Gracias Andalucía
El último artículo que publiqué sobre la campaña electoral, lo terminaba con este vaticinio: “el 19 de junio hasta Juanma Moreno se sorprenderá, cuestión de olfato…” y es que todo los vientos soplaban a favor de los resultados electorales más espectaculares que se han vivido para el centro derecha en Andalucía desde la proclamación del Estatuto de Autonomía en diciembre de 1981.
Esos vientos tenían diversos componentes. Por un lado la suave brisa que ha inundado toda Andalucía desde que Juanma Moreno accedió a la presidencia de la Junta en enero de 2019 y que ha permitido limpiar el viciado aire de la corrupción de los ERES, el entramado de los cursos de formación. el apoderamiento desde el gobierno de la Junta de las instituciones públicas y privadas o la convicción más absoluta de que el socialismo se había instaurado eternamente en el ADN de los andaluces, haciendo impensable un “gobierno de la derechas”.
Por otro lado el acierto de haber configurado un gobierno con un pacto leal, transparente y eficaz con Ciudadanos y con el apoyo parlamentario de Vox, retirado después por intereses partidistas, lo que le ha llevado a la irrelevancia política. Unos Consejeros muy bien coordinados y con resultados muy positivos en sectores tan problemáticos como el de la sanidad para hacer frente a la pandemia, el empleo, impulsando políticas activas y de formación o el de crear un clima de confianza empresarial y de inversión con políticas fiscales dirigidas a tal fin, han sido muy bien valoradas por los andaluces. Estas y otras acertadas políticas, azuzaron aún más el viento de la confianza y de la normalidad en un gobierno de coalición unido y sin fisuras.
La amenaza del miedo propagada por los socialistas a un gobierno de centro derecha, se iba convirtiendo poco a poco en una sensación de tranquilidad y serenidad en las formas y en el acierto de sus decisiones. Ya solo quedaba hacer frente a la campaña electoral, con un equipo del Partido Popular nacional renovado y con su nuevo líder, Núñez Feijóo, curtido exitosamente en muchos lances electorales en Galicia. Su estrategia de “laissez faire, laissez passer,” aplicada en este caso al liderazgo regional de su partido en Andalucía, le ha permitido ser un valor añadido al candidato y acompañarle en ese mensaje de “serenidad y tranquilidad” que ha sido el leit motiv de todas y cada una de sus intervenciones.
Lo que no era predecible es el alto grado de rechazo que en estos momentos ha demostrado tener la sociedad andaluza hacia una izquierda talibán y rancia en lo ideológico e incompetente en la gobernabilidad nacional, como es la amalgama que representa Pedro Sánchez y sus aliados comunistas e independentistas. Su presencia en la campaña junto al bolivariano Zapatero, han contribuido a encrespar a sus propios votantes y a muchos de ellos, incluso a buscar refugio en la normalidad y moderación de Juanma Moreno. Les queda una larga travesía en el desierto de la oposición en Andalucía…
Me parece importante resaltar, las palabras que dirigió a la multitud de simpatizantes y amigos que le rodeaban durante la celebración de la noche electoral en Sevilla: “Os pido que ante esta contundente victoria, de toda Andalucía, seamos serenos y humildes, porque esta es la forma de entender la política y la vida”. Tener sentido magnánimo y humilde de la política y de la vida reflejan virtudes imprescindibles para un líder comprometido con su tierra como Juanma Moreno. Exigírselas es también un deber de quienes hemos depositado en él la confianza.