Da vergüenza ver la indefensión de la Justicia frente a parásitos de la política
Ignacio Fernández Candela.- La Justicia debería haber estado provista de una defensa contra maleantes de baja estofa social que aprovechan conocimientos especializados de manipulación social para asaltar el Estado de Derecho desde la apariencia de la lid política, pero eso no convenía al bipartidismo que pactó el reparto de los beneficios acerca de la parcialidad de los jueces. Así, era cuestión de tiempo que se colara un experimento sociopolítico del que emergió la basura de las calles para dirigir los designios de nuestro país. Detritus moral, sin otro valor que la depredación de unos ignorantes resentidos con pretexto de la lucha por la justicia social. Bastardos de la democracia. Malhechores con apariencia de pueblo llano, las garrapatas que se ha echado al lomo España, soportando la bazofia devenida de las acampadas de la Puerta del Sol. Rémoras de vida cómoda como Íñigo Errejón que no escondía las intenciones que, junto al otro miserable Pablo Iglesias, habían convenido cuando después de asesorar a los bolivarianos de Venezuela, hasta inducirla a la ruina total, lo mismo pretendían para España escalando como trepas organizados con el objetivo de chupar del bote nacional: el pesebre institucionalizado.
Más allá de los pretextados argumentos de justicia social, el hipócrita niño de papá socialista por el 2017 se jactaba, en una charla con los de su misma condición, de asegurar la manduca para todas las ratas incluso para cuando salieran de los ayuntamientos por mandato de las urnas. Aunque estábamos acostumbrados a todo tipo de aberraciones, estulticias y falsedades, este discurso errejonista del podemismo se debería haber considerado una ofensa a todos y cada uno de los españoles que sacrificadamente estaban soportando las consecuencias de que una pandilla de oportunistas se columpiaran incipientemente en la influencia política hasta que el psicópata Pedro Sánchez los introdujo en el desgobierno criminal. Desde entonces, la escoria se ha impulsado frenando cuarenta años de consenso democrático, amenazando a la propia Justicia que una demente Montero tacha de machista. Una cajera, alumna aventajada que pasó por el catre del oportunismo para juzgar a magistrados con méritos propios que la miserable jamás tendrá… Quien con niños se acuesta, mojado se levanta, dice el refrán, solo que estos esbirros del demonio son pederastas, genocidas, estafadores, fulanas y fulanos del inmenso puterío del que fueron escupidos por el consentimiento radicalizado de la porqueriza complutense.
Están crecidos en soberbia después de asegurar el chantaje contra el anormal presidente de La Moncloa. No sorprende que sean proterroristas, bolivarianos, estalinistas y leninistas, genocidas y pederastas, ni que usen la mentira como un arma revolucionaria. Pertenecen al submundo del relativismo moral careciendo de la dignidad de una sana conciencia: la noble barrera que dicta las actitudes sin traspasar los límites de la decencia individual y colectiva. Son los pícaros sin escrúpulos, el residuo social del instinto depredador y aprovechado que se alimenta del conjunto para satisfacer sus insaciables necesidades.
A tenor de las repulsivas instrucciones de Errejón, ya ni lo disimulaban ante los parásitos que los seguirán votando en busca de las migas que les tiren estos amos; los que se dan el banquete a costa del sacrificio de millones de ciudadanos que no pueden disimular el visceral aborrecimiento inspirado estos años por esta secta de aprovechados. La Justicia debería haberse pertrechado de la autonomía que permitiese poner a caldo a estos delincuentes con el coche oficial que pagamos a costa de la destrucción diaria y sin freno, este grupúsculo de desalmados que maniobra en las sombras y el exterior para culminar un golpe de Estado.
El violento Errejón desvelaba por qué Carmena estaba desplegando una red clientelar en Madrid. Desde ese momento se incrementaron adjudicaciones, partidas presupuestarias, colocaciones a dedo que los ayuntamientos bolivarianos practicaron hasta eclosionar con el sistema de servicios prostituidos desde el lupanar monclovita hasta la mesa del Congreso. Todo tóxico y colocado a expensa de la ruina de los ciudadanos. Solo son expertos en la manipulación y a conveniencia, sanchistas. Están todos bien instruidos en el oportunismo, la demagogia y la estafa sectaria del cuento sociopodemita para llenarse los bolsillos a expensas de todos, y la Justicia ha quedado fagocitada por estos mindundis al poder. De vergüenza.