El Rey llama a la unión y a la protección de las instituciones ante los “riesgos” para la democracia: “Un país dividido no avanza”
El Rey reclamó esta noche a las instituciones actuar «con respeto a la Constitución y a las leyes» y que «sean un ejemplo de integridad y rectitud».
En un mensaje de Navidad de doce minutos y medio, cargado de contenido, Felipe VI advirtió sobre tres riesgos que se ciernen sobre España: «La división. El deterioro de la convivencia; la erosión de las instituciones».
Por ello, Don Felipe reivindicó el espíritu que vio nacer a la Constitución Española: «Un valor único en nuestra historia constitucional y política que debemos proteger» y con unos principios y fundamentos «que son el lugar donde los españoles nos reconocemos y donde nos aceptamos los unos a los otros, a pesar de nuestras diferencias».
De este modo, el Rey se hacía eco de la preocupación que en las últimas semanas ha provocado entre los españoles la crisis entre el Gobierno, la oposición y el Tribunal Constitucional. Eso sí, esta idea es interpretable pues Su Majestad en ningún momento menciona a institución o partido político alguno, como no podía ser de otro modo.
Tras la emisión del mensaje de Navidad del Rey, Zarzuela emitió una serie de imágenes sobre algunos de los actos más relevantes de la Familia Real durante este año
Al margen de la esta cuestión. el mensaje navideño del Rey tuvo otras tres ideas principales: la invasión rusa de Ucrania, la subida de los precios y el compromiso de España con Europa que «quedará reforzado con la presidencia rotatoria de la Unión», en el segundo semestre de 2023.
Por último, y antes de felicitar la Navidad en español, euskera, catalán y gallego, Don Felipe dejó un mensaje en clave personal sobre su relación con nuestro país. «Una España que conozco bien, valiente y abierta al mundo: la España que busca la serenidad, la paz, la tranquilidad; la España responsable, creativa, vital y solidaria. Esa España es la que veo, la que escucho, la que siento en muchos de vosotros…».
Reproducción del mensaje
A continuación ofrecemos el texto íntegro del Mensaje de Navidad del Rey:
«Buenas noches, me alegra mucho poder estar en vuestros hogares y seguir cumpliendo con esta tradición de transmitiros mis mejores deseos, sobre todo de paz, en esta Nochebuena; y también de compartir con vosotros algunas reflexiones sobre los acontecimientos más relevantes del año que ahora termina.
El 2022 ha sido –está siendo todavía– complicado y difícil. Como no han sido nada fáciles los últimos años. Cuando creíamos haber superado lo peor de la pandemia –sin duda, la mejor noticia– en el mes de febrero Rusia invadió Ucrania y, desde entonces, hemos sido testigos de 10 meses de una guerra que ya ha causado un nivel de destrucción y ruina difíciles de imaginar en nuestra realidad cotidiana. Hemos vivido el sufrimiento del pueblo ucraniano y seguimos sintiendo, con una profunda tristeza, la pérdida de miles de vidas humanas.
Estamos así, ante una nueva guerra en Europa, en las fronteras de algunos de nuestros socios europeos y aliados, y, por tanto, cerca de nosotros; y que no solo afecta a Ucrania, sino que tiene una trascendencia global.
Por ello, nuestra seguridad también se ha visto afectada. España, además de reforzar con nuestros aliados la capacidad de defensa colectiva, se ha unido a la inmensa mayoría de la comunidad internacional para apoyar a Ucrania; y para reafirmar su compromiso de que la soberanía, la integridad territorial y la independencia de los Estados son principios irrenunciables de un orden internacional basado en reglas y que siempre debe buscar la paz.
En ese sentido, la cumbre de la OTAN que se celebró en España, en Madrid, sirvió para reforzar la unidad de todos los miembros de la Alianza, y también de la Unión Europea.
