La nueva ley de memoria mierdocrática
La nueva ley de memoria democrática es una de esas leyes que necesita de la coletilla democrática para que nadie se confunda y pueda pensar directamente en el segundo tomo del Mein Kampf, de Adolf Hitler.
Una ley creada a medida para humillar a los vencedores, sus descendientes y logros; una ley para abrir nuevas cicatrices enfrentando a los españoles y librar millonarias partidas presupuestarias, que controlarán los amigos podemitas de Sánchez, manteniendo a Franco vivo de forma atemporal, como comodín político imprescindible.
A unos días del 31 de octubre, cuando se celebrará el día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar y la guerra, las víctimas a manos de la República; es decir, más del sesenta por ciento del total, se quedan sin celebrar nada, bien porque están muertos, que lo están todos, bien porque es una ley solo y exclusivamente para los perdedores.
También sufriremos el 8 de mayo, día en el que se rendirá homenaje a todos aquellos que sufrieron exilio a causa de la dictadura y la guerra. Personajes como Dolores Ibárruri o Santiago Carrillo, sendas mierdas con patas y responsables del fusilamiento de miles de inocentes, niños incluidos.
Esta sectaria ley también contempla crear un censo de víctimas de la dictadura, aunque en su ánimo de ahondar en la herida, nunca sabremos el número de muertos a manos de chequistas, ni los que sufrieron los paseíllos nocturnos, ni los asesinatos de curas y monjas. Nunca sabremos su número exacto.
Por lo que se refiere al apartado del derecho a la justicia y la reparación, para Sánchez, solo existe el derecho a la reparación a una parte de este país. Absténganse los asesinados en Paracuellos del Jarama.
El socialismo, como el comunismo, es revanchismo, una ideología tan poco democrática que condena al olvido a la mayoría de la sociedad, una ideología que no deja descansar a los muertos y cuyos miembros, como buenos necrófilos, viven de sus despojos.
*Ex coordinador de Vox en el municipio malagueño de Mijas
No tendremos una democracia y un país digno mientras no se ilegalicen los partidos que nos llevaron a la guerra civil (PSOE, PCE, ERC, PNV).
No tendremos democracia hasta que no nos demos cuenta lo que representa votar : acto decisivo por el que damos nuestra confianza al que eligiéndolo, votamos.
Y si se plantea el nada improbable caso de existir dudas razonables , lo que hay que hacer es abstenerse.
Porque más acá, lejos ya de aquel pasado en cuanto a ” democracia y país digno ” , la sombra de la agenda 2030 es alargada.
Errata debe decir “hasta que nos demos cuenta”. Lo sientp.