El señuelo de la corbata de Sánchez
El presidente del Gobierno nos ofreció el viernes pasado un balance de estos primeros siete meses del año. Y de nuevo decepcionó. El autobombo, la falta de asunción de responsabilidades y el anuncio de que mañana lunes en un consejo de ministros se aprobarían medidas para ahorrar energía marcaron una comparecencia en la que de nuevo Sánchez se rio de los españoles. No sólo nos tomó por tontos con el asunto de quitarse la corbata y acto seguido coger un Puma para recorrer apenas unos kilómetros, también cuando, a modo Barrio Sésamo, nos aseguró que si gastamos menos energía pagaremos menos en la factura de luz y gas.
El acto coincidió con la publicación de datos importantes relativo al crecimiento de la economía en el segundo trimestre y a la inflación de julio. Sobre el primero, mejor de lo esperado, se vino arriba, aunque se le olvidó comentar el “pequeño” detalle de que España aún no ha conseguido recuperar lo perdido en la pandemia, como ya han hecho nuestros socios. En cuanto al pésimo dato de inflación, prácticamente en el 11%, se detuvo poco, apenas unos minutos para asegurarnos que gracias a sus medidas el IPC podría estar en el 15%. Se le olvidó al presidente que muchas zonas de España ya casi están en el 15% de inflación. También que la vicepresidenta económica nos aseguró en abril que la inflación había tocado techo y que según sus datos no veríamos los dos dígitos.
En lo que Sánchez sí se extendió fue en el impuesto a la banca y energéticas. Creen en La Moncloa que medidas como esta conseguirán revertir las pésimas encuestas y que volverán votantes que se fueron en las últimas elecciones celebradas. ¡Vaya usted a saber! Lo que, en mi opinión, sí es seguro es que millones de españoles no llegan a fin de mes y que las medidas aprobadas no están logrando el objetivo de bajar la subida de los precios. También que citar con nombre y apellidos a presidentes de grandes empresas para decir que si se molestan es que lo está haciendo bien sólo demuestra que el presidente del Gobierno es insensato, imprudente y disparatado y desde luego no va a devolver a los españoles la confianza en su presente y futuro que, aunque se intente esconder, va a ser muy negro.