Esta guerra, junto a los efectos también de la pandemia, está teniendo, además –como es evidente–, un profundo impacto sobre la economía; ha provocado una crisis energética con consecuencias graves en la industria, el comercio, el transporte y particularmente en las economías familiares.
La subida de los precios, especialmente de los alimentos, provoca inseguridad en los hogares. Tener que hacer frente a gestos cotidianos, como encender la calefacción o la luz o llenar el depósito de gasolina, acaba siendo una fuente de preocupación e implica –en muchos casos– importantes sacrificios personales y familiares. Porque, en efecto, hay familias que no pueden afrontar esta situación de una manera prolongada y necesitan el apoyo continuo de los poderes públicos para paliar sus efectos económicos y sociales.
Todo el nuevo escenario que vivimos –la guerra, la situación económica y social, la inestabilidad y las tensiones en las relaciones internacionales– está causando en nuestra sociedad, lógicamente, una gran preocupación e incertidumbre. No podemos ignorar la seriedad de estos problemas, pero tampoco podemos renunciar a que las cosas puedan cambiar y mejorar.
Lo primero –y una vez más–, debemos tener confianza en nosotros mismos, como Nación. La transformación y modernización de España de las últimas cuatro décadas, gracias al éxito de nuestra transición a la democracia y la aprobación de nuestra Constitución, avala esa confianza. Como también la justifica la superación de otras crisis económicas, sociales o institucionales que hemos vivido; la más reciente, la del Covid. Somos un país que, como ahora, siempre ha sabido responder –no sin dificultades ni sacrificios– a todas las adversidades, que no han sido pocas a lo largo de estos años.
Además de creer en nosotros mismos, en nuestra capacidad, necesitamos –siempre, pero más aún en tiempos difíciles– el mayor compromiso de todos con nuestra democracia y con Europa, con la Unión Europea, que son las dos columnas vertebrales sobre las que se asientan nuestro presente y nuestro futuro.
Las democracias en el mundo están expuestas a muchos riesgos que no son nuevos; pero cuando hoy en día los sufren, adquieren una particular intensidad. Y España no es una excepción.
Pero hay tres sobre los que quiero detenerme porque me parecen muy importantes: la división es uno de ellos. El deterioro de la convivencia es otro; la erosión de las instituciones es el tercero.
Un país o una sociedad dividida o enfrentada no avanza, no progresa ni resuelve bien sus problemas, no genera confianza. La división hace más frágiles a las democracias; la unión, todo lo contrario, las fortalece.
En España lo sabemos por experiencia propia. Nuestra Constitución, fruto del diálogo y del entendimiento, representa la unión lograda entre los españoles, como apuesta de futuro, de diversidad y de concordia, para una joven democracia. Hoy, con el paso de todos estos años, nuestros valores constitucionales están enraizados en nuestra sociedad; y son por ello la referencia donde los españoles debemos seguir encontrando la unión que nos asegura estabilidad, cohesión y progreso. Y que nos garantiza una convivencia que, como he destacado a menudo, es nuestro mayor patrimonio.
Una convivencia que requiere en nuestra vida colectiva el reconocimiento en plenitud de nuestras libertades, junto al respeto y la consideración a las personas, a sus convicciones, y a su dignidad. Que necesita guiarse por la razón; que demanda anteponer la voluntad de integrar frente al deseo de excluir.
En esa tarea, necesitamos fortalecer nuestras instituciones. Unas instituciones sólidas que protejan a los ciudadanos, atiendan a sus preocupaciones, garanticen sus derechos, y apoyen a las familias y a los jóvenes en la superación de muchos de sus problemas cotidianos. Instituciones que respondan al interés general y ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes, y sean un ejemplo de integridad y rectitud. Y este es un propósito diario con el que las instituciones debemos estar siempre comprometidas.
Creo que, en estos momentos, todos deberíamos realizar un ejercicio de responsabilidad y reflexionar de manera constructiva sobre las consecuencias que ignorar esos riesgos puede tener para nuestra unión, para nuestra convivencia y nuestras instituciones.
