AD.- El discurso feminista de la ministra Irene Montero es un cúmulo de falsedades y mentiras como las que el ex ministro socialista José Luis Ábalos acaba de dejar al descubierto. Al feminismo entendido como negocio no le preocupa lo más mínimo los problemas reales de las mujeres; y así vemos como mantiene argumentos contrapuestos dependiendo de la cultura o la adscripción política del hombre que lleva a cabo una acción punible. Si un grupo de inmigrantes viola en grupo a una mujer española, la querencia de las feministas, encabezadas por Irene Montero, será siempre la de mirar hacia otro lado.

Irene Montero se ha mostrado a favor de abrir el debate sobre la abolición de la prostitución en España y ha asegurado que este Gobierno, por primera vez en este país, “va a poder afrontar con rigor” los derechos de las mujeres que ejercen la prostitución.

“Vamos a meter mano de verdad a la industria proxeneta”, advirtió Montero, además de asegurar que “la explotación sexual y la trata, más allá de la abolición o de la regulación”, son formas de “violencia” contra la mujer que hay que atajar, por lo que su ministerio tendrá como objetivo la “persecución” de proxenetas y de los que recurren a la prostitución.

Este pasado lunes, AD les ofrecía las imágenes recogidas en un video que muestra al exministro José Luis Ábalos paseando por las calles de Ámsterdam con una fulana que podría ser su nieta.

El que fue condecorado con la Gran Cruz de Carlos III, agraciado con el Ministerio de Transportes y por consiguiente, compañero de Irene Montero en el Consejo de Ministros, actual presidente de la Comisión de Interior del Congreso, se ha puesto al nivel del último de los tirados buscando satisfacer su libido carnal con una prostituta en manos de la mafia proxeneta. No nos consta que Irene Montero o alguien de su gabinete se haya pronunciado contra las patéticas imágenes como sin duda lo habría hecho si el crápula pillado in fraganti hubiese sido dirigente del PP.

Los mismos que claman hipócritamente por la dignidad de la mujer, se prestan cuanto pueden a disfrutar de aquello mismo que aparentan denunciar.

Irene Montero debe pensar que la prostitución es mala para la plebe, pero nunca para unas élites izquierdistas corrompidas, siempre exentas de dar cuenta de sus actos inmorales.

Las feministas, con Irene Montero al frente, rivalizan en perversidad, hipocresía y mendacidad, como en general la izquierda en su conjunto.

La corrupción no es progresista. Que nadie se engañe. Ese tipo de conductas solo pueden imputarse a personajes de la derecha rancia. Si algún progre resulta salpicado por algún caso será un garbanzo negro, puntual y aislado, pero nunca será responsabilidad de los partidos de nuestra izquierda.

Esas fuerzas tienen un código ético prístino y ejemplar. Llevan años con la matraca, repartiendo lecciones de moral pública. Con una falsa superioridad moral que es a la vez impúdica y ridícula. Sobre todo cuando se enfrentan, como esta semana, a imágenes moralmente tan demoledoras como la de Ábalos en Ámsterdam.

La Irene Montero que decía que las mujeres prostitutas están “sojuzgadas, oprimidas, marginadas…” y que los causantes de esa situación son los que ella llama “clases hegemónicas del patriarcado masculino y heterosexual”, es la misma Irene Montero que ahora no tiene nada que decir cuando uno de los más destacados miembros del partido socialista es pillado haciendo lo contrario de lo que se predica. ¿Hipócrita? No, peor aún.

Cabe recordar que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hablado públicamente de su voluntad de abolir la prostitución en España.