El oscuro origen del boom de la ropa barata hecha en China
Andrés Vacca.- Durante los últimos años el régimen comunista chino ha recibido contundentes denuncias que prueban que cientos de millones de ciudadanos uigures en la región semiautónoma de Xinjiang, están siendo ferozmente perseguidos por sus creencias religiosas.
Las acusaciones indican que las víctimas de esta persecución son encerradas en “campos de reeducación” donde son violentamente torturados, explotados laboralmente y asesinados. Las mujeres frecuentemente son violadas, obligadas a abortar y separadas de sus hijos por la fuerza.
Otros prisioneros de conciencia, como los practicantes de la disciplina espiritual Falun Gong, también son perseguidos y encerrados en campos de trabajo forzado donde son obligados a trabajar muchas veces hasta la muerte.
Las denuncias han tomado relevancia internacional y muchas industrias ligadas a la explotación de trabajadores uigures están comenzando a tomar acción y desvincular su producción de esa región, otras tantas continúan alimentando la perversa explotación, pero sufren, en parte, la condena internacional de organizaciones de derechos humanos y gobiernos que limitan la importación de estos productos.
Una de las principales industrias ligadas a la explotación uigur es la del algodón y sus derivados textiles. Más del 80 por ciento del algodón cultivado en China proviene de Xinjiang, lo que representa alrededor de una quinta parte del algodón producido en todo el mundo.
Una coalición de casi 200 grupos de derechos humanos lanzó una campaña a nivel mundial en el año 2020 exigiendo a las empresas que dejen de beneficiarse por los bajos costos que implica la producción de esclavos uigures de Xinjiang.
“Casi todas las principales marcas de ropa y minoristas que venden productos de algodón están potencialmente implicadas”, afirmó la Coalición cuando lanzó la iniciativa. “En este momento, existe casi la certeza de que cualquier marca que se abastezca de prendas de vestir, textiles, hilados o algodón de la región uigur se está beneficiando de violaciones de derechos humanos, incluido el trabajo forzoso, tanto en la región uigur como en toda China”.
En consecuencia, muchas grandes firmas occidentales han dejado de producir en China, y otras, como la reconocida marca sueca H&M, tuvo que cerrar la mayoría de sus exitosas tiendas de ropa ubicadas en China continental tras ser terriblemente acosada por el Partido Comunista Chino (PCCh), luego de que anunciara en el 2021 que se negaba a utilizar algodón de Xinjiang argumentando abusos de derechos humanos.
El mundo comercializa ropa a bajo precio a costa de la sangre uigur
Con los cambios de estación suele reactivarse la industria textil, es cuando la gente elige renovar sus vestuarios acordes a las nuevas modas y a las temperaturas que trae el invierno o el verano, según sea el caso.
En junio Europa deja oficialmente los fríos invernales y se viste de verano. La marca china SHEIN, enfocada en estilos europeos y americanos, ha logrado poco a poco liderar el mercado basado en el concepto de moda al precio más bajo.
Sin embargo, cada vez son más los que intentan exponer que hay detrás de esos precios bajos, y muchos consumidores responsables intentan evitar consumir sus productos. Incluso algunos funcionarios y políticos han logrado imponer normativas para desalentar el comercio textil ligado a la explotación laboral, aunque es una lucha difícil de llevar a adelante debido a los grandes intereses económicos que están en juego.
Durante primer día de la temporada de descuentos, el parlamentario europeo francés Raphaël Glucksmann publicó un video en sus redes sociales en el que se podía leer:
“Detrás de los vestidos de diez euros y las camisetas de dos euros de SHEIN hay un sistema masivo de explotación. Doce horas de trabajo al día, solo un día libre al mes, sin contrato de trabajo ni seguro de trabajo, y condiciones de seguridad laboral extremadamente malas”.
Glucksman señaló que el sistema de explotación, permite que SHEIN venda a bajo precio en Europa e intentó explicar por qué la sociedad aún consume esta mercadería y muchos no están enterados de que los productos comprados son gracias al sudor y sangre de esclavos uigures.
Glucksman argumentó: “Porque la marca miente, el sitio web, con declaraciones falsas y certificados falsos, ha engañado al mecanismo de vigilancia del mercado”.
El expresidente Trump comenzó una cruzada contra la explotación laboral uigur
Durante su mandato, expresidente Trump, fue uno de los primeros en implementar medidas que obligaron a los importadores y firmas internacionales a revisar sus cadenas de suministro para intentar evitar la comercialización de productos fabricados, total o parcialmente, en centros clandestinos de explotación en Xinjiang.
La administración Biden profundizó alguna de las medidas adoptadas originalmente por Trump cuando el 13 de enero del 2021, la autoridad de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de los Estados Unidos anunció la prohibición absoluta de todos los productos hechos con algodón y tomates provenientes de la provincia de Xinjiang, argumentando que estos son el resultado del trabajo forzado de los uigures perseguidos por el régimen comunista chino.
Un día antes del anuncio de la administración Biden, el secretario de Asuntos Exteriores británico, Dominic Raab también anunció que su gobierno multaría severamente a las empresas del Reino Unido cuya cadena producción esté ligada al trabajo forzado de los uigures.
Recientes medidas implementadas que podrían cortar con la complicidad de Europa
Paralelamente el Parlamento Europeo anunció a mediados de junio de este año la aprobación de dos resoluciones históricas respecto a los derechos humanos que podrían afectar de forma directa a los sectores de la industria textil que se benefician con la explotación laboral de prisioneros de conciencia.
La primera resolución exige una serie de nuevos instrumentos comerciales que apuntan a prohibir la importación al mercado de la Unión Europea (UE) de todos los bienes producidos con trabajo forzoso.
La segunda resolución se centra en los derechos humanos de la región semiautónoma de Xinjiang y los archivos de investigación que alertan sobre la persecución y explotación de los uigures. En consecuencia, solicita nuevamente un instrumento comercial para prohibir la importación de bienes, principalmente textiles, producidos con trabajo forzoso en la región.
De implementarse correctamente ambas resoluciones se podrá exigir que los productos fabricados y enviados mediante trabajo forzoso entren y salgan del mercado europeo.
La eurodiputada Heidi Hautala, vicepresidenta del Parlamento Europeo, comentó al respecto de las nuevas resoluciones:
“Los europeos exigen una política comercial acorde con los valores de la UE, la dignidad humana y los derechos sociales. Bajo la presión del Parlamento, el Consejo y la Comisión tuvieron que retirar su apoyo al acuerdo de inversión con China. Y hoy, el Parlamento Europeo señala que ya no quiere que la UE sea cómplice del régimen totalitario chino, que lleva cinco años perpetrando un crimen contra la humanidad en la provincia de Xinjiang”.
Y agregó: “La UE es el segundo mercado más grande para las exportaciones chinas. Al prohibir la importación de productos de trabajo forzoso, finalmente actuaremos contra la explotación y protegeremos a los trabajadores en China y Europa”.
Queda claro que ninguna de estas medidas ha sido lo suficientemente exitosa como para romper de inmediato con el sistema de persecución y explotación del régimen sobre millones de ciudadanos. Sin embargo, el efecto en cadena que generan estas políticas de control, permite que se exponga y visibilice la situación, que más gobiernos se animen a imponer medidas de este tipo y que los consumidores sean más responsables y conscientes a la hora de elegir dónde gastar su dinero.