La alegría de la Nochebuena
Es Dios quien nos hace un guiño
cuando adoramos al niño
que nos mira y manotea.
Movámonos. Que nos vea.
¡Que sonría!, ¡Que no llore!
-No podemos estar serios
ante este inmenso misterio-
¡Que estén serios los pastores!
¡Por ahí llegan de regalos,
cargados los Reyes Magos!
Adorémosle de hinojos…
que esa carita, esos ojos,
son más que la luz del día.
Démosle aliento y amores,
cucamonas y alfajores,
guirigay y algarabía,
zambombas y panderetas,
cascabeles, castañetas,
carantoñas, morisquetas,
mamolas, cantos y risas.
¡Que no llore, que sonría!
¡Que le llenen de alegría,
nuestro ardor, nuestros amores!
ninguna alegría, solo pena.