¿Se modificó el virus en el laboratorio para descubrir cepas más peligrosas y crear vacunas antes de la epidemia? (I)
Por Distel Steg.- Un reciente informe clasificado, presentado parcialmente a finales de agosto de 2021 por las Agencias de Inteligencia del Gobierno de Estados Unidos de América, no fue conclusivo sobre el origen del virus.
Aunque el gobierno de ese país había dado 90 días al Servicio de Inteligencia para evaluar dos opciones de la aparición de la actual pandemia (ya fuese la exposición natural a un animal infectado, o un accidente de laboratorio), las diferentes entidades involucradas no lograron llegar a un acuerdo, porque 4 de las agencias de inteligencia, junto con el Consejo Nacional de Inteligencia de USA, se inclinaban por el origen animal del virus, otra se decantó por el accidente de laboratorio, mientras que tres más no pudieron tomar parte por alguna de estas opciones. Lo que sí está claro, y al contrario de lo que han informado muchos medios de comunicación del mundo, es que no se investigó ni se llegó a ninguna conclusión acerca del origen artificial del virus o su uso como arma biológica.
La principal dificultad que tuvieron estas Agencias de Inteligencia norteamericanas fue la falta de información, el secretismo y la nula colaboración por parte del Gobierno del Partido Comunista Chino. Ello a pesar de las buenas relaciones entre el presidente Biden, cuyo hijo, Hunter Biden, fue acusado por la administración Trump de hacer parte de tramas empresariales en Ucrania y China, de las cuales se estaría lucrando, y de las acusaciones realizadas al gobierno comunista chino de influir en las elecciones norteamericanas en favor del actual presidente.
Es de anotar que fue hecho público un correo electrónico enviado por el Dr. Kristian Andersen, autor del estudio más conocido sobre el origen del virus y que concluye que el mismo es de origen “natural”, al Dr. Anthony Fauci, jefe del National Institute of Health (NIH) de USA, fechado el 31 de enero de 2020 en el que menciona que: “…nuestros análisis filogenéticos no son capaces de responder si las secuencias son inusuales en los residuos individuales, excepto si son completamente diferentes. En un árbol filogenético, el virus parece totalmente normal y la estrecha relación con los murciélagos sugiere que los murciélagos son el reservorio. Los rasgos inusuales del virus constituyen una parte realmente pequeña del genoma (<0.1%) por lo que hay que mirar muy de cerca todas las secuencias para ver que algunos de los rasgos (potencialmente) parecen diseñados”. Y más adelante escribe que los miembros del grupo investigador “…todos encontramos el genoma inconsistente con las expectativas de la teoría evolutiva”.
La investigación realizada y publicada por el Dr. Andersen tomó el genoma del coronavirus que fue proporcionado por el propio gobierno chino, lo comparó con bases de datos genéticas en las que no estaban los resultados de todos los descubrimientos y experimentos realizados y, finalmente, confrontaron los hallazgos teóricos con simulaciones realizadas por computador sobre la afinidad de los receptores entre el coronavirus y las células humanas. Por tanto, las explicaciones ofrecidas por los científicos en este estudio acerca del posible “origen natural” del coronavirus Sars-CoV-2 se basan en:
1) El Sars-CoV-2 tiene unas proteínas espiculares con unas características especiales (una cadena polipeptídica específica junto con un sitio de separación especializado que le permite aumentar la afinidad y la unión al receptor humano ACE-2) que no se han encontrado en los coronavirus estudiados, aunque los del pangolín y algunas especies de mamíferos (incluyendo murciélagos) sí las poseen. Sin embargo, reconocen que la mayoría de los coronavirus existentes en la naturaleza no han sido estudiados (o que no se conocen los resultados de dichas investigaciones), por lo que en la actualidad no es posible saber si existen otros virus con estas características que los hagan más afines por los receptores humanos o si hay estudios que hayan analizado este aspecto genético;
2) Los científicos que realizaron el estudio reconocen que desconocen las bases de datos de otros coronavirus, es decir que pueden existir estudios secretos y que no han sido publicados e informados a la comunidad internacional, por lo que los autores del informe no tendrían con qué compararlos y, por tanto, sus conclusiones serían si no erróneas, por lo menos incompletas;
3) A pesar de que el coronavirus del murciélago más primitivo y separado evolutivamente del Sars-CoV-2 tiene una afinidad genética de más del 96%, los investigadores piensan que la misma no es lo suficientemente alta. Sin embargo, aceptan que las modificaciones genéticas son posibles, aumentando la afinidad de dicho coronavirus por las células humanas;
4) En contra de dicha afirmación los científicos únicamente realizaron “análisis computacionales que demostraron” que la unión del Sars-CoV-2 al receptor humano ACE-2 no es ideal. Sin embargo, la infectividad y diseminación de la enfermedad entre humanos, con más de 150 millones de personas infectadas a nivel mundial durante la actual pandemia parece contradecir sus resultados teóricos y los análisis por computador;
5) Los investigadores creen que para que un precursor del virus adquiera tanto el sitio de separación polibásico como las mutaciones en la proteína de la espícula que le hagan susceptible de unirse al receptor humano ACE-2, el hospedero animal intermediario debe haber vivido durante un tiempo relativamente prolongado en colonias con una gran densidad de población (para facilitar la selección natural) y tener un gen que codifique para el receptor ACE-2 similar al existente en los humanos. Para ellos, al parecer, dichas condiciones no existen en la naturaleza, a pesar de la observación de que las colonias de murciélagos alcanzan miles de ejemplares en espacios reducidos (generalmente cuevas) o que dicho hacinamiento puede ser logrado al criar animales en espacios cerrados (como ocurre en los galpones de gallinas o criaderos de cerdos, donde se originó el coronavirus del SARS) o artificialmente en laboratorios de investigación;
