La huella de una mano en un foso de unos 1.000 años de antigüedad desconcierta a los arqueólogos en Israel
Arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) han descubierto una misteriosa huella de una mano en la pared de un antiguo foso seco, utilizado para defender la Ciudad Vieja de Jerusalén del ataque de los cruzados.
La huella tallada a mano, que fue encontrada durante las excavaciones realizadas para un proyecto de ampliación de una carretera, ha desconcertado a los investigadores, que se cuestionan si es algo simbólico o “una broma”, según comunicaron en su cuenta de Facebook (perteneciente a Meta, calificada en Rusia como organización extremista).
¿Están bromeando?
Mientras cavaban a lo largo de la calle Sultán Suleiman, entre la Puerta de Damasco y la Puerta del León, el equipo descubrió elementos de las fortificaciones de la ciudad y una intrigante huella de una mano tallada en la pared de un foso. Hasta la fecha, los arqueólogos no han descifrado su significado. “¿Simboliza algo? ¿Apunta a un elemento cercano específico? ¿O es solo una broma local? El tiempo lo dirá”, comentaron.
Una ciudad muy fortificada
Según Zubair Adawi, director de excavación de la AAI, el foso, que rodea toda la ciudad vieja, se remonta a unos 1.000 años, y su función era evitar que el enemigo que asediaba Jerusalén se acercara a las murallas e ingresara en la ciudad.
“Los muros de fortificación anteriores que rodeaban la antigua ciudad de Jerusalén eran mucho más fuertes”, dice el Dr. Amit Re’em, director de la región de Jerusalén de la AAI. “Los ejércitos que intentaban capturar la ciudad en la Edad Media tuvieron que cruzar el foso profundo, y detrás de él, dos gruesos muros de fortificación adicionales, mientras que los defensores de la ciudad en los muros dejaban caer fuego y azufre sobre ellos”, describió Re’em.
Re’em también explica que, si esto no era suficiente, había túneles secretos en las fortificaciones, algunos de ellos descubiertos por los arqueólogos de la AAI en excavaciones anteriores, por los cuales “los defensores de la ciudad podían emerger en el foso y atacar al enemigo por sorpresa, y luego desaparecer de nuevo”.