8 de septiembre, día de la Extremadura saqueada y subsidiada
Dentro de tres días los separatistas de la región española del nordeste, Cataluña, celebrarán un año más -¿Existe cosa más absurda?- la derrota de las tropas austracistas frente a las de Felipe V en uno de los últimos episodios de la «guerra de sucesión», el 11 de septiembre de 1714.
Hoy, por decisión de los capos de los cárteles mafiosos que saquean Extremadura y a los extremeños, se celebra el «Día de Extremadura», día, también de la Virgen de Guadalupe… pero, ¿de veras hay algo que celebrar?
No hace muchos días, uno de los altavoces del gobierno regional, creadores de opinión y manipulación de masas, de los dos que en la región son más generosa y espléndidamente regados con dinero de todos los extremeños, nos contaba que en los últimos cinco años hubo 320 niñas que solicitaron abortar en Extremadura (a esas habrá que añadir las que lo hicieron clandestinamente o fuera de la región) y que en total durante ese periodo de tiempo fueron más de 7000 mujeres las que se tiene constancia que abortaron en Extremadura. E, insisto, esas más de 7000 mujeres son de las que se tiene constancia «oficialmente».
Y todo ello en una región que apenas posee un millón de habitantes y que ocupa uno de los primeros lugares, de la lista de regiones españolas con menor número de nacimientos anuales. Y, al mismo tiempo aumenta la esperanza de vida, disminuye el número de defunciones y obviamente crece apresuradamente el envejecimiento de la población.
Evidentemente, si a esto añadimos que la población joven, en edad de procrear, sigue emigrando, el relevo generacional no está asegurado y caminamos a pasos agigantados hacia el suicidio demográfico. Por supuesto, los gobiernos regionales que se han ido sucediendo desde la muerte del General Franco, al parecer no son conscientes de ello y nada hacen para remediarlo tomando decisiones para fomentar la natalidad, promoviendo el crecimiento y el empleo y/o evitando que los jóvenes extremeños salgan a buscarse la vida fuera de la región. En fin, al parecer éste es un motivo de muchos, según la Junta de Extremadura que, preside un tal Guillermo Fernández Vara para celebrar y sacar músculo, hoy día 8 de septiembre.
“Espíritu desunido domina a los extremeños; jamás entran en empeños ni quieren tomar partido. Cada cual en sí metido y contento en su rincón huyen de toda instrucción y aunque es mucha su viveza vienen a ser, por pereza los indios de la nación”. Versos escritos hace más de dos siglos por el clérigo de Jaraicejo (Cáceres), Francisco Gregorio de Salas.
Aunque ya lo haya afirmado en múltiples ocasiones, si existe una muestra representativa del fracaso del socialismo en España, de mala gestión, de despilfarro, de derroche, de corrupción, de fraude generalizado es Extremadura, la Taifa del Suroeste, junto a Portugal, en la que se llevan sucediendo desde hace más de cuarenta años gobiernos intervencionistas, socialdemócratas, tal es así que Extremadura es la única región española que está considerada “pobre” por la Unión Europea y recibe trato preferente, o sea dinero, subvenciones, y más subvenciones, regalías…
El Instituto Nacional de Estadística en el estudio referente a las Condiciones de Vida del año 2018, llegaba a la conclusión de que uno de cada cinco españoles está en “riesgo de pobreza”, cinco de cada diez en Extremadura; y también hacía constar que el 34,2% de las familias españolas -un 47,6% en Extremadura-, no podía permitirse ir de vacaciones. Ahora, tras la terrible crisis económica, y de toda clase, a la que nos ha conducido el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, evidentemente los datos han aumentado exponencialmente.
Según el mencionado estudio, el 21,5% de los españoles vivían en riesgo de pobreza o de exclusión social, con unos ingresos inferiores a 8.871 euros al año; situación que se agrava en Extremadura, en la que los afectados son el 37,6% de sus habitantes.
