Catar rastreará con dos apps sospechosas de espionaje a visitantes por el Mundial 2022
OR.- Queda menos de un mes para el Mundial Catar 2022, donde las 32 mejores selecciones nacionales de fútbol en todo el mundo convocarán a millones de espectadores, muchos de ellos dispuestos a volar a la mencionada nación del Medio Oriente. Sin embargo, la precaución debe prevalecer cuando se trata de un país con fuertes normas signadas por el extremismo musulmán y que de por sí, ya garantiza el control sobre más de dos millones de habitantes.
Quienes pretendan viajar a Catar deberán descargar dos aplicaciones en sus teléfonos. Es allí cuando saltan las alarmas. Se llaman Ehteraz y Hayya y se convierten en la excusa ideal para acceder a cada dispositivo, al punto de que pueden leer y modificar cualquier contenido almacenado. El emirato obliga a descargarla la primera y, de hecho, embajadas de otros países ya la incluyen como requisito de viaje.
Ehteraz sirve para hacer seguimientos de casos de coronavirus. Mientras que Hayya monitorea las entradas a los partidos y permite acceder al metro gratuito en Catar. Lo preocupante es lo que ocurrirá dentro de cada aparato en términos de espionaje. «No es mi trabajo dar consejos de viaje, pero personalmente nunca llevaría mi teléfono móvil en una visita a Catar», esa es la conclusión Øyvind Vasaasen, jefe de seguridad del medio noruego NRK.
Anular el derecho a la privacidad
Tal parece que no importa que la privacidad sea considerada un derecho fundamental en distintos tratados internacionales. Ni que a través de ella, se garantice la dignidad humana o que forme parte de la base de sociedades democráticas. En Catar no lo ven así. Según Front Office Sports, portal dedicado a deportes, negocios y cultura, Ehteraz es capaz de «anular el software instalado y deshabilitar la pantalla de bloqueo de un teléfono».
El medio noruego coincide. La aplicación que oficialmente tiene la función de hacer seguimiento de casos de coronavirus, solicita acceso a varios campos importantes como entrada al GPS, leer, eliminar o cambiar todo el contenido, «así como acceso para conectarse a WiFi y Bluetooth, anular otras aplicaciones y evitar que el dispositivo se apague al modo de suspensión», explica. Todo mayor de 18 años y asistente al Mundial 2022 debe descargarla.
Puede que Hayya sea un poco más modesta en ese sentido. No pide tanta información, pero concede acceso a la ubicación exacta del individuo y monitorea todas las redes de conexión disponibles. «Estás diciendo que está perfectamente bien que las autoridades entren en tu casa. Consiguen una llave y pueden entrar. No sabes lo que están haciendo allí. Dicen que es posible que no aprovechen la oportunidad, pero se las estás dando», explica el jefe de seguridad noruego. De manera que muchos factores éticos entran en juego.
Qué se puede y no se puede hacer
Derechos humanos quedan en tela de juicio respecto al próximo Mundial que se celebrará en Catar este 2022. Todos relacionados con estrictas normas salidas del Comité Organizador. No pueden haber demostraciones públicas de afecto, cualquier material gráfico «insultante e insensible» será castigado, no se permiten llevar artículos religiosos que se refieran al islam, mientras que tomar alcohol en lugares públicos puede llevar a una sentencia por seis meses de cárcel.
El ordenamiento jurídico extremista también mirará de cerca a los homosexuales que pisen suelo catarí. Si bien puede ser comprensible la preocupación por muestras de afecto efusivas entre personas del mismo sexo, también es un tema que inquieta a jugadores, asistentes y personal técnico que llegan desde el mundo libre. El problema, es la poca claridad de las normas y la interpretación con la que se aplica la ley sharía. Precisamente por las arbitrariedades en su aplicación es que Afganistán está sumida en una total falta de libertades.
Uno de los representantes del Comité Organizador de Catar 2022, Nasser Al-Khater, declaró el año pasado que «respetan todas las culturas». Pero la afirmación se desvanece cuando un aparato estatal ingresa a cada dispositivo móvil para espiar a los individuos.