6) A pesar de que los científicos dicen que la “evolución natural” de un virus para que salte desde los hospederos animales hacia el ser humano requiere de largos períodos de tiempo (teóricamente el tiempo de evolución y modificaciones entre especies animales y luego de repetidas transmisiones zoonóticas, finalizando con múltiples cadenas de transmisión entre humanos tiene una duración mayor a 50 años y que se calcula que para que el virus RaTG13 incremente su similitud genética desde el 96,2% a la actual del Sars-CoV-2 tendrían que pasar, como mínimo, 10 años) están dispuestos a aceptar la cronología del gobierno chino de que dicho proceso ocurrió aceleradamente en solamente unas cuantas semanas;
7) En su descripción del origen del virus, los investigadores creen que hubo contactos repetidos interespecies durante los cuales se compartieron virus, los cuales al cambiar de hospedero sufrieron modificaciones genéticas que los hicieron más infecciosos para los humanos, posteriormente “saltaron” de las especies animales a las humanas, donde nuevamente tuvieron que sufrir modificaciones genéticas que los hicieran transmitirse de persona a persona e inmediatamente generar la epidemia actual. Todo este proceso ocurrió en forma acelerada (unas cuantas semanas) en el mercado de mariscos de Wuhan, lo cual no tiene un real asidero biológico, virológico, epidemiológico, temporal, científico ni zoológico, ya que para que ello hubiese ocurrido las diferentes especies animales tuvieron que estar en contacto cercano durante un tiempo prolongado que les permitiera intercambiar material genético viral y que el mismo evolucionara hasta estabilizarse, posteriormente tener pasajes repetidos desde los animales a los seres humanos y, finalmente, episodios repetidos de microinfecciones entre humanos, que fueran modificando progresivamente el virus hasta hacerse lo suficientemente patogénico y transmisible entre seres humanos para generar una pandemia. Ello sería posible, por ejemplo, en un zoológico o en criaderos de animales, pero no en un mercado de sacrificio y venta de animales;
8) Los estudios genéticos del Sars-CoV-2 publicados en diferentes sitios científicos de internet desde agosto de 2020 han evidenciado que, a pesar de que en términos generales existe una gran homología entre los genomas virales completos, hay una serie de mutaciones respecto a la denominada secuencia de referencia (secuencia de material genético previamente codificado, distribuido, conocido y utilizado por los científicos a nivel mundial). Dichas mutaciones repetidas surgidas de manera independiente podrían representar a un virus nuevo o que se encuentra en fase de adaptación a un nuevo huésped. La mutación más importante es la que afecta a la proteína S (denominada D614G) que aumenta la capacidad de transmisión, generando una ventaja adaptativa para el virus, además de dificultar el desarrollo de una vacuna, por lo que las cepas virales que la contienen son las que se han diseminado predominantemente a nivel mundial;
9) Las mutaciones descritas antes tienen importancia (un año luego de su aparición el Sars-CoV-2 ya había acumulado cerca de 75 mutaciones) porque se afectan no solo los tratamientos basados en anticuerpos monoclonales específicos contra este coronavirus (son anticuerpos que se generan en forma específica para una determinada configuración antigénica del virus, por lo que si esta última cambia, los anticuerpos ya no tendrán la misma efectividad), sino también aquellos sistemas diseñados para detectar y diagnosticar la infección por coronavirus y las vacunas específicas para un tipo de cepa viral, como se ha hecho patente con la pérdida de efectividad de las vacunas contra la cepa delta al aparecer y diseminarse la cepa ómicron y otras a nivel mundial;
10) Dado que el estudio genético descrito antes, que supuestamente “descarta” el origen artificial del virus, fue realizado solamente 3 meses después del inicio de la pandemia, no consideró el gran número de mutaciones que ha ido sufriendo el virus y que han aumentado su potencialidad de infección y transmisión, como lo vemos ahora, más de dos años después;
11) En la actualidad no tenemos conocimiento de los resultados de todos los estudios y descubrimientos realizados por la ingeniería virológica china, incluyendo sus bases de datos genéticas, la existencia del supuesto virus progenitor con similitud genética, los trabajos sobre repetidos pasajes celulares con receptores ACE-2, los experimentos con participación del sistema inmune, etc.
12) A este respecto, es importante anotar que el 11 de enero de 2021 el investigador norteamericano Jesse Bloom, investigador del Fred Hutchinson Cancer Center de Seattle, publicó un informe con las secuencias genéticas de 13 variantes tempranas del SARS-CoV-2 que habían sido publicadas en las bases de datos del Instituto Nacional de Salud de USA por investigadores chinos el 20 de marzo de 2020 y que, posteriormente, fueron intencional y deliberadamente borradas de dichas bases de datos aproximadamente en julio de 2020, y que demuestran que el virus estuvo circulando antes de diciembre de 2019, ocultando dicha información a la comunidad científica internacional, retrasando el conocimiento acerca del origen del virus y, posiblemente, el desarrollo de vacunas más efectivas contra las “nuevas” cepas del coronavirus.
Basado en el libro COVID-19 – CÓMO UTILIZAR POLÍTICAMENTE UNA PANDEMIA por Distel Steg. https://www.amazon.es/dp/1914576500?ref_=pe_3052080_397514860