Al enemigo, ni pan ni sal
Eugenio Fernández Barallobre.- Es vergonzoso que, en los estertores de este gobierno de opereta mala, no se le ocurra mejor cosa que conceder las máximas distinciones que otorga España a un tipo de la catadura moral del presidente de Colombia que, por cierto, nos está visitando estos días.
Nadie discute que a quien nos visita hay que recibirlo como marcan las reglas de la educación, incluso al enemigo, sin embargo, de ahí a premiarlo y reconocerle los méritos que no tiene va un abismo.
Si este gobierno indigno tuviese un mínimo a amor propio y de amor a la Patria, se pensaría muy mucho, a tenor de las “flores” que este pernicioso individuo nos dedicó el otro día, la posibilidad de cancelar su visita a España, haciéndole saber que somos una Nación fuerte y que quien nos insulta no se va de rositas. Sin embargo, ¿qué se puede esperar de un gobierno integrado por individuos e individuas de la catadura de los que dirigen los destinos de España? Nada, absolutamente nada, tan solo que rindan honores a toda la lacra mundial de corruptos y filoterroristas.
Gracias a toda esta tropilla con cartera ministerial -socialistas, comunistas y podemitas-, España se ha convertido en el hazmerreir del mundo. Hemos perdido no solo credibilidad en el contexto internacional, sino también peso específico y ello da pie, a nuestros enemigos de siempre -conviene recordar que el moro se atrevió a colocar nuestra Bandera boca abajo en señal de rendición-, para que nos vejen y nos insulten de forma gratuita, como el caso de este payaso colombiano -perdón por los payasos que me merecen todos los respetos- que se ha atrevido a ofendernos a todos los españoles con unas frases que no venían a cuento y que constituyen una injerencia en nuestra forma de gobernarnos.
¿Quién es este individuo para criticar nuestra forma de Estado?, ¿quién es este indocumentado para llamarnos esclavistas? Un tipejo deleznable que mejor estaría callado a tenor de su siniestro historial.
Sin embargo, todo estos es fruto de la presencia en el gobierno de nuestra Patria de esa patulea de mal llamados progresistas y de toda la perniciosa izquierda y ultraizquierda bolchevique que ocupan carteras ministeriales. Un conjunto de indeseables, carentes de la mínima formación y, lo que es peor, del mínimo sentimiento de amor a España que es, en definitiva, quien les paga y de forma harto generosa.
La presencia, en nuestro suelo, de este bellaco colombiano, tras las frases con las que aludió a España, es una prueba más de nuestra alarmante decadencia y, sobre todo, de que estamos gobernados por los enemigos viscerales de España, esos que tienen como único objetivo su destrucción.
Ahora vendrá el rendibú general, argumentando el principio de la educación y el protocolo. Los lametraserillos de siempre le dedicarán aplausos; habrá recepciones y grandes fastos en honor a este tipejo que, encima, se reirá de nosotros en nuestras narices y nadie o muy pocos, tendrán el valor suficiente para ausentarse de los lugares a donde este tipejillo concurra y decirle lo que los españoles de bien pensamos de su presencia en nuestro suelo al que, solo con pisarlo, ya está ensuciando.
Es imprescindible que nos hagamos respetar y eso no es posible con un gobierno en el que militan individuos e individuas secuaces de dictaduras comunistas, de regímenes gobernados por tipos que antes militaron en la guerrilla asesina, de países en los que no se respetan los más elementales derechos y, además de todo eso, apoyado por delincuentes comunes -los malversadores lo son-, golpistas, filoterroristas, en definitiva, la peor de las calañas. Con esa gente, es imposible que alguien nos respete.
Vivimos en una malsana dictadura desde la llegada al gobierno del tipo del pantalón de pitillo. Una dictadura, oculta bajo el antifaz de una supuesta democracia, que, a cada paso, limita más nuestros derechos. Un régimen que nos tuvo encerrados a su antojo, durante meses, de forma manifiestamente ilegal; en el que no todos somos iguales ante la Ley; en el que se desprecia la vida humana -aborto y eutanasia-; en el que los animales gozan de los mismos derechos, cuando no más, que los humanos; en el que los okupas campan a sus anchas sin que nadie les ponga freno; en el que las bandas de delincuentes, la mayoría procedentes de fuera de España, se adueñan de nuestras calles; en el que se adultera, de forma impune, la historia para adecuarla a su conveniencia y a su perverso discurso de perdedores; en el que se están poniendo la bases para dejar de respetar la sagrada propiedad privada; el que se ha rebajado el delito de malversación con el fin de favorecer la salida de prisión de golpistas, amiguetes y correligionarios que, al igual que han hecho los socialistas en más ocasiones a lo largo de su historia, se lo han llevado crudo; en el que se dilapida el dinero en estupideces; en el que el poder ejecutivo, salido del pacto con todos los enemigos de España, se ha hecho dueño de los demás poderes; en el que la prensa, comprada con el dinero de todos, no es más que una prolongación del BOE; en el que se sigue, al pie de la letra, los perversos postulados por esa perniciosa agenda 2030, dirigida por un poder oculto tras la sombras. En definitiva, una dictadura al más rancio estilo comunista-globalitario.
Todo ello ha provocado que nadie nos respete y que cualquier tipejo, como este colombiano que nos visita, se permita el lujo de reírse en nuestra cara, en la seguridad de que, una vez aquí, será agasajado como si se tratase del mejor de los amigos.
Si pretendemos, alguna vez, recuperar el prestigio que este gobierno -antes fue el de aquel malvado Zapatero- nos ha hecho perder, todo empieza por echarlos fuera, a patadas, de las Instituciones, de los Ayuntamientos y de los Gobiernos autónomos y la primera oportunidad la tendremos dentro de unos días.
Tras las elecciones de mayo, primero, y las de noviembre, después, no puede quedar atisbo de socialistas ni podemitas en las Instituciones.
Y que nadie se olvide que todo aquel que los vote, sea por el motivo que sea, será cómplice de la destrucción de España.
Encima de insultarnos, nos caca dinero, le aplaudimos y le dmos la llave de la Capital, vaya mierdas que tenemos de poltiicos, solo Vox tuvo un poco de dignidad