Alerta policial ante la irrupción de armas de guerra entre yihadistas y narcos
Armas de guerra en manos de terroristas y narcos y disparadas a bocajarro. Los analistas del Ministerio del Interior, desde hace años vienen constantado que cada vez con más asiduidad -tanto a nivel nacional como internacional- aparecen en las operaciones contra el yihadismo o el crimen organizado fusiles y subfusiles de altísimas capacidades y diseñados para el campo de batalla. O, al menos, intentos de hacerse con esas armas de carácter militar. El entre las fuerzas de seguridad, y así aparece ya en numerosos informes recientes, es que la guerra en Ucrania, como ya ocurrió en los noventa con el conflicto en los Balcanes, acabe inundando el mercado negro de esas armas pesadas. Y el Ministerio del Interior ha decidido anticiparse.
La Dirección General de la Policía, en una compra de unas características sin precedentes, ha convocados sendos concursos para hacerse con escudos y placas para chalecos capaces de soportar disparos de fusiles y explosiones para las unidades del Campo de Gibraltar y los agentes antiterroristas.
En sus documentos oficiales, a los que ha tenido acceso este periódico, Interior no oculta la peliaguda situación que los funcionarios están viviendo en la zona del Estrecho. Interior quiere contar antes del 1 de octubre con 112 escudos balísticos de última generación y un blindaje de altísima capacidad (valorados en más de 295.000 euros) destinados a los agentes Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar, además de a ciertos efectivos de la provincias de Almería, Granada y Sevilla, donde también se está detectando la presencia de grupos de narcos con armamento pesado.
Según la Policía, la “necesidad” de estos escudos es “imperiosa” para las unidades de “carácter operativo de primera intervención”, ya que cada vez más estos agentes se están enfrentando en las detenciones a “agresiones con armas de guerra, sobre todo del calibre 7,62 mm”, como son los populares fusiles Kaláshnikov.
Los nuevos escudos irán destinados a “determinados servicios policiales como son los dispositivos específicos que se montan en la zona del Campo de Gibraltar para combatir el crimen organizado y el tráfico de drogas, así como las redes criminales de inmigración ilegal y el acceso al territorio nacional de manera ilícita”, insiste el Ministerio del Interior.
El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska, que detalla que estos escudos de nueva generación serán capaces de aguantar un disparo de un arma de guerra a menos de quince metros, son ya imprescindibles para “salvaguardar su integridad física durante estas actuaciones policiales debido al alto nivel de peligrosidad que ostentan las organizaciones asentadas en ese ámbito territorial (el Campo de Gibraltar)”.
El otro vértice de la preocupación de Interior por la proliferación de armas de guerra es el yihadismo. La Policía se ha marcado como objetivo hacerse antes del 1 de noviembre con al menos 1.000 placas intercambiables de alta capacidad de protección para rellenar los chalecos de efectivos destinados a la seguridad en lugares de “gran concurrencia de personas o en localizaciones donde se asientan infraestructuras de carácter crítico”, objetivos principales de los terroristas.
Interior, que destinará más de 315.000 euros a este proyecto, dotará con estas nuevas protecciones a “policías integrantes de las Unidades de Orden Público (UIP-UPR), Unidades de Seguridad Ciudadana y personal adscrito a la División de Cooperación Internacional (DCI)”.
“Municiones perforantes”
La Policía insiste en que el actual terrorismo yihadista está centrado en “acciones violentas” que “persiguen causar el mayor daño posible a la población civil, empleando para ello además de explosivos cargados con metralla, armas largas con municiones perforantes que pueden penetrar con relativa facilidad las protecciones que ofrecen los chalecos antibala convencionales”.
Según expertos policiales, las placas que va a comprar Interior para las “principales unidades de respuesta ante atentados y para los funcionarios policiales destinados en misiones internacionales” además de aguantar disparos de armas como un Kaláshnikov a corta distancia podrán, también llegado el caso, proteger el tronco de la metralla de una bomba de mediana potencia de un terrorista suicida, aunque no sea esa función principal.