El programa de Lula amenaza con destruir las cuentas públicas de Brasil: El FMI pronostica un brutal aumento del déficit para 2023
El diagnóstico del Fondo Monetario sugiere que el resultado financiero de Brasil se disparará al 7,5% del PBI, y se perderá completamente el superávit primario heredado por Bolsonaro. El plan fiscal del presidente Lula propone disparar las erogaciones sin ninguna contraprestación en nuevos recursos.
Tan solo un año de Gobierno del nuevo presidente Lula da Silva amenaza con socavar el esfuerzo fiscal de la administración de Jair Bolsonaro. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que Brasil profundizará todos los desequilibrios fiscales para 2023, lo cual arrojará una presión muy fuerte sobre la inflación y el stock de deuda pública.
El FMI pronostica que el déficit fiscal financiero del Gobierno federal brasileño se disparará al 7,5% del PBI en 2023, partiendo de una cifra que no supera el 5% del producto. Descontando el enorme peso de los intereses de la deuda pública sobre el presupuesto, el superávit primario heredado de Bolsonaro se perdería completamente y el 2023 finalizaría con un déficit de 0,82% del PBI.
El stock de deuda pública bruta abandonaría su sendero bajista, y se incrementaría del 88,2% del PBI al 93,3% para el año 2027. Asimismo, la deuda pública neta (añadiendo las acreencias a favor del Estado) escalaría del 58,4% del PBI al 68,5% en 2027, un pesado endeudamiento de 10 puntos del producto.
Resultado fiscal de Brasil y proyecciones del Fondo Monetario Internacional para 2023.
El programa fiscal presentado por Lula da Silva
El proyecto del socialismo brasileño consiste en una brutal suba del gasto público explicada por tres partidas principales: erogaciones sociales, remuneraciones en el Estado y obra pública.
Se dispone de la ampliación del programa ahora rebautizado como “Bolsa Familia”, aumentando las asignaciones básicas de R$ 400 a R$ 600 para los beneficiarios. En la misma línea, se dispuso aumentar el salario mínimo un 7,43% con respecto al valor nominal de diciembre de 2022, lo cual implica una ampliación de costos sobre la estructura salarial del sector público.
Para llevarlo a cabo, el Gobierno del PT logró la ampliación del techo de gastos previsto para 2023 en un valor de 145.000 millones de reales, equivalentes a 28.000 millones de dólares. De esta manera se consolidó un golpe de gracia contra la disciplina fiscal, ya que se levantó la principal regla fiscal del país por primera vez desde el año 2000.
De hecho, el programa original presentado por Lula pretendía incluso eliminar completamente el techo de gastos por un período de 4 años, y aumentar las erogaciones en 198.000 millones de reales sólo para 2023. El Congreso brasileño limitó algunas de las estrafalarias propuestas del PT.
Pero en contrapartida no se anunció ninguna medida fiscal o tributaria que sea capaz de compensar la expansión del gasto público, más bien todo lo contrario. Este rumbo convalida el diagnóstico del Fondo Monetario para 2023.
El presidente Lula anunció que la exención del Impuesto Federal a los Combustibles seguirá teniendo vigencia en 2023, lo que significa un costo presupuestario de 52.900 millones de reales para el Estado en este período fiscal.
En la misma línea, también se incluyó el aumento de la deducción estándar básica del impuesto a las Ganancias de R$ 1.904 a R$ 5.000 para 2023 (por encima de la inflación proyectada). Todas estas medidas arrojan más presión sobre el déficit fiscal.
es siempre igual:
“Tiempo de rojos, hambre y piojos”