Las huellas de Benedicto XVI en España o su predilección por “las raíces cristianas de Europa”, muy lejos de las “periferias” que prefiere Francisco
El papa emérito Benedicto XVI, que falleció este sábado a los 95 años, realizó 24 viajes apostólicos fuera de Italia, dos de ellos a Latinoamérica, aunque demostró sus predilección por “las raíces cristianas de Europa”, como sus tres visitas a España, y muy lejos de las “periferias” que prefiere Francisco.
Benedicto XVI sucedió en el papado a san Juan Pablo II el 19 de abril de 2005 y se mantuvo al frente del magisterio de la Iglesia católica hasta el 28 de febrero de 2013 cuando se hizo oficial su renuncia al pontificado.
A España viajó en tres ocasiones en sus ocho años de pontificado, una cifra destacable teniendo en cuenta que Juan Pablo II hizo cinco viajes a España en sus 26 años de pontificado, el tercero más largo de la historia de la Iglesia católica.
La primera vez que Benedicto XVI se desplazó a España fue el 8 y 9 de julio de 2006 a Valencia para presidir el V Encuentro Mundial de las Familias, convocado por su antecesor antes de su muerte.
Allí, el papa alemán defendió el matrimonio indisoluble entre hombre y mujer, la familia como pilar fundamental de la sociedad y santuario de vida y la responsabilidad de los padres como primeros educadores y formadores en la fe.
A España, regresó de nuevo los días 6 y 7 de noviembre de 2010 y en aquella ocasión lo hizo como peregrino de la fe con un viaje apostólico que tuvo dos etapas, la primera fue Santiago de Compostela, con motivo del Año Santo Compostelano, y la segunda Barcelona, donde consagró el templo de la Sagrada Familia.
Menos de un año después, del 18 a 21 de agosto de 2011, se trasladó a Madrid donde presidió una multitudinaria XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que contó con jóvenes procedentes de numerosas partes del mundo, especialmente de Latinoamérica.
Hasta dos millones de peregrinos, según los organizadores y el Vaticano, participaron en aquellos actos que se convirtieron en la mayor concentración católica jamás celebrada en España.
Durante su pontificado también quiso visitar en dos ocasiones Latinoamérica, una cifra menor comparada con la de su antecesor san Juan Pablo II, que realizó 26 viajes.
Benedicto XVI primero fue a Brasil del 9 al 14 de mayo de 2007 para inaugurar la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM) en el santuario de Aparecida, la patrona del país, y allí trazó las líneas para una nueva Evangelización de América Latina.
Cinco años después fue a México y Cuba, del 23 al 29 de marzo de 2012, dos países en los que defendió la libertad religiosa y un futuro de paz y fraternidad para sus poblaciones.
Precisamente fue tras este viaje cuando el papa Benedicto XVI tomó la decisión de presentar su renuncia menos de un año después, según explicó en 2013 el entonces director del diario vaticano “L’Osservatore Romano”, Gian María Vían.
Benedicto XVI visitó los cinco continentes en menos de una década aunque principalmente sus viajes apostólicos fueron a Europa.
El primero de todos ellos fue a Colonia, en Alemania, del 18 al 21 de agosto de 2005, con motivo de la XX Jornada Mundial de la Juventud, y después siguieron otros a Polonia, Turquía y de nuevo a Alemania, en 2006, Austria en 2007, Francia (2008), República Checa (2009) Malta, Portugal, Chipre y Reino Unido (2010), Croacia y Alemania (2011).
Fuera de los confines europeos, visitó Sydney (Australia), con motivo de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, del 12 al 21 de julio de 2008, a Estados Unidos se desplazó en abril de 2008, un año después realizó una peregrinación a Tierra Santa (8-15 de mayo de 2009), y a África fue en 2009, a Camerún y Angola, y en 2011 a Benin.
Su último desplazamiento como pontífice fuera de Italia fue a Líbano, en septiembre de 2012.
El rostro de Benedicto XVI (Papa auténtico) irradiaba bondad, ejemplaridad, sabiduría y, especialmente, Santidad. Su legado en cientos de Epístolas, tratados de Teología, sus tres encíclicas: “Caritas in vertiste, Spe Salvi y Deus Caritas est”, y sobre todo sus enseñanzas pastorales, siempre serán tesoros que perdurarán en el corazón de los cristianos auténticos y serán el látigo que fustigue a los impostores, a los usurpadores que están emponzoñando la misma Santa Sede de la Cristiandad, la Basílica de San Pedro en El Vaticano. Necesitamos con urgencia la “reencarnación” de un nuevo y verdadero Papa, en estos tiempos de felonía, de… Leer más »
Siempre le recordaré untando de sagrado óleo, a dos manos, el ara de la Sagrada familia de Barcelona, arremangado y concienzudo, hasta no dejar ni un mimlímetro cuadarado sin untar. Como debe ser. Barceñona volverá a ser lo que era, no me cabe duda y en poco tiempo. Era su intención y ahora se lo exigirá al mismísimo Altísimo en persona.