Además de lo dicho, el INE también calcula el riesgo de pobreza o exclusión social utilizando la tasa AROPE (por sus siglas en inglés, At Risk Of Poverty or social Exclusion), creado en 2010 para poder medir la pobreza relativa en Europa ampliando los criterios -no solo con los ingresos- e incluyendo la carencia material o la baja intensidad en el empleo. Y según este método de cálculo, la tasa de pobreza o exclusión social es del 26,1% en la población española, llegando hasta el 44,6% en la población extremeña.
Por regiones, en aquellas fechas los ingresos medios anuales más elevados eran los del País Vasco (14.722 euros por persona), Navarra (13.585) y Cataluña (13.338), mientras que los más bajos fueron los de Extremadura (8.503), Canarias (8.964) y Murcia (9.111). Y las tasas de pobreza o exclusión social más altas son las de Extremadura (37,6%), Canarias (32,1%) y Andalucía (32,0%); a una distancia enorme de las del País Vasco (8,6%), Navarra (8,9 %) y Cataluña (13,6 %) que poseen las más bajas.
Según la tasa AROPE, la tasas de pobreza (insisto, antes del covid19), fueron del 44,6% en Extremadura, 38,2% en Andalucía y 36,4% en las Islas Canarias; y por el contrario, las más bajas en las Provincias Vascongadas (12,1%), Navarra (12,6%) y Aragón (17,7%).
Y, por enésima vez, destacaba el INE que, allí donde existe una mayor formación, también existe menor riesgo de pobreza.
Así, la tasa de pobreza pasa del 33,8% entre quienes sólo han cursado educación secundaria al 12,6% entre las personas que poseen estudios superiores…
Bien, volvamos al ”Día de Extremadura”, de la «EXTREMADURA SUBSIDIADA», sigamos con “celebraciones”:
El año 2017, Extremadura fue la región española con menor Producto Interior Bruto por habitante, 17.262 euros y se situó un 30,9 % por debajo de la media nacional, siendo además la tercera región con menor crecimiento de su Producto Interior Bruto (PIB), concretamente un 2,4 %, frente al 3,1 % que alcanzó la media nacional, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La estadística de Contabilidad Regional de España demuestra que Aragón fue la región española que experimentó un mayor crecimiento de su PIB (3,6 %), seguida de Asturias (3,5 %) y Madrid (3,4 %). Por su otro lado, los menores crecimientos del PIB correspondieron a las “ciudades autónomas” de Ceuta (1,6 %) y Melilla (1,7 %) y a La Rioja (1,8 %).
Extremadura se situó al final de la tabla con 17.262 euros por habitante, seguida de Melilla (17.945 euros) y Andalucía (18.470 euros).
Madrid tuvo el mayor PIB por habitante en el año 2017, con 33.809 euros, seguido por el País Vasco (33.088 euros) y Navarra (30.914 euros). La media nacional fue de 24.999 euros y hubo siete regiones españolas que superaron dicha cifra.
Extremadura está la primera de la fila de todas las regiones españolas respecto de lo que se denomina “pobreza”, siendo la media nacional el 19% de pobres respecto a la población total.
Para poder seguir evaluando la situación de Extremadura, retrocedamos unas cuantas décadas:
En 1981, Extremadura tenía 1.050.119 habitantes, un 2,78% de la población española, que entonces era de 37.746.886 personas.
La revisión del padrón municipal del 1 de enero de 2016, indicaba que la población de Extremadura era de 1.087.778 habitantes, 5.219 empadronados menos que el año anterior, lo que representa una reducción del 0,48%… la población extremeña continúa la tendencia decreciente iniciada en 2011.
Respecto a la población con más edad, Extremadura, continúa con un proceso de envejecimiento importante: Los mayores de 65 años son en la región extremeña casi el 20%; por el contrario, los menores de 4 años apenas son el 4,20% de los extremeños.
