Francia, descontrolada: los disturbios por la reforma de las pensiones van a más mientras Macron se niega a rectificar
Francia no acepta la reforma de las pensiones de Emmanuel Macron y se lo hace saber en la calle. De mecha corta son los galos a la hora de protestar por lo que consideran injusto y este es el caso: Lyon o París marcan las principales movilizaciones, pero en Bayona ya ha habido además una noche de importantes disturbios, así como en Burdeos, donde han llegado a incendiar el Ayuntamiento y varios comercios. Tanto es así que 149 agentes resultaron heridos y unas 170 personas fueron detenidas en una jornada de movilizaciones masivas: 119.000 según el ministerio del Interior y 3,5 millones según los sindicatos.
Y no da la sensación de que las marchas vayan a parar porque además los sindicatos han convocado para este jueves la novena jornada de manifestaciones en un espacio de tiempo que sirve para apretar al Gobierno. En cambio, el presidente -con la primera ministra Elisabeth Borne en la picota- va a seguir adelante con la medida “por el bien del país”.
La tensión ahora mismo en Francia es máxima y los agentes han acabado cargando con gas pimienta para dispersar a la gente en algunas de las manifestaciones y evitar el bloqueo de las carreteras en algunas zonas. De hecho, esos choques con los antidisturbios se han ampliado este jueves a las calles de la capital. Individuos vestidos de negro y con el rostro cubierto con capuchas que iban varios cientos de metros por delante del cortejo sindical lanzaron proyectiles a las fuerzas del orden, que respondieron con gases lacrimógenos durante el recorrido entre la plaza de la Bastilla y la Ópera donde terminó la marcha. En algunos puntos, provocaron incendios aprovechando la basura acumulada en las calles por la huelga de recogida que dura ya más de dos semanas, lo que obligó a intervenir a los bomberos. En ese contexto ha habido decenas de detenidos.
El Gobierno ha arrancado la reforma en un ambiente de ruptura total, con la oposición presentando mociones de censura y cargando contra Macron, aunque Borne vaya a ser el daño colateral. En este sentido, el inquilino del Elíseo pasa de refilón por todas las críticas, consciente de que no se puede volver a presentar en 2027: el peaje ahora lo puede pagar. “Reformar las pensiones siempre ha sido impopular. Pero entre los sondeos a corto plazo y el interés general del país, elijo el interés general del país”, aseguró en una entrevista.
Macron aseguró “respetar” las multitudinarias manifestaciones pero rechazó tanto los actos violentos que se vienen repitiendo en los últimos días, que llegó a comparar con el asalto del Capitolio en Estados Unidos o al Parlamento de Brasil, y los bloqueos de sectores económicos, como las refinerías o la recogida de basuras. “No podemos aceptar ni facciosos ni bandos”, advirtió el presidente galo, que indicó que muchos parlamentarios y alcaldes que apoyan sus políticas han sido blanco de actos violentos y amenazas.
También tuvo su parte de autocrítica, y reconoció que no ha sabido explicar a sus conciudadanos la necesidad de adoptar su reforma, que cuenta con un 70% de rechazo, pero reiteró su confianza en el actual Gobierno para “acelerar” sus políticas de reindustrialización y creación de empleo, para favorecer a un máximo de franceses.
Los sindicatos, mientras, son muy rotundos y ya condicionan cualquier tipo de diálogo con el Ejecutivo. El líder de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, primer sindicato del país), Laurent Berger, mostró su descontento, y no limitó solo las tensiones al asunto de las pensiones, sino también a otros temas que se puedan abrir en los próximos meses. “Si es para medidas cosméticas, la respuesta es no”, advirtió Berger, que quiere que los sindicatos sean tenidos en cuenta y al mismo tiempo saber “hasta dónde está dispuesto a llegar el Gobierno” con sus planes de futuro.
La reforma de las pensiones, de hecho, fue una de las grandes propuestas del programa electoral de Emmanuel Macron en 2022, pero ahora no solo se le critica el cambio en sí, sino que lo haya aprobador por decreto y sin abrir conversaciones ni con la oposición política ni con las organizaciones sindicales. Ahora estas acusan incluso a Macron de “querer desacreditar las protestas”. No solo las calles se incendian, sino también los discursos. “Es una provocación”, subrayó el líder de la Confederación General del Trabajo (CGT), Philippe Martínez, que se esforzó en minimizar la posibilidad de que los sindicatos se vean desbordados por grupos extremistas y manifestaciones espontáneas: “Lo que no está organizado es muy marginal”, recordó, dejando de nuevo claro que las marchas no van a parar. Así, seguirán este fin de semana y han llegado a provocar la cancelación de varios vuelos.
En conclusión, las protestas tildan al Ejecutivo de “autoritario” y varias han desembocado en choques con la policía, que en la última semana ha arrestado a centenares de jóvenes, acusados de montar barricadas en plena calle y de quemar contenedores de basura, vehículos y mobiliario urbano. Además de en concentraciones espontáneas, grupos de varias decenas, los jóvenes se mueven de forma aleatoria por ciudades como París, de forma que la policía no puede seguirles los pasos y los bomberos deben acudir a sofocar los incendios que provocan. La impopular reforma de las pensiones lanzada por Macron contra todo y contra todos ha incendiado Francia.