Patriotas indomables de nuestros tiempos
No por llevar una existencia anónima, cuando no se condena al destierro político de la ingratitud, dejamos de tener hombres que han sentido el fervor por la autenticidad de lo patriótico y en su inasequibilidad al desaliento, han sacrificado sus puestos de trabajo o su patrimonio, apoyados con el sacrificio de sus familiares en sus anhelos por llevar en alto el pendón del honor nacional, la caballerosidad militar en la legítima defensa de la pureza histórica, del glorioso servicio ineludible al bien común y a la fidelidad a la fe católica, alma madre de todo destino individual y colectivo en el ámbito de las fronteras patrias.
Sin ese bagaje místico en el que se aúnan el amor a Dios, a la familia, al auge del progreso material y espiritual y al futuro de la estirpe, mal se puede comprender a esta clase de héroes en los que se conjugan en el lema del Salmo 113: “Non nobis Domine, non nobis, sed nomine Tuo, da gloriam”. (No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a Tu nombre en la gloria), y que ya lo llevaban los cruzados Templarios escrito en sus brazos, en la lucha por la defensa de los Santos Lugares.
Es el lema fortificante inspirador de sacrificios impagados de tantos nobles actuales, operando en la sombra del esfuerzo cotidiano por mantener el orden, el trabajo, la economía, las ansías de un progreso para sus hijos y la paz fundada en la justicia como soporte ineludible de todo bien honrado.
Tenemos aun en nuestros aciagos tiempos, uno de estos personajes a los que me refiero, viviendo en la paz de su familia, en el silencio del alejamiento mediático, pero con esa conciencia abrillantada por la convicción de los lances bien hechos y meditados a machamartillo, cuando se busca servir y defender a Dios, a la Patria y a la Justicia, lejos de todo interés egoísta, protagonista o vanidoso.
Me refiero al ex Teniente Coronel de la Guardia Civil, mi querido, admirado y documentado don Antonio Tejero Molina, que a finales de este mes abrileño cumple la privilegiada edad de noventa años.
Un abrazo que le da merecidamente la divina Providencia, tras la brillante carrera militar de sus hijos, nietos y un sacerdote admirable y sacrificado.
Con mujer de reciedumbre moral, leonesa, montañesa de Riaño, ha tenido el apoyo incondicional de su “Carmela” Díez Pereira y familia numerosa, aureola de satisfacciones familiares.
Le envié, como cada vez que paso por Madrid, una botella de vino rosado natural, de mi pueblo, para su celebración nonagenaria, envuelta en la botella esta dedicatoria:
“A la gloria del eximio Teniente Coronel don Antonio Tejero Molina, felicitándole en su 90 cumpleaños y agradeciéndole de parte de todos los compatriotas españoles, sus impagables servicios a Dios, a la Patria y a la Justicia, contra las hipocresías y traiciones borbónicas, de los cobardes y Pilatos que inundan nuestra Inmortal España, gloria del catolicismo y tierra de María Santísima.
¡Vivan los héroes españoles de todos los tiempos!
Ningún sacrificio es estéril.
Fdo: Jesús Calvo, Capellán falangista”.
Que el Dios justo y sapientísimo premie a sus leales servidores.
Se trata de ser grandes, no de parecerlo.
*Párroco de Villamuñio, León.
El Borbón organizo un golpe de estado, para que llegaran al pñoder sus “grandes amigos”, los socialistas y comunistas.
(Vid. libro de don Jesús Palacios, y lo verán clñaro y cristalino).
Cuando Tejero recibió la hoja con el nuevo gobierno, vió que le habían utilizado, y tomado el pelo, y se negó a participar en semejante paripé.
En otras palabras, Tejero fue quien detuvo el golpe de estado, no su impulsor y autor intelectual, que fue EL DEMÉRITO.
Las cosas claras, y el chocolate, espeso.
Don Antonio Tejero Molina era y es un hombre de honor.
Todo mi respeto hacía él, y su distinguida famila.
¡Y mi felicitación personal por sus primeros 90 años!
Dios está recompensando, en vida, a don Antonio Tejero, con una larga y frutifera vida, rodeado de una excelente familia, hijos y nietos, un hijo benemérito sacerdote, etc.
DON ANTONIO TEJERO ES UN HOMBRE DE HONOR, y merece ser reconocido como tal por todos los españoles bien nacidos.
¡Larga vida a Tejero!