Enjuician a una francesa por llamar «basura» a Macron en redes sociales
Corren malos tiempos para ese viejo pilar de nuestro sistema, la libertad de expresión. Si la semana pasada nos enterábamos de que ofender a Hillary Clinton te puede costar diez años de prisión, ahora nos enteramos de que insultar a Monsieur Le President de la Republique, Emmanuel Macron, puede significar el pago de una crecida multa. En ambos casos, dos particulares opinando en redes sociales.
No hay precedentes en el caso francés, como no lo hay en el de Douglas Mackey. Una ciudadana del norte de Francia tendrá que comparecer en juicio por haber –presuntamente– insultado a Macron en Facebook, donde definió al mandatario como «basura», una calificación con la que las calles de Francia parecen coincidir estos días. Si es declarada culpable, podría recibir una multa de 12.000 euros. Al menos, la prisión está descartada. El juicio está programado para junio.
El arresto de la mujer tuvo lugar el viernes pasado, luego de una denuncia presentada por la oficina administrativa local en respuesta a su publicación en Facebook. El fiscal de Saint Omer, Mehdi Benbouzid, confirmó el arresto y proporcionó detalles a la agencia France Presse. El comentario en cuestión se publicó en Facebook el 21 de marzo, un día antes de la entrevista televisada de Macron en la TF1, donde defendió sus polémicos planes de reforma de pensiones que han provocado protestas en todo el país.
Vayamos con el cuerpo del delito: «Este pedazo de basura se dirigirá a ustedes a la 1:00 p. m.… siempre es en la televisión donde vemos a esta basura». La acusada, una mujer de unos 50 años, participó activamente en las manifestaciones de los «chalecos amarillos» que desafiaron a Macron durante su primer mandato.
Acusada de «insultar al presidente de la República», la mujer será juzgada en Saint Omer el 20 de junio. En declaraciones al periódico regional La Voix du Nord, la mujer expresó su incredulidad ante las acusaciones y aseguró que quieren hacer con ella un escarmiento. Valerie (ese es su nombre, según el diario) confesó su incredulidad cuando los agentes llegaron a detenerle a su casa. «Les pregunté si era una broma, nunca me habían arrestado», dijo. «No soy el enemigo público número uno».