Campeones en inflación y paro
Pedro Sánchez apareció el jueves por la noche en una televisión satisfecho porque la inflación podía ser del 15% y gracias a sus medidas está en el 10,2%. Este argumento además de ser cuestionable demuestra la escasa empatía que el presidente siente hacia los millones de españoles que lo están pasando verdaderamente mal. La realidad es que las medidas anticrisis del Gobierno no han funcionado. Sin ir más allá, la luz en el mes de junio nos ha dejado el segundo precio más caro del año, a pesar de la bajada de impuestos y la entrada en vigor del tope del gas. La inflación sigue subiendo y no sólo es la más alta de la eurozona, sino que está al nivel de Zambia y Guinea. Pero, no es el único indicador en que España es campeón. También el viernes se conocieron los datos de paro. Según Eurostat, nuestro país es junto a Grecia el que registra mayor tasa de desempleo. Además, pagamos los carburantes más caros de Europa, somos líderes en bajada de la productividad, la confianza de los hogares ha caído a plomo, un millón de hogares están ahogados por créditos e hipotecas y la tasa de ahorro cae por primera vez desde el primer trimestre de 2019.
Con este cuadro, se hace difícil entender el descaro de Sánchez. La falta de humildad, el nulo diálogo con los sectores afectados, la pérdida de contacto con la realidad que están viviendo la mayoría de los españoles es muy preocupante y de ahí que las medidas que se toman no sean las acertadas sino las que sus socios le reclaman para que pueda seguir en La Moncloa.
Venir ahora con el mantra de la conspiración judeo-masónica contra su persona, de los poderes ocultos que se fuman puros en la oscuridad maquinando como echarle del Gobierno, demuestra hasta qué punto Pedro Sánchez no ha asumido ni los resultados de las elecciones andaluzas ni las dificultades que se le presentan para cumplir con los compromisos adquiridos con sus socios de gobierno e investidura, pero también con los pensionistas, las personas vulnerables y sobre todo con Bruselas.
La situación es tremendamente preocupante y una vez que el teatro de la cumbre de la OTAN ha bajado el telón lo que queda es pobreza, cabreo y un gobierno incapaz de poner solución a los problemas reales de los ciudadanos, los que se les presentan todos los días para llenar el carrito de la compra, el depósito del coche o salir unos días de vacaciones.