No podemos dar por hecho todo lo que hemos construido. Han pasado ya casi 45 años desde la aprobación de la Constitución y claro que han cambiado, y seguirán cambiando, muchas cosas. Pero el espíritu que la vio nacer, sus principios y sus fundamentos, que son obra de todos, no pueden debilitarse ni deben caer en el olvido. Son un valor único en nuestra historia constitucional y política que debemos proteger, porque son el lugar donde los españoles nos reconocemos y donde nos aceptamos los unos a los otros, a pesar de nuestras diferencias; el lugar donde hemos convivido y donde convivimos en libertad.
Mensaje europeísta
Europa es el segundo compromiso al que antes me refería. Europa representó y representa para España también la libertad. Contribuyó a consolidar nuestra democracia, a potenciar nuestro crecimiento económico y nuestro desarrollo social.
Hoy, compartimos muchos de sus problemas y contribuimos a sus decisiones con nuestra propia personalidad y nuestros intereses. Los desafíos comunes a los que nos enfrentamos, desde los sanitarios a los financieros o los relacionados con nuestro modelo energético o medioambiental reciben soluciones integradas en el marco común de la Unión Europea. Por ello, lo que se decide cada día en la Unión afecta –y mucho– a la vida cotidiana de todos los españoles. Esa es la realidad.
Somos Europa, pero también necesitamos a Europa, que es nuestro gran marco de referencia político, económico y social y que, por ello, nos ofrece certeza y seguridad. Estoy seguro de que el compromiso de España quedará reforzado con la Presidencia rotatoria de la Unión que asumirá el año que viene.
Decía al comienzo que vivimos tiempos, sin duda, de incertidumbre. Pero si el éxito de una nación depende del carácter de sus ciudadanos, y de la personalidad y el espíritu que mueve a su sociedad, debemos tener razones para mirar al futuro con esperanza.
Somos una de las grandes naciones del mundo, con muchos siglos de historia, y los españoles tenemos que seguir decidiendo todos juntos nuestro destino, nuestro futuro. Cuidando nuestra democracia; protegiendo la convivencia; fortaleciendo nuestras instituciones.
MENSAJE EN CLAVE PERSONAL
«Con confianza en nuestro país, en una España que conozco bien, valiente y abierta al mundo»
Debemos seguir compartiendo objetivos con un permanente espíritu de renovación y adaptación a los tiempos. Con confianza en nuestro país, en una España que conozco bien, valiente y abierta al mundo: la España que busca la serenidad, la paz, la tranquilidad; la España responsable, creativa, vital y solidaria. Esa España es la que veo, la que escucho, la que siento en muchos de vosotros; y la que, una vez más, saldrá adelante. En manos de todos nosotros está.
Y ya finalmente, en esta noche tan especial, os agradezco mucho vuestra atención y junto a la Reina y nuestras hijas la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, os deseo que tengáis una muy feliz Navidad y Año Nuevo.
Eguberri On, Bon Nadal, Boas Festas».
Que jeta tiene el jefe de la masonería en España , llama a la unión y protección de las instituciones justo lo contrario que provoca la falsa democracia que nos impusieron en el 78 donde el voto de los separatistas que quieren destruir España vale por 20 votos de partidos nacionales.
Feliz Navidad a todos los contertulios y al equipo de Alerta Digital.
La guerra de Ucrania, la defensa al ultranza del régimen del 78 y la Europa masónica han sido los tres argumentos de un rey que no quiere estar a la altura de las circunstancias.
Saludos y Feliz Nochebuena.
cada vez se parece mas a Alfonso XIII
Totalmente, a rey le están vendiendo la soga con la que lo van a colgar y de paso se nos va a llevar a todos los españoles por delante.
Saludos.