En Extremadura existen 388 municipios. El 9,42% de los habitantes de Extremadura reside en municipios de menos de 1.000 habitantes, mientras que el 28,03% vive en municipios de más de 50.000 habitantes. Obviamente la mayoría de quienes viven en las provincias de Cáceres y Badajoz lo hacen en municipios de entre 1.000 y 50.000 habitantes, exactamente el 62,55% de los extremeños.
En torno al 35% de los extremeños residen en municipios de menos de 5.000 habitantes y, la emigración continúa siendo una realidad especialmente entre los jóvenes desempleados.
En la actualidad, el número de habitantes de Extremadura viene a ser casi el mismo que hace 37 años, pese a haber aumentado la población española hasta alcanzar los casi 47 millones.
En 1981, Extremadura era la región con menor renta por habitante, en 2018, actualmente continúa en idéntica posición.
En Extremadura la Agricultura representa aproximadamente el 10% de la producción (casi 6,5 puntos por encima de la media española), apenas un 10,5% de la producción extremeña pertenece a la Industria (incluyendo la Energía y el Agua), siendo casi un 20% en España, alrededor del 15% la Construcción (casi un 12% en España) y el 64% en el Sector Servicios (67% a nivel nacional).
La región extremeña es la menos industrializada de España, exceptuando Ceuta y Melilla. Y durante muchos años en Extremadura la construcción era posiblemente el lugar de España en el que el sector hacía una mayor aportación al PIB regional, lo cual explica parcialmente las causas singulares de la recesión extremeña, y por qué Extremadura es la región menos competitiva de toda España.
Casi el 11% de los empleados extremeños trabajan en la Agricultura (un 4,4% a nivel nacional), el 12% en la Industria (16% en España), un 14,1% en la Construcción y un 62,9% en los Servicios…
En Extremadura existen casi 90 funcionarios por cada 1000 habitantes, en el resto de España 55, siendo la proporción extremeña la mayor de todas las regiones españolas. En Extremadura, cerca del 30% de la población asalariada es funcionario público, el mayor porcentaje de España, cuya media no supera el 15%.
Extremadura ocupa en el último lugar del ranking español de productividad.
La tasa de paro en Extremadura, alrededor del 25% de la población activa, es la mayor de toda España, pese a que la población lleva en términos absolutos, estabilizada en la región los últimos 40 años y, pese a que la tasa de actividad es en Extremadura en torno al 50% de los habitantes mayores de 16 años y, en España superior al 60%.
Los costes salariales en Extremadura son los menores de toda España, circunstancia que lleva ocurriendo desde hace muchas décadas…
Más del 10% de los hogares extremeños tienen “oficialmente” en paro a todos sus miembros en edad de trabajar.
Las exportaciones regionales respecto del total nacional son apenas el 0.6%, la cifra más pequeña de toda España, no habiendo variado esta proporción prácticamente desde el año 1995.
El Presupuesto que el Gobierno Regional de Extremadura (presidido por el socialista Guillermo Fernández Vara) dedica a «GASTOS» de personal, a pagar a empleados públicos, es superior al 35% del total de recursos disponibles… y no para de crecer.
Tradicionalmente el Presupuesto de la Junta de Extremadura dedica el 75% de los gastos a operaciones corrientes, y escasamente el 25% a inversiones. Presupuesto que se nutre solamente en un 25% de recursos de origen fiscal y más de un 65% de transferencias procedentes del exterior.
La administración regional es la mayor empresa de toda Extremadura.
Si hablamos del sector privado, las empresas extremeñas apenas son el 2% de las empresas españolas, aproximadamente 70.000. De estas empresas, casi la mitad pertenecen al sector servicios, unas 20.000 al Comercio, no más de 10.000 a la construcción y, menos de 6.000 a la Industria. Más del 50% de esas empresas son trabajadores autónomos, y con menos de seis trabajadores (incluyendo al trabajador autónomo-empresario), existen registradas en Extremadura más de 50.000, casi el 90%, lo cual demuestra el minifundismo empresarial extremeño.
