China se mofa de Biden y aseida a Taiwán con aviones y semiconductores
OR.- Un grupo de 30 aviones de guerra chinos incursionaron recientemente en la zona de defensa (ADIZ) de Taiwán. Técnicamente, no se considera espacio taiwanés, pero sí representa un área reconocida por fuera de su territorio, lo que significa para su gobierno una nueva escalada de tensiones frente un régimen que anhela controlarlo.
El hecho ocurrió luego de las confusas declaraciones del presidente estadounidense Joe Biden sobre la posición de su país respecto a Taipéi. Fue durante su gira por Asia cuando aseguró que estaba dispuesto a ejecutar una intervención militar si Xi Jinping decidía invadir. Echó por tierra su posición de «ambigüedad estratégica» y su equipo de prensa tuvo que salir al paso para restar importancia a sus palabras. Sin embargo, el régimen chino no las desestimó y días después ordenó lo que se considera la segunda mayor incursión de este año en la zona aérea de defensa de Taiwán. La primera fue el pasado 23 de enero con 39 aviones de guerra.
Como resultado, la isla ha informado 465 incursiones en lo que va de 2022. Es un aumento de 50 % comparado con el mismo período de 2021, reportó AFP. Ante la inminente amenaza, y para evitar convertirse en una segunda Ucrania, la presidente Tsai Ing-wen anunció que planea la «cooperación» con la Guardia Nacional de EE. UU.
China observa los pasos de EEUU
Tsai Ing-wen tampoco considera aceptar la oferta de Pekín de «un país, dos sistemas». Lo mismo que hace con Hong Kong convirtiéndolo en blanco de numerosos actos represivos con la promulgación de una Ley de Seguridad Nacional que terminó encerrando en las cárceles a más de 100 disidentes el año pasado.
Para evitar ese futuro, la nación insular viene fortaleciendo sus relaciones diplomáticas y este 31 de mayo la mandataria aseveró que «el Departamento de Defensa de EE. UU. ahora está planificando de manera proactiva la cooperación entre la Guardia Nacional de EE. UU. y las fuerzas de defensa de Taiwán”. Se desconocen los detalles, pero hizo el anuncio a propósito de la visita de la senadora estadounidense Tammy Duckworth.
«Esperamos una cooperación más estrecha y profunda entre Taiwán y Estados Unidos en asuntos de seguridad regional», añadió. Por su parte, la senadora estadounidense llevó en su viaje al director del Programa de Asociación Estatal de la Guardia Nacional de EE. UU., iniciativa que de acuerdo a Reuters, «empareja unidades de la Guardia Nacional de EE. UU. con otros países para ayudar con la capacitación y la interoperabilidad».
El régimen comunista chino rechazó los anuncios y luego de incursionar en el espacio aéreo de Taiwán dijo que «continuará tomando medidas enérgicas para salvaguardar resueltamente la soberanía nacional y la integridad territorial» ¿Se avizora entonces una excusa para invadir?
Disputa por los semicondutores
Hay otro tema no menos importante que la independencia taiwanesa. Y es que la isla aloja a Taiwán Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) el mayor fabricante de chips del mundo. Piezas indispensables para teléfonos, vehículos, computadoras y la industria de la aviación. Es tan importante este mercado que representa el 15 % de su PIB con un valor de unos 147.000 millones de dólares. También significa el 40 % de todas sus exportaciones.
EE. UU. es uno de sus clientes más importantes, al igual que China. En este punto en común es donde se entiende por qué ambos países quieren evitar que el otro predomine sobre Taiwán. TrendForce, empresa dedicada al suministro de inteligencia de mercado identificó el año pasado que TSMC ocupa el 54 % del mercado mundial, seguido por Samsung, en Corea del Sur con 17 %.
El rubro se convirtió en la “montaña mágica que protege a la nación”, según The Economist. Sin embargo, el artículo cita cierto temor de las autoridades de la isla por incentivos que China ha estado ofreciendo a sus ingenieros y otros expertos para que se vayan a trabajar al país dominado por Xi. Así que el mercado de chips taiwanés es poderoso, pero también libra una lucha importante por su autonomía.
Es decir, si bien la disputa no ha detonado en un enfrentamiento bélico directo, sí se está librando por varios flancos. No solo en la zona aérea de defensa de Taiwán.