¿El rey y los militares no dicen nada ante este brutal atentado contra la seguridad nacional?
VB.- La infamia y la bajeza del sanchismo parecen no tener límites. Pedro Sánchez va a permitir el acceso a los secretos del Estado a los herederos de ETA y a los golpistas catalanes, incluyéndolos en la Comisión de Secretos Oficiales.
En el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), habitáculo de los servicios de inteligencia del Estado y donde reside el corazón de la defensa de España, deben estar indignados ante la decisión del gobierno de Sánchez de incluir a golpistas catalanes y aliados de ETA en la Comisión de Secretos Oficiales, la que tiene acceso a los grandes secretos de la nación española.
¿El rey y los militares no dicen nada ante tamaña indecencia y brutal atentado contra la seguridad nacional?
El avance del sanchismo hacia la ignominia y la destrucción de España parece indetenible.
La nueva “fechoría” antiespañola del socialismo, probablemente la peor desde la Guerra Civil, se ha realizado en el Congreso, facilitada por la presidenta, la socialista Merichel Batet. La Comisión de secretos oficiales cambia la reglas sin los apoyos de PP, Vox y Ciudadanos, partidos que se han opuesto a suavizar las reglas para la constitución de la Comisión de secretos oficiales del Congreso, toda vez que el PSOE, Unidas Podemos, los partidos independentistas y los socios de investidura del Gobierno han apoyado rebajar la mayoría de tres quintos que obligaba a su creación.
Antes, para convocar esa comisión, se requería el acuerdo de dos tercios de los diputados, pero los sanchistas lo han rebajado y ahora basta con una simple mayoría, lo que permite convocarla y que ingresen en la comisión los enemigos de España.
De ese modo, cambiando las reglas del juego, el PSOE sanchista permite que los enemigos de España penetren en el santuario del Estado, donde se conocen y debaten los grandes secretos y operaciones de defensa e inteligencia cuyo objetivo es cuidar la Seguridad Nacional. Esa violación de los espacios más sagrados del Estado permitiendo que en ellos penetren partidos políticos que pugnan por destruir España, país al que odian, es un paso más del sanchismo en su locura antidemocrática, sin otro motivo que mantenerse en el poder.
Los nacionalistas catalanes y vascos habían puesto en peligro la mayoría que apoya al gobierno, indignados porque algunos de sus dirigentes fueron espiados por los servicios secretos españoles, algo lógico si se tiene en cuenta el pasado golpista de esa gente, que nunca se ha arrepentido de sus fechorías y que, según sus propias declaraciones, estaban dispuestos a repetir el atentado contra la Constitución y la nación.
Nada más lógico y natural que los servicios de inteligencia españoles los vigilen de cerca para conocer sus movimientos y prevenir sus ataques a España.
Pero el sanchismo siempre lo sacrifica todo, incluso la esencia del Estado y el corazón del sistema, con tal de mantenerse en el poder.
Es difícil encontrar una bajeza semejante en la Historia de España, desde las matanzas de ciudadanos en la Guerra Civil.
Se ha abierto una nueva brecha en la seguridad del estado español, que provocará una nueva reacción internacional de rechazo a España, país del que ya no se fían sus aliados, que le han cerrado el grifo de la información sensible y ha dejado de ser convocado en los grandes foros donde se discuten los destinos del mundo por haber incluido a comunistas amigos de Putin en el Consejo de Gobierno.
Si los aliados antes no se fiaban de España al tener a comunistas en el gobierno, ahora se fiarán todavía menos por haber abierto las puertas de la seguridad nacional y los secretos de Estado a amigos del terrorismo y a golpistas catalanes cargados de odio.