En España alrededor del 70% de las viviendas disponen de algún tipo de ordenador, en Extremadura no más del 55%; y si hablamos de conexión con banda ancha más o menos la misma proporción…
Alrededor del 70% de los asalariados de Extremadura son, como máximo, mileuristas (14 pagas).
Según las cifras aportadas por la Agencia Tributaria los extremeños son los que perciben las pensiones más bajas de toda España.
Extremadura es, también, la región con menores ingresos por hogar de España.
Apenas un 30% de los extremeños lee periódicos casi todos los días; el 60% nunca lee libros. Los extremeños dedican como media cuatro horas diarias a ver TV.
Extremadura en las últimas cuatro décadas ha sufrido las consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas, del poder hipnótico y anestésico del régimen caciquil ibarrista-varista -con el intermedio del gobierno de un tal José Antonio Monago, del Partido Popular, que pretendió ser más socialdemócrata que los socialdemócratas, y claro, la gente prefiere a los “auténticos” antes que a las malas copias-, un régimen que dice ser “amigo de los pobres”, gente que cada vez que alcanzan el poder aumenta el número de pobres.
Que se sepa, nunca ha habido ningún régimen socialista, progresista, que haya conseguido, o que de veras lo pretendiera, poner remedio a la injusticia, mejorar la vida de los más favorecidos, acabar con la pobreza (miseria tanto económica como cultural). Ningún sistema político populista-progresista como el de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, o el de su heredero, Guillermo Fernández Vara, ha promovido una verdadera educación, orientada a fomentar el pensamiento crítico, a erradicar las formas de pensar acientíficas, supersticiosas, las diversas formas de fanatismo.
Los gobiernos como los que hemos tenido en Extremadura desde la muerte del General Franco hasta la actualidad, nunca han tenido como objetivo lograr un desarrollo sólido y perdurable (sostenible lo llaman ahora).
Realmente lo que menos les interesa son los derechos de las personas, les despreocupan los intereses de la gente corriente, y por supuesto les importa un bledo la salud de las instituciones “democráticas”, la participación ciudadana, y toda la retahíla con la que adornan sus discursos vacíos. Muy al contrario, procuran crear más y más situaciones de dependencia asistencial, fomentando el clientelismo-servilismo, “estómagos agradecidos”, servidumbres más o menos voluntarias, todas las formas posibles de subsidios, y adoctrinan a la población inculcándoles “valores” cargados de resentimiento, de revanchismo, o como poco de perplejidad y confusión… Se trata de conseguir lealtades a ultranza, la adhesión inquebrantable de la mayoría, eso sí, mayorías “secularmente oprimidas, maltratadas y con enormes carencias”.
Las diversas formas de socialismo autoritario (aunque posiblemente todos los socialismos son autoritarios) así como los diversos fascismos, recurren a estrategias semejantes: se inventan un enemigo exterior, se inventan un enemigo interno y un enemigo en el pasado reciente. Por supuesto, para “echar balones fuera” la responsabilidad siempre es de otros, de la etapa política anterior, la “deuda histórica” también lo llaman. De ese modo podrán seguir medrando y malversando por mucho tiempo y con total impunidad… En Extremadura contamos con referencias para dar y tomar: La causa principal de todos los males es “la derecha egoísta y reaccionaria, contraria a cualquier forma de progreso”, también el franquismo, y otro recurso muy eficaz es el “caciquismo secular”.
Por descontado las etapas en las que gobernó el PSOE en España, con Felipe González, y el inolvidable José Luis Rodríguez Zapatero, nunca existieron. De la actual situación de Extremadura el partido gobernante no tiene ninguna culpa, y a Juan Carlos Rodríguez Ibarra y su sucesor, Guillermo Fernández Vara, y sus diversos gobiernos, ni nombrarlos. La versión del régimen es tan chocante, tan zafia, tan esperpéntica que ni a Valle Inclán se le hubiera ocurrido. Es un guion perfecto para una película de Pedro Almodóvar-
Los actuales gobernantes formaban parte del mismo partido político, aplaudían a rabiar todas las ocurrencias del “jefe”, todas sus decisiones, participaron en todas sus campañas en las que fue elegido y reelegido, le rindieron pleitesía; y por increíble que parezca, nos hablan con total descaro, sin ruborizarse, de que estamos inmersos en una nueva etapa, en la “enésima transformación de Extremadura”.
