España como tema
Es un asunto que creíamos superado, el de las dos Españas. Ya desde los ilustres hombres del 98 el tema de qué es España quedó meridianamente clarificado. Sobre todo, en Unamuno, cuando escribió: Amo a España porque no me gusta. Con lo que quería decir que, cuando se ama, es sin condiciones; se conocen sus virtudes y sus defectos/errores históricos, pero se lucha por regenerar lo que es necesario. Nunca despreciando/negando la historia pasada, con cuyas raíces se ha conformado el árbol de su actualidad.
León Felipe se preguntó “¿Por qué habla tan alto el español? Y tras explicar los tres momentos históricos que obligaron a los españoles a elevar el tono de su voz, unos con orgullo y valentía; otros por miedo, resume así su idea final: el español no habla alto. Ya lo he dicho. Lo volveré a repetir: el español habla desde el nivel exacto del Hombre, y el que piense que habla demasiado alto es porque escucha desde el fondo de un pozo.
¿Hay grupos políticos, sociales y económicos que siguen escuchando el pasado y auspiciando el devenir de la historia de España desde el fondo de un pozo?
Parece que sí, que el cainismo ha resucitado. ¿Y quiénes son los culpables? Pues ya nos lo anunció el clarividente periodista, escritor y poeta polaco, Ryszard Kapuscinski: “La ideología del siglo XXI debe ser el humanismo global, pero tiene dos peligrosos enemigos: el nacionalismo y el fundamentalismo religioso”. Y yo me atrevería a añadir un tercero: el populismo: “aquellos que con rostro de mendigo / adiestran el cerebro de emociones” (en el poema “Ya no se cantan himnos a la patria”, incluido en el libro LA UNION HACE LA GESTA, ediciones Algorfa, 2021, del autor de este escrito).
Por tanto, si sabemos superar estos peligros, la lucha fratricida será enterrada para siempre.
Y como colofón de estas afirmaciones, una composición poética final con el ferviente deseo de que se asiente nuestra histórica fratría.
Política que rompe
Españolito que vienes al mundo
te guarde Dios:
una de las dos Españas
te ha de helar el corazón
Antonio Machado
Si rompe la política amistades;
si unos dicen patria y otros, país;
hay que olvidar el mito de Caín
y abrazos darnos, propios de cofrades.
El que mintiendo siembre lealtades,
buscando, egoístamente, un buen botín,
verá, ante sí, de todos, frialdades,
y, más temprano que tarde, su fin.
Unidos, enredados como yedra,
venciendo la corriente de los ríos
salvajes, que equivocan su salida,
llegaremos triunfantes a la tierra
segura y en origen prometida,
libres de sus vaivenes tan bravíos.