La indecencia añadida
Cumplen con la normativa y la ley. Si la Junta Electoral proclama su pertinencia, no hay nada que reprochar». Es el argumento, con matices variables, que utilizan aquellos que no desean reprochar a Bildu que incluya asesinos etarras en sus listas vascas y navarras. El anterior es el que utilizó el vicepresidente navarro Javier Remírez al ser interpelado por ello: no pudiéndose ocultar a la carrera como diversas ministras del Gobierno, nada dijo acerca de lo lacerante de pactar con quienes asesinaron a compañeros suyos, además de otros centenares de personas, lo cual resulta lógico pues es a ellos a los que debe su cargo tras los pactos establecidos entre el PSOE y los filoetarras (ahora sí se les podrá llamar filoetarras ¿no?). Bildu podría haber reservado perfectamente a todos los miembros de la banda –y no digamos a los condenados por delitos de sangre– de haberlo