En el régimen “ibarrista-varista” que sufre Extremadura desde hace más de cuatro décadas, los presupuestos siempre son manipulados con arbitrariedad. Los controles son silenciados o ninguneados.
El régimen socialdemócrata de Extremadura identifica fondos procedentes del Estado, o de la Unión Europea con fondos del gobierno regional, de quien tiene la vara de mando, y los usa a discreción para someter a opositores, comprar voluntades y hacerse auto bombo. No escatiman en gastos a la hora de transitar por el camino del narcisismo-absolutista. Para quienes se han ido sucediendo en el gobierno de la región, no hay limitaciones ni medidas fiscalizadoras o que fomenten la mínima transparencia en la gestión de la cosa pública, solo se admiten “observatorios inoperantes y laudatorios”, nada de instituciones independientes, llámense tribunales de cuentas, defensores del pueblo, u organismos semejantes a los que rendir cuentas.
En un régimen populista-progresista, como el que lidera en la actualidad Guillermo Fernández Vara, no pueden faltar las alianzas con la “burguesía amiga” o los “empresarios patrióticos”, es decir, aquellos que prefieren sobornar a funcionarios, pagar “el impuesto revolucionario” para obtener privilegios que producir en forma realmente competitiva.
Con semejante clima como el descrito (que participa evidentemente de muchas más maldades, una enorme ristra que para contarla habría que escribir un libro) no se pueden esperar inversiones propiamente dichas, ni ningún tipo de acción emprendedora, ni creación de riqueza, ni creación de empleo… ni nada que se le parezca.
Los regímenes democráticos propiamente dichos no participan de la ristra de corrupciones y perversidades como las que sufre Extremadura desde hace cuatro décadas, no emprenden acciones narcotizantes, anestésicas, no manipulan los medios de información, no usan de forma arbitraria el presupuesto, no alientan el odio, no desprecian la legalidad vigente, no boicotean la seguridad jurídica, no temen la alternancia, no descalifican groseramente a la oposición, no espantan las inversiones sino que las reciben con los brazos abiertos, se abren al comercio exterior y no distorsionan las estadísticas para engañar a los ciudadanos, e incluso, hasta cuidan las formas.
Los regímenes democráticos –no socialistas, ni contrarios al libre mercado- poseen un mayor nivel de bienestar y de crecimiento, son previsibles e infunden más confianza. Por eso Extremadura, los extremeños nos vamos quedando en el vagón de cola, los últimos de la fila, en el “trasero de Europa”, pese a las enormes potencialidades que seguimos manteniendo inactivas por responsabilidad del modelo populista-socialdemócrata que hipnotiza, esclaviza y embrutece.
Y llegados hasta aquí, alguno me dirá ¿Y qué hacer para acabar con la situación de postración de Extremadura?
Pues, para dejar atrás tan oscuro panorama, para romper este círculo vicioso, perverso, para que los extremeños vivan mejor y sus recursos se utilicen más eficazmente, sólo cabe una solución: recuperar el estado unitario y desmantelar el denominado “estado de las autonomías” y la recentralización de todas las competencias que nunca debieron ser transferidas a ningún gobierno regional, empezando por la enseñanza, la sanidad y la justicia, y prosiguiendo por recuperar la unidad de mercado, de manera que todos los españoles, independientemente de donde nazcan o vivan, posean los mismos derechos y obligaciones.
Y me dirán: pero… ¿quién está dispuesto a ponerle el cascabel al gato?
¡Eso sólo es posible si algunos extremeños y algunos españoles decentes acaban dando un paso adelante!
¡Ay, mi Extremadura amarga!