El libro que revela los secretos sobre el COVID que no nos han contado: ¿Se estudiaba el virus en el laboratorio del que se escapó por un descuido (II)?
Por Distel Steg.- Otra posibilidad de liberación del virus desde el Laboratorio de Virología de Wuhan es que un animal infectado se haya escapado del laboratorio y haya servido como fuente de infección para los humanos que habitaban en los alrededores. A pesar de ser una ocurrencia extremadamente rara, también han sido informado casos de escape de simios, roedores y murciélagos.
Entre los días 16 y 24 de febrero de 2020 varios expertos de la OMS viajaron a Beijing, Wuhan y otros lugares, sin que les fuera permitido realizar una investigación de campo, por lo que se limitaron a conversar con funcionarios de salud. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de China, tampoco dio a conocer el mapa epidemiológico de los animales que se vendían ni de los pacientes que visitaron del mercado, como mencionamos en artículos previos.
Recientemente, y solo luego de más de un año de declarada la pandemia y más de 18 meses del posible origen de esta, la Organización Mundial de la Salud obtuvo la autorización de Beijing para enviar una nueva misión científica con el fin de realizar una investigación epidemiológica, que se desarrolló en condiciones anómalas desde el punto de vista científico, con una serie de restricciones y limitaciones. Inicialmente el grupo de científicos de 10 naciones, entre quienes se incluían expertos en medicina veterinaria, virología, seguridad alimentaria y epidemiología, fue mantenido aislado y en “cuarentena” durante dos semanas, posteriormente se les permitió visitar algunas áreas de hospitales, institutos de investigación y el mercado húmedo de Wuhan donde, presuntamente, se presentaron los primeros casos, así como examinar aquellos documentos proporcionados por el propio gobierno chino. La visita se caracterizó por las rígidas medidas de control y las restricciones chinas a la obtención libre de información acerca del inicio y expansión iniciales de la infección, lo que se interpretó como un intento de las autoridades locales para evitar ser culpabilizados de algún fallo en la respuesta temprana a la epidemia. La inspección al laboratorio de virología de Wuhan se realizó más como una “visita de cortesía” sin que los investigadores de la OMS hubiesen tenido acceso a los archivos e informes de las investigaciones allí realizadas. La mencionada “investigación” del origen de la pandemia, a pesar de su complejidad, extensión y volumen de información se realizó solamente durante los 6 días que el gobierno chino facilitó a los investigadores para realizar sus actividades, tiempo claramente insuficiente para realizar estudios profundos y detallados.
Es necesario aclarar que la confirmación sobre el origen de un virus requiere investigaciones que pueden durar años. Para descartar o confirmar el origen de una epidemia desde un reservorio animal se requiere investigaciones exhaustivas, incluyendo la toma de muestras animales, realizar estudios genéticos y epidemiológicos, tanto en especies animales como en seres humanos. Ninguno de estos estudios fue realizado por los investigadores de la OMS. La falta de independencia en las investigaciones, la imposibilidad que tuvieron los científicos occidentales para realizar sus propias pesquisas sin estar bajo la tutela y vigilancia permanente de funcionarios del gobierno chino que determinaban el tipo, la calidad y cantidad de información a la que tenían acceso, la imposibilidad de tomar muestras o realizar experimentos, las limitaciones para la visita independiente a determinados lugares de los hospitales y centros de investigación, estando restringidos a los estrictamente permitidos por los funcionarios del gobierno chino, etc., hizo que un grupo de investigadores internacionales e independientes presentara su rechazo al informe de la OMS.
En una carta publicada en 2021 por 26 científicos internacionales del Drastic Research Group en el Wall Street Journal se menciona que “el equipo no tenía el mandato, ni la independencia, ni los accesos necesarios para llevar a cabo una investigación completa y sin restricciones de todas las hipótesis pertinentes sobre el origen del Sars-CoV-2” y rechazan la hipótesis de la OMS que copia exactamente la justificación del gobierno comunista chino de que el virus se originó fuera de ese país y/o como consecuencia directa del cambio climático y/o por el “salto” del Sars-CoV-2 desde los murciélagos a humanos con la participación de huéspedes intermediarios como conejos, hurones o ratas del bambú, que son sensibles al virus y que se venden en el mercado de Wuhan.
Al respecto, científicos de renombre mundial como los virólogos moleculares del AFMB Lab de la Universidad de Aix Marsella y el Centro Nacional Francés de Investigación Científica, Etienne Decroly y Bruno Canard, mencionaron que “sobre la base de los datos disponibles, es imposible determinar si el Sars-CoV-2 es el resultado de una zoonosis de una cepa viral salvaje o un escape accidental de cepas experimentales”, teniendo en cuenta las experimentaciones realizadas en el Instituto de Virología de Wuhan con coronavirus en murciélagos y sus efectos.
