de cosas tenga un fin cercano, aunque hay ya muchas trazas de que el ejército ruso está exhausto, Putin y sus generales probablemente calcularon mal sus fuerzas.
Por encima de causas y errores, hacer la guerra a todo un país llenándolo de víctimas propias y ajenas no puede admitirse nunca. La guerra y la invasión, tarde o temprano, pararán, pero sus consecuencias de toda clase y aún desconocidas –las pérdidas humanas son irreparables- no serán olvidadas nunca y sus responsables tendrán que pagar.
Parece que el autor de este mediocre artículo es ajeno a lo que se dice en Alerta Digital sobre esta guerra. ¿Habrá leído en este mismo portal el artículo sobre el siniestro personajillo títere Zelensky? Es este: https://www.alertadigital.com/2022/03/15/zelensky-el-hombre-que-vendio-ucrania/
Y si quiere molestarse un poco más, aquí tiene este artículo para que se entere quién comenzó la guerra: https://elmanifiesto.com/mundo-y-poder/575674285/Las-razones-y-detalles-de-la-guerra-de-Ucrania.html
El problema para hacerle pagar, es que Putin, no es Noriega de Panama
ni tampoco Rusia es Irak. No siempre, tampoco en España, los delincuentes
pagan por lo que hacen, ni siquiera los judiciales.