La yihad se ha ido expandiendo en África Occidental y el Sahel
Lehbib Abdelhay.- Con nuevas estrategias y tácticas, la yihad se ha ido expandiendo en África Occidental y el Sahel en particular durante los últimos seis meses, para luego ampliar su campo de influencia y ejecutar ataques terroristas en casi todos los países de la región para demostrar y mostrar su influencia y fuerte presencia.
Lo más reciente de esta sólida presencia es la construcción de más de veinte campos yihadistas a lo largo de la frontera entre Burkina Faso, Malí y Costa de Marfil. Estos modernos campos en los que están presentes Jama’at Nusrat al-Islam y los Musulmanes (JNIM), afiliados a Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), son nuevas áreas de influencia pero están lejos de Malí y de la triple frontera entre Malí, Burkina Faso y Níger (Liptako). La presencia de Al-Qaeda en estas áreas es directamente proporcional a la presencia de elementos de los combatientes del Estado Islámico en el Gran Sahara (ISGS). Dondequiera que se encuentre el ISGS, Al-Qaeda se esfuerza para expulsarlo de sus áreas de influencia.
En cuanto a las fronteras entre Níger, Malí y Chad hasta Libia, suelen ser zonas utilizadas por todas las organizaciones terroristas para el contrabando de armas, drogas, combustible y migrantes, constituyendo áreas de “preocupación” para los países de la región.
El terrorismo se ha intensificado en Burkina Faso, Malí y el oeste de Níger más que en cualquier otra región de África Occidental, un aumento del 140 por ciento desde 2020 hasta hoy, y ha provocado la muerte de 8.000 personas y el desplazamiento de 2,5 millones de personas, según un informe elaborado por el Centro Africano de Estudios Estratégicos, con sede en Washington. El número de víctimas mortales de los ataques reivindicados por el ISGS asciende a solo, durante en lo que va de 2022, a mil muertos.
Durante los últimos diez meses, grupos armados, incluido el Estado Islámico en el Gran Sahara (ISGS) y la alianza “Jama’a Nusrat al Islam y los Musulmanes (JNIM)”, han cometido varias masacres, asesinando a decenas de soldados en Malí, Níger y Burkina Faso, así como a soldados franceses y cascos Azules de la ONU. El Estado Islámico en el Gran Sahara estuvo muy débil hace seis meses tras perder a varios de sus líderes, empezando por su fundador, Adnan Abu Walid al-Sahrawi, asesinado en agosto de 2021 en Mali en un ataque llevado a cabo por Barkhane, la fuerza francesa en el Sahel, pero volvió con fuerza bajo ordenes de un nuevo líder (A,M,I,S) para atacar en zonas muy lejanas de sus bases y zonas de influencia hasta llegar a Gao ubicado en el norte de Malí y Benín en el extremo occidental de África.
La incendiada y porosa frontera de Níger con Mali se ha convertido en una preocupación para las autoridades de Níger, ante el recrudecimiento de los ataques y la exacerbación de los temores del establecimiento de un nuevo Califato de ISGS a lo largo de la línea norte que divide el país con Mali. Crecen los temores de que la ciudad de Menaka, situada en el noreste de Malí, pueda caer en cualquier momento en manos de ISGS, la organización terrorista que ha intensificado en los últimos meses sus ataques en un intento -según expertos- de establecer su “Emirato en Menaka” y extender su campo de influencia hasta el norte de Malí.
En este contexto, el presidente de Níger, Mohamed Bazoum, confirmó el pasado sábado que es “muy probable que la ciudad de Menaka” caiga en manos de DAESH en el Gran Sahara en los próximos días. Bazoum advirtió que los combatientes de la organización terrorista están “militarmente capacitados para controlar la provincia”, en una referencia implícita a los ataques masivos cometidos por el grupo en la región considerada un objetivo estratégico para el establecimiento de su califato.
El grupo regresó con fuerza tras perder a sus máximos líderes de origen magrebí. Desde la salida del ejército francés de Malí y su establecimiento en la vecina Níger, esta organización terrorista consiguió grandes cantidades de armas pesadas, vehículos ligeros y nueva munición. El pasado lunes, el grupo exhibió su nueva arma pesada en los ataques contra la remota aldea maliense de Talatai. Ahora, el grupo concentra sus mayores ataques en Malí y Burkina Faso, casi no opera en Níger aunque si mantiene sus bases en los pueblos fronterizos con Malí.
En los últimos días, el ISGS ha realizado notables avances militares hacia la ciudad de Gao, en el norte de Malí, los primeros de su tipo desde la creación de esta organización terrorista. Con la intensificación de los ataques contra la ciudad de Menaka y pueblos como Tamlat, Enderemboukane y el remoto pueblo de Talatai en las afueras de Gao, está claro que ISGS ha regresado muy fuerte en los últimos meses, y no se descarta la ayuda de un servicio secreto de algún país extranjero.
ISGS dejó su huella en la ciudad de Talatai con una gran masacre contra civiles que incluyó quemar los mercadillos locales, saqueo de bienes y asedios militares, como parte de una lucha por imponer su control e influencia en las zonas de influencia de al-Qaeda y otros movimientos locales. Según los observadores, la masacre de Talatai es un retrato de la estrategia de terror que la organización ya hizo en otras regiones, y la trasladó a África Occidental para lograr avances en detrimento de su rival tradicional, Al-Qaeda.
Esto se produce después de un ataque relámpago en el municipio de Talatai, a 150 kilómetros de Gao, llevado por ISGS (rama de ISIS en África Occidental), contra el grupo Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), afiliado a Al-Qaeda, y el movimiento de Azawad (MSA), respaldado por el ejército de Mali. Cada organización quiere controlar la localidad.
La región del Sahel, desestabilizada por el terrorismo desde hace años, ha experimentado también cambios geopolíticos, ya que los golpes militares en Malí, Chad y Burkina Faso han debilitado las alianzas de Francia en sus antiguas colonias y han alentado a los terroristas que controlan vastas extensiones de desierto y varios bosques en las fronteras compartidas. Con algunos gobiernos declarando su desobediencia frente a Francia, que desde hace décadas ejerce el papel de tutela, protección y apoyo a varios regímenes importantes de la región, simplemente por su descontento con los golpes militares, Rusia apareció en escena como una alternativa.
ISGS anuncia sus primeros ataques en Benin, según su revista semanal, Al-Naba
A finales de la semana pasada, ISGS anunció oficialmente, a través de su revista semanal, Al-Naba, que había llevado a cabo sus dos primeras operaciones en el interior de Benín. Estas dos operaciones se suman a una serie de ataques llevados a cabo por el principal rival regional de la organización, Jama’at Nusrat al-Islam wa al-Muslimin (JNIM), afiliado a Al-Qaeda.
En cuanto a la Katiba Macina y el Movimiento Nusratal-Islam y los Musulmanas (JNIM), afiliados a Al-Qaeda, aún mantienen sus áreas de influencia que controlan en el centro de Malí y en las fronteras de Mauritania y Argelia. En estas zonas no se registraron ataques ni masacres contra civiles.
Las tribus Tuareg huyen después de que ISGS tomara el control de sus aldeas en la región de Menaka (Malí)
Cientos de civiles tuareg han sido desplazados desde la región de Meneka y Talatai, en el norte de Malí, hacia las ciudades de Gao, Kidal y el sur de Argelia, después de que los combatientes del Estado Islámico del Gran Sahara (ISGS) se hicieran con el control de sus ciudades. Actualmente, según informes, la región estratégica ubicada en las fronteras entre los tres países, Malí, Burkina Faso y Níger, “no está sujeta a ningún control”, en referencia a la continuación de los combates entre las tres partes, a saber, el movimiento Imghad “Gatia” y el movimiento Salvación de Azawad, por un lado, apoyados por el ejército maliense, y por el otro lado la organización el Estado Islámico en el Gran Sahara (ISGS), y parece que éste último ha logrado una victoria sobre los dos movimientos que descienden de las tribus tuareg de la región, Doushak e Imghad.
En ese contexto, grupos de WhatsApp de Malí difundieron un audio del líder de Imghad, el general Al-Haji Gamo, llamando a los tuaregs a huir hacia la ciudad de Gao ante cualquier emergencia, indicando la posibilidad de que ISGS tome el control de los pueblos de la comarca. El audio, que fue ampliamente difundido en las redes sociales, en tamashiq, el idioma local de los tuareg, afirma que “la situación es confusa. No hay fuerza armada ni ningún actor oficial que garantice la seguridad de las personas en estas áreas y no hay entidad en la que se pueda confiar. Por lo tanto, los residentes de los pueblos vecinos de Talatay deciden huirse a las ciudades de Ansogo, Gao y Kidal para poder vivir con seguridad”.