Los juguetes tóxicos “made in China” encienden la alarma en Occidente
“Amber Donnals estaba sentada en su porche cuando escuchó una explosión, seguida de gritos. Se giró para ver a su hijo, Bryan, de 6 años, corriendo hacia ella, con la ropa en llamas y fuego saliendo de la parte trasera de la casa rodante de los Donnals. El niño estaba conduciendo su vehículo todo terreno fabricado en China… cuando de repente aceleró y se salió de control… El vehículo rojo de cuatro ruedas apenas esquivó un tanque de propano antes de estrellarse contra el remolque y prenderse fuego”.
Posiblemente esta sea la historia más adecuada para iniciar un nuevo capítulo sobre los productos chinos que Peter W. Navarro y Greg Autry podrían elegir para su libro “Death By China: Confronting The Dragon–A Global Call To Action”. El tercer capítulo, titulado “Muerte por chatarra china: matando a nuestros bebés en sus cunas”, ofrece suficientes y lamentables historias como alertar a los padres duden sobre lo peligros que pueden resultar los jueguetes, muebles chinos y demás productos.
Según Reuters , en 2007, Mattel Inc. tuvo que retirar del mercado 1,5 millones de juguetes fabricados en China en todo el mundo debido a las cantidades excesivas de plomo que contenía su pintura. La pintura con plomo, que se ha asociado con problemas de salud en los niños, incluido el daño cerebral, se ha utilizado de manera irresponsable para los juguetes Fisher-Price de Mattel, que van desde personajes preescolares populares como Elmo y Big Bird hasta docenas de otros artículos.
Si alguien cuestiona que los casos anteriores son “historias del pasado”, las noticias recientes sobre cientos de juguetes tóxicos y los peligrosos andadores para bebés made in China, incautados en el puerto marítimo de Houston en 2021 nos alertan de que la amenaza nunca ha desaparecido.
Productos “Made in China” en todo el mundo
Según un informe de 2017 de la Comisión de Revisión de Seguridad Económica de EE. UU. y China (USCC), las exportaciones de consumo chino a los Estados Unidos continúan presentando riesgos para la seguridad de los productos. Como el mayor proveedor extranjero de bienes de consumo para Estados Unidos, China representa una cantidad desproporcionada de retiros de productos estadounidenses. En 2014, los productos chinos representaron el 23 % de todos los productos en los Estados Unidos bajo la jurisdicción de la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor (CPSC) de EE. UU., pero representaron el 51 % de todos los retiros de seguridad de productos publicados por la CPSC. Desde 2012, la mayoría de todos los retiros de seguridad publicados por la CPSC han sido productos chinos.
Del mismo modo, los productos chinos encabezan la lista de mercancías peligrosas que se encuentran en toda la Unión Europea, informa Deutsche Welle ( DW ), la emisora internacional de Alemania. En 2013, el Comisionado de Política del Consumidor de la UE, Neven Mimica, señaló que dos tercios de los productos notificados se originaron en China, con una tasa superior al 58% del año anterior.
Cabe señalar que la cifra de productos chinos inseguros identificados es posiblemente mucho menor que la cantidad real de artículos peligrosos que cruzan con éxito las fronteras estadounidenses o europeas. Debido a la capacidad limitada de las agencias de seguridad estadounidenses y los considerables recursos y la mala ética de los fabricantes chinos, es casi imposible identificar y prevenir todas las importaciones defectuosas o responsabilizar a los exportadores en todos los casos.
Por ejemplo, en 2015, 4,5 millones de hoverboards chinos ingresaron a los Estados Unidos antes de que se pudieran establecer estándares de seguridad para estos productos. Muchos de estos hoverboards se incendiaron y causaron daños a la propiedad por valor de millones de dólares, dice la USCC. Además, Taishan Gypsum, una empresa china asociada con paneles de yeso contaminados vendidos en los Estados Unidos, evadió la participación en los procedimientos judiciales en su contra hasta que un juez estadounidense le impidió realizar negocios en los Estados Unidos.
Particularmente en lo que respecta a los juguetes, en noviembre de 2019, la Oficina Ambiental Europea ( EEB ) reveló que los funcionarios gubernamentales se enfrentan a un “aluvión” de juguetes chinos peligrosamente contaminados. Se bloqueó la venta de decenas de millones de unidades después de que las pruebas expusieran niveles ilegales de sustancias químicas tóxicas. El 88% (219 de 248 modelos) procedían de China. Los productos contaminados incluyeron máscaras de Halloween encontradas en Alemania, que sorprendentemente contenían hasta un 43 % de ftalato por peso; juegos de plástico encontrados en Polonia; juegos didácticos de laboratorios encontrados en Francia y más.
Estos juguetes tóxicos podrían amenazar la salud de los niños a través de trastornos reproductivos, pubertad retrasada y numerosos trastornos del comportamiento. La Agencia Europea de Sustancias Químicas concluyó que la situación no está suficientemente controlada.
“Los juguetes tóxicos son claramente un problema importante para los funcionarios. Los números son espantosos; esto es una avalancha. Donde los inspectores obtienen los recursos que necesitan, hacen un gran trabajo. Pero nos preguntamos cuántos pasan desapercibidos”, dijo Tatiana Santos, gerente de política química de EEB.
Los triciclos tóxicos
En su libro, como se mencionó anteriormente, Peter W. Navarro y Greg Autry muestran un ejemplo del dilema que enfrentan las empresas estadounidenses cuando hacen negocios con fabricantes chinos.
Esta llamada “Historia del triciclo” comienza después de los sustos sobre la calidad de los productos chinos de 2007 cuando un proveedor de un importante distrito escolar urbano decidió examinar sus productos fabricados en China. De hecho, estas pruebas revelaron que los triciclos eran tóxicos porque estaban recubiertos con pintura en polvo que contenía un alto nivel de plomo.
“Según un gerente de compras de la compañía en ese momento, la compañía emitió la orden de “detener el envío” de todos los productos para evitar que se vendiera a más clientes. Luego, la compañía envió su inventario restante a un proveedor local para que quitara el recubrimiento en polvo de cada bicicleta y reacabara los triciclos. Ese fue un comportamiento corporativo ejemplar”, afirma el libro.
Lo que no fue ejemplar fue el “pecado de omisión” que cometió la compañía al no informar al distrito escolar sobre los triciclos que ya habían sido enviados. Ninguna de estas bicicletas fue retirada del mercado.
“De hecho, un retiro habría sido devastadoramente costoso para el proveedor y perjudicial para la relación a largo plazo con el cliente. Lo que ilustra esta historia, como tantas otras, es que cuando una empresa estadounidense de renombre hace negocios con un fabricante chino para ahorrar dinero, a menudo se verá catapultada a una posición comprometedora. Al menos según esta historia, no debería contar con que las empresas estadounidenses siempre ‘hagan lo correcto’”, concluyó el autor.
Condiciones de trabajo de “tóxicas” en las fábricas chinas
Comprar productos chinos baratos es perjudicial para nuestros niños pequeños si contienen elementos tóxicos y es una pesadilla para los trabajadores chinos que tienen que trabajar en pésimas condiciones.
Una investigación del 2018 de la CNBC reveló que las fábricas de juguetes chinas que producían juguetes para Hasbro, Disney y Mattel tenían condiciones de trabajo de “tóxicas” en el período previo a la Navidad.
El informe, titulado “Una pesadilla para los trabajadores”, revela los hallazgos de los grupos de campaña China Labor Watch, ActionAid, CiR y Solidar Suisse, quienes enviaron investigadores encubiertos a cuatro fábricas que suministraban juguetes vendidos en Walmart, Costco, Target y otros minoristas internacionales. .
Los investigadores encontraron que los empleados estaban trabajando hasta 175 horas extra por mes en la temporada alta, a pesar de que la ley laboral china restringe las horas extra mensuales a 36 horas.
Los trabajadores tampoco recibían la capacitación de seguridad de 24 horas legalmente requerida antes de comenzar a trabajar, lo que los dejaba sin saber cómo protegerse de los productos químicos tóxicos, dice CNBC. Además, carecían del equipo de seguridad necesario para evitar el contacto con esos químicos.
Según Solidar Suisse, los trabajadores generalmente manejaban químicos como el benceno, asociado con envenenamiento y leucemia (Un grupo de cánceres de la sangre que generalmente comienza en la médula ósea y resulta en un alto número de células sanguíneas anormales).
Además, los trabajadores también se vieron obligados a firmar contratos de trabajo en blanco y se les proporcionaron viviendas deficientes, que a menudo albergaban a ocho personas en una habitación con instalaciones sucias y sin agua caliente.
Campos de trabajos forzados
Esta historia es alarmante pero mucho menos desgarradora que las horribles condiciones en los campos de trabajos forzados administrados por el Partido Comunista Chino (PCCh).
El año pasado, debido al trabajo forzoso del PCCh contra los uigures en la provincia de Xinjiang, varias marcas importantes, incluidas H&M, Nike, Adidas y Burberry, expresaron su preocupación por el algodón producido en la región. Este incidente es nuevo, pero el trabajo esclavo en China y las tácticas utilizadas por el PCCh para ocultarlo existen desde hace al menos dos décadas.
Según Minghui.Org, antes del colapso del sistema de campos de trabajo forzado en China en 2013, había más de 300 campos de trabajo esclavo en el país comunista. Más del 95% de las personas detenidas en los campos de trabajo eran practicantes de Falun Gong, una disciplina espiritula de la Escuela Buda severamente perseguida por el régimen chino. Más de 100.000 practicantes están recluidos en unas 700 prisiones en China.
“Casi todos los practicantes detenidos en estas instalaciones fueron obligados a realizar trabajo esclavo. Los productos incluyen todo tipo de artículos de uso diario, como palillos de dientes, palillos, hisopos de algodón médicos, bolsas de comida, fundas para teléfonos móviles, balones de fútbol, álbumes de sellos, dulces, pasteles de luna, alfombrillas de coche, abrigos de invierno, bordados, bolsos de cuero, adornos y artesanías.
“Según los informes de Minghui, los practicantes de Falun Gong detenidos, de 16 a 70 años, fueron obligados a trabajar entre 12 y 19 horas al día. Cuando no pudieron terminar sus tareas a tiempo, tuvieron que trabajar horas extras para ponerse al día.
“Liu Youqiing, una practicante de unos 50 años, fue obligada a trabajar en la prisión de mujeres de Wuhan. La obligaron a sentarse en un pequeño taburete deshilachando telas desde la mañana hasta la noche. La carga de trabajo era pesada y no podía terminar ni siquiera para la medianoche. Como castigo, los guardias la obligaron a pararse a unos tres pasos de una pared y apoyarse contra la pared apoyada solo por su cabeza como tortura. Deshizo telas así durante 18 días, y los guardias no la dejaron dormir en la cama ni un solo día”.
“Muchos productos alimenticios se elaboraban con mano de obra esclava. Cuando una practicante detenida en el campo de trabajos forzados para mujeres de Yunnan se negó a procesar galletas, los guardias preguntaron por qué. Dijo que los alimentos producidos no cumplían ni siquiera con los requisitos sanitarios más básicos. “Mira los sacos de harina que están apilados en el suelo con máquinas llenas de polvo. Los baños tienen heces y orina por todas partes, y apenas se podía entrar. Después de usar el baño, no hay toallas para secarse las manos”, dijo, “si no queremos comernos estas galletas, ¿por qué queremos engañar a otros? Soy un practicante de Falun Gong que sigue los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. No puedo hacer eso.”
“Es bien sabido que las prisiones chinas producen bienes para la exportación. Apenas tiene un costo y la mano de obra es gratuita. Ha habido informes de que las toallas utilizadas para la limpieza en las funerarias fueron transportadas a las prisiones para producir guantes”.
Estas historias desgarradoras se han vuelto reales para el mundo después del incidente de Julie Keith, una mujer estadounidense que descubrió una carta que pedía ayuda, en sus decoraciones de Halloween. Sun Yi, el hombre que escribió la carta, se vio obligado a fabricar lápidas de poliestireno en el campo de trabajo de Masanjia. “Como muchos otros, lo obligaron a pararse con las muñecas esposadas a una litera en un esfuerzo por hacerlo retractarse de sus creencias en Falun Gong. La tortura era peor si se quedaba dormido, sus piernas cedían y las esposas lo cortaban como cuchillos”, informó BBC .
La causa del mal
Al enterarse de las terribles condiciones que soportan muchos trabajadores que fabrican productos de exportación chinos, no es difícil imaginar por qué algunos empleadores-exportadores e incluso gobernantes chinos no dudan en envenenar a los niños estadounidenses, europeos y de otros países con juguetes tóxicos. Como no se preocupan por su gente, ¿cómo podrían preocuparse por los extranjeros?
Los productos tóxicos, incluidos los juguetes peligrosos y los alimentos venenosos , se han vuelto frecuentes en China. Usando las palabras de los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista , este fenómeno “tiene mucho que ver con la búsqueda decidida de ganancias materiales que surge tras la destrucción de la cultura y la consiguiente degeneración de la moralidad humana”.
“La cultura tradicional respeta la vida, exigiendo el máximo cuidado en el manejo de todo lo que involucre la vida humana. Por lo tanto, el PCCh insta a que la revuelta sea justificable y que la lucha contra los seres humanos esté llena de alegría. Sin embargo, en nombre de la “revolución”, el Partido podría asesinar y matar de hambre a decenas de millones de personas. Esto ha llevado a la gente a devaluar la vida, lo que fomenta la proliferación de productos falsos y venenosos en el mercado”.
Cuando los estándares morales más básicos también desaparecen, es difícil creer en las palabras de los funcionarios comunistas de China, como el ex ministro de Comercio Bo Xilai, cuando Mattel Inc. retiró 1,5 millones de juguetes chinos tóxicos (2007). Según Reuters, Bo Xilai afirmó: “Más del 99% de los productos de exportación de China son buenos y seguros”. Y la autoridad china en ese momento luchó contra la preocupación de los consumidores prometiendo estrictos controles de calidad y culpando a los medios extranjeros por informes “alarmistas” que podrían avivar una reacción proteccionista.
Cabe señalar que Bo Xilai fue posteriormente condenado a cadena perpetua. El tribunal anunció que Bo era culpable de aceptar sobornos por una suma de 20 millones de yuanes (3,2 millones de dólares), malversar 5 millones de yuanes (816.000 dólares) y abusar de su poder en el caso del asesinato del empresario británico Neil Heywood.
Además, según el Tribunal de China , el 11 de noviembre de 2009, Bo Xilai fue acusado en España de genocidio y tortura a los practicantes de Falun Gong a tarves del principio de jurisdicción universal. Por lo tanto, es difícil creer que este hombre podría haber sido confiable y cuidadoso con los niños extranjeros.
En conclusión, en general, los juguetes tóxicos chinos en particular y los productos de baja calidad traen problemas relacionados con la salud y la seguridad a los consumidores. Un beneficio económico puede impulsar a las empresas occidentales a buscar fabricantes chinos de bajo costo. Aún así, a la larga, las pérdidas son inconmensurables en términos de empleos, tecnología, ética e incluso vidas humanas.