La razón del rechazo de los científicos es que los informes finales de la OMS se presentaron en forma consensuada entre 17 miembros del área política del gobierno chino y los 17 miembros de la OMS, por lo que dichos informes no tienen ninguna validez al haberse basado única y exclusivamente en la información facilitada por las autoridades chinas y cualquier observación o modificación a los mismos debía ser autorizada por los participantes chinos; además, no hubo intercambio espontáneo de información entre los investigadores de la OMS y de los laboratorios u hospitales, por el contrario la misma fue coordinada y limitada cuidadosamente por el gobierno de ese país.
La evidencia epidemiológica, virológica, zoonótica, geográfica, temporal o clínica no es compatible con la hipótesis del origen del germen en el mercado húmedo de Wuhan, ya que, teniendo en cuenta que la transmisión de un virus entre diferentes especies animales, las mutaciones sufridas al cambiar de hospedero y el establecimiento de dichas mutaciones con la generación de cepas virales evolucionadas requiere de un tiempo prolongado; que los murciélagos portadores del coronavirus no viven en cercanías de Wuhan, al contrario, se encuentran en cuevas localizadas a más de 700 Km de dicha ciudad, y que, simultáneamente, hayan tenido un contacto estrecho y prolongado con el pangolín malayo, un animal que tampoco es originario de China siendo llevado de manera ilegal a este país desde Malasia; que los animales reunidos en el mercado iban a ser vendidos o sacrificados muy rápidamente, que se mantienen encerrados en jaulas que impiden el contacto directo entre especies (a excepción de los fluidos y secreciones corporales) y que su período de estancia en el mercado hasta su sacrificio o venta es relativamente corto, no permite considerar la posibilidad de contagio prolongado entre diferentes especies animales, por lo que se eliminarían las opciones biológicas, zoológicas, de evolución viral de transmisión y evolución de este patógeno entre los animales del mercado. Además, el gobierno chino se apresuró a cerrar el mercado de Wuhan y realizar labores de limpieza y esterilización, con lo que no es posible saber si estaba realizando labores de contención de la epidemia, si estaba borrando y haciendo desaparecer evidencia o si simplemente estaba tendiendo una cortina de humo para concentrar la atención en un sitio especial (el mercado) y desviarla de otros sitios de interés (como el Instituto de Virología de Wuhan, cercano al mismo).
Por otro lado, según informa BBC News, el gobierno chino y sus funcionarios encargados de la publicidad y censura estuvieron implicados en la eliminación de cualquier información negativa y la maquinaria de propaganda ha intentado reescribir la narrativa de la pandemia. Ello incluía suprimir mensajes antigubernamentales en plataformas como Sina Weibo, enviar a prisión o hacer “desaparecer” a informadores que cubrían e informaban acerca de la infección, como los periodistas Zhang Zhan, Chen Qiushi, Li Zehua y Fang Bin, el ocultamiento en los periódicos de las imágenes de los líderes del partido comunista chino con el fin de evitar su señalamiento como culpables, amenazas de los altos dirigentes chinos a los gobiernos locales sobre quienes desviaron la responsabilidad. Todo ello sin olvidar las amenazas y censuras contra el personal médico y sanitario.
La propaganda del gobierno comunista chino ha incluido censurar cualquier prueba de descontento de la población, especialmente entre los jóvenes, y tal como mencionó el South China Morning, medidas de aislamiento a los estudiantes universitarios con racionamiento del uso de internet. Además, estos funcionarios han estado promocionando libros, dramas televisivos e intentando imponer una narrativa que modifique la memoria de lo ocurrido en Wuhan. Todo lo anterior con objetivo de “borrar” el origen de la pandemia y presentar a China como el gran vencedor en la guerra contra la COVID-19, exponiendo la idea de que el modelo político y social chino es el realmente exitoso y, por lo tanto, debe ser adoptado por la sociedad occidental.
Para cumplir sus objetivos, el gobierno comunista chino ha dejado de utilizar el término “coronavirus de Wuhan”, acuñado por ellos mismos al comienzo de la pandemia, tratando de vender la idea de que el germen surgió en realidad en occidente.
Por lo tanto, existe evidencia de que el coronavirus responsable de causar el SARS-CoV-2 estaba siendo estudiado y, posiblemente, modificado en el Laboratorio de Virología de Wuhan, pero no hay pruebas de que se haya producido un escape accidental del mismo que hubiese afectado, inicialmente a los animales y luego a las personas, en el mercado húmedo de Wuhan.
Basado en el libro COVID-19 – CÓMO UTILIZAR POLÍTICAMENTE UNA PANDEMIA, por Distel Steg. https://www.amazon.es/dp/1914576500?ref_=pe_3052080_397514860