La historia detrás de la desaparición de dos jornaleros inmigrantes en España tras discutir con su patrón
La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) lleva más de una semana rastreando los túneles y galerías subterráneas de la antigua línea ferroviaria Baeza-Utiel, en la provincia de Jaén, tratando de dar con algún rastro de Tidiany Coulibaly y Ibrahima Diouf, dos jornaleros migrantes desaparecidos tras discutir con su patrón, el único investigado en este caso.
No es el primer lugar que se rastrea en los últimos dos meses. La vivienda que el empresario agrícola emplea para alojar a sus trabajadores temporeros, varios garajes y terrenos pertenecientes al investigado, su vivienda y parajes como unas piscinas naturales y varias pozas ya fueron inspeccionados al milímetro por los agentes.
Las dos desapariciones se produjeron con ocho años de diferencia. Tidiany Coulibaly, maliense de 22 años, fue visto por última vez el 17 de diciembre de 2013; mientras que la última vez que se supo algo de Ibrahima Diouf, senegalés de 31 años, fue el 5 de enero de 2021.
A pesar de la diferencia temporal, los dos tienen un denominador común: Ginés Vicente López, de 53 años, el agricultor que les contrató a ambos y con el que los dos discutieron por sus malas condiciones laborales antes de desaparecer sin dejar ningún rastro en la localidad de Villacarrillo, en la provincia de Jaén.
Absuelto de un primer juicio
Las familias de los dos trabajadores agrícolas los dan por muertos. Así fue en el caso de Coulibaly, cuando Vicente llegó a tener que enfrentar un juicio. Entonces la Audiencia Provincial de Jaén le absolvió por falta de pruebas del secuestro y la desaparición forzada. Sin embargo, sí fue condenado a un año de cárcel y multa de 4.200 euros por un delito de explotación laboral y a otro año y medio de prisión por un delito contra la Administración de Justicia, con otra multa de 6.000 euros.
Durante la investigación, el patrón intentó chantajear a una pareja que regentaba un bar de su propiedad para que le proporcionaran una coartada para la desaparición del joven trabajador a cambio de perdonarles la deuda del local. La pareja rechazó ese trato, grabó las amenazas y lo puso en conocimiento de la Guardia Civil, según contaban las crónicas de 2016, cuando se llevó a cabo el juicio.
Entonces la Guardia Civil no consiguió pruebas rotundas en contra del empresario, aunque sí indicios que apuntaban en su dirección. Así, en un olivar encontraron unas orejeras de Coulibaly con restos de ADN de Vicente, en un terreno en el que nunca había trabajado el temporero. Además, un perro adiestrado marcó restos biológicos del joven al lado de un olivo de la misma finca.
Coulibaly había encabezado la protesta de varios compañeros contra Vicente, a quien le reclamaban trabajar a jornal y no a destajo y cobrar lo estipulado legalmente: 50 euros diarios frente a los 20 o 30 que ellos percibían. Ese mismo día desapareció dejando sus pertenencias y a su hermanastro pequeño, con quien había llegado a España en patera cuando los dos eran menores y de quien no se separaba nunca.
Última persona que le vio
En el caso de Diouf, tras quejarse al empresario aceitunero de las malas condiciones laborales, había dejado su trabajo y se disponía a coger un autobús para dirigirse a la provincia de Huelva, donde su hermano le esperaba para trabajar en la recogida de cítricos.
Tenía comprado el billete para viajar, pero antes iba a verse con su exjefe en su casa para cobrar el dinero que se le debía por su trabajo del último mes. A pesar de que llevaba un trolley rojo con sus pertenencias, Diouf no llegó a coger el autobús y no se volvió a saber nada más de él.
Desde ese día su cuenta de ahorro personal no se ha tocado y ni amigos, ni familiares, ni quienes le esperaban en Huelva han vuelto a tener noticias suyas.
Se espera que los trabajos de la UCO en las viejas instalaciones ferroviarias, que llevan en desuso más de medio siglo, se prolonguen al menos durante toda la semana. Se trata de un trabajo complejo y minucioso.
Tras su desaparición, sus amigos y compañeros de trabajo comenzaron a buscarle y a pegar carteles con su foto por el pueblo. Según denunciaron, el empresario investigado se lo recriminó y se dedicó a arrancar los carteles que se iban colocando, recoge el Diario de Sevilla.
Una investigación compleja
Se espera que los trabajos de la UCO en las viejas instalaciones ferroviarias, que llevan en desuso más de medio siglo, se prolonguen al menos durante toda la semana. Se trata de un trabajo complejo y minucioso.
Con el paso de los años la zona se ha convertido en una escombrera y las máquinas se dedican a extraer tierra de un túnel de 400 metros y varias galerías. Las toneladas extraídas deben ser cribadas meticulosamente en busca de posibles restos de los dos trabajadores desaparecidos.
Según fuentes de la investigación, la concreción del lugar de búsqueda se basa en “indicios concretos”, aunque “no hay ninguna garantía” de que se produzcan hallazgos. En el caso de que no se encuentren nuevas pistas o indicios, los investigadores continuarán analizando otras ubicaciones de las que no se ha dado detalle, al tratarse de una investigación abierta.
En los últimos dos meses las búsquedas sí han dado con algunos hallazgos, que todavía no son concluyentes y que no pueden ser desvelados porque se encuentra decretado secreto sobre las actuaciones.
Hace tan solo dos semanas los investigadores de la UCO volvieron a buscar en la finca de La Moratilla, acompañados de un georradar y una unidad canina. El enorme olivar, situado en el término municipal de Villanueva del Arzobispo (Jaén) y propiedad de Ginés Vicente, fue el escenario donde en 2014 se encontraron las orejeras de Coulibaly.
La Moratilla no está ubicada lejos del domicilio de Vicente. Ninguno de los desaparecidos trabajó nunca en ella, por lo que para la investigación es importante conocer si también en ella se detectan restos biológicos de Diouf.