Felipe sexto alias Pinocho
el último discurso que oigo y escucho de este rey
que bien tiene aprendido el discurso de sus amos… europa, la guerra de ucrania…
rey, aqui uno mas que ya no te quiere
que venga isabel la catolica y ponga orden de una vez
que lastima
Leído a vuela pluma el Bobônico y masónico “discurso” dictado al/del Rey Pasmao, se puede sintetizar en unos 3 párrafos: Ha dedicado unas 60 líneas a predicar que los males que nos aflijen proceden de la decisión de la Federación Rusa al “invadir” Ucrania, lo que es una falacia propia de fatuos, sobre todo cuando esos males los llevamos arrastrando desde hace más de una década. Después de sus pueriles exhortaciones, nos cuenta lo “maravilloso” que es para España, pertenecer a la UE y a la Organización Terrorista OTAN. A la vista tenemos las consecuencias. Y ya, para rizar el… Leer más »
La peor decisión que tomó el Generalísimo en sus 40 años de gorbernanza: Restaurar la Corona borbónica. Poco le faltó al “campechano” para verdernos en continente y contenido a la masonería a cambio de barcos y p….Dejémoslo estar, que es Navidad…Aunque no se de qué nos extrañamos con los antecedentes de Carlos iV, Fernando VII y Alfonso XIII, estafermos de la masonería y cuna de la destrucción de todo el Imperio Español. En fin…Feliz Navidad si cabe a todos.
Y encima es Anticristiano…
Felipe 6, EL BREVE
Yo me esperaré al rey del roscón, ese no lo manejan
El discurso, una serie de obviedades que está obligado a decir como rey, Unidad, Constitución, Paz…
Ahora bien, ni mención a la razón de elegir la Navidad para este discurso.
Son las fechas en que recapacitamos sobre la venida al mundo del Hijo de Dios, que nos da ejemplo de vida y nos marca la actitud hacia los problemas de nuestra existencia.
Hay solamente dos referencias crípticas al Hecho de la Navidad. Nochebuena en la tercera línea y Navidad en la anteúltima.
Elige la Navidad sin hacer referencia a la misma. Es una Monarquía Católica con un monarca dedicado a la escuadra y el compás. Invoca la “soberanía, la integridad territorial y la independencia de los Estados” (cuando no es capaz de defender la de su propio reino) bajo un ¡¡¡”orden internacional”!!!. Traducido al cristiano, bajo el Nuevo Orden Mundial. Cualquier otro día del año este discurso o bien provoca úlcera de estómago o una lucha contra el bostezo.
Saludos.
La constitución maónica del 78 es basura. Es un monumento a la incoherencia.
En un artículo dice que todos somos iguales ante la ley y en otro artículo dice que si alguien se tiene el apellido borbón francés entonces es alguien especial llegando incluso a no ser juzgable por la justicia española. Una incoherencia total.
Sin duda tenemos lo que nos merecemos por tontos, y en parte por malos. Malos por no criticar lo suficiente la incoherencia que es sinónimo de mentira.
De ahí que el presidente de España sea el más mentiroso de todos.
La unica division que tiene la sociedad española es entre los que aportan valor a la misma y los que parasitan con sus respectivos representantes en las instituciones. Fuera vividores, chiringuitos de genero, delincuentes y degenerados
“sed obedientes y tragad con todo no vayais a jodernos el chollo”
¡Qué malos somos los españoles!, nos hemos dividido para hundir nuestra Patria, las instituciones siempre vigilantes de la unión de España no han logrado sus objetivos, ¡Sinvergüenzas!
La principal causa de la guerra de secesión americana fue la esclavitud. El 16 de junio de 1858 Abraham Lincoln ofreció un discurso en el Capitolio de Illinois tras ser elegido Senador por ese estado. Llevaba por título: Una casa dividida y trataba sobre la imposibilidad de mantener en pié una casa en la que la mitad de la población era libre y la otra mitad esclava. El 12 de abril de 1861, un mes después de haber sido elegido como el dieciseisavo presidente de los Estados Unidos, estallaba la guerra civil estadounidense. Ese discurso, o la idea contenida en… Leer más »