Sábado del orgullo gay, jornada veraniega, toda Málaga en la calle. Tantos ingredientes festivos no fueron suficientes para que el acto en La Carihuela (Torremolinos) del secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, fuera un monumental fracaso en lo que se refiere al número de asistentes. Un centenar de personas y ello con cierta generosidad. Como habrá sido el fracaso que no se han atrevido a sacar una instantánea general y han reducido la foto oficial a una imagen de Ortega Smith frente a un grupito escuchando sus historietas.

No le busquen tres pies al gato. Esto es lo que da de sí Vox Málaga. Lo de Antonio Sevilla colocando en redes la foto del arranque de la campaña en Sevilla como si se hubiera celebrado en Málaga, no cuela. Y como no cuela, es lógico que la gente esté cada día más harta de que se les quiera tomar el pelo. Y es por eso que la mayoría de los que votaron a Vox en las autonómicas de 2019, hoy tengan decidido su voto a Juanma Moreno.

El mitin en familia había sido convocado para las ocho y media. Ortega Smith llegó quince minutos más tarde. Hizo su entrada flanqueado por el cabeza de lista de Vox por Málaga, Antonio Sevilla, y la diputada en el Congreso de los Diputados, Patricia Rueda, los dos principales responsables de que Vox Málaga sea hoy un partido roto; tan roto que a día de hoy solo tiene gente para cubrir el 5 por ciento de los colegios electorales.

Como ya es imperio en Vox, Ortega Smith empleó frases estridentes y eslóganes hiperventilados. Que si vamos a limpiar la Junta, que si acabaremos con los chiringuitos, que si PP y PSOE eran lo mismo, pero como siempre, ni una sola propuesta, ni una sola idea ilusionante, ni algo tangible que llevarse a la boca. Solo crispación y cabreo para consumo de cuñados. Al final, la farsa no da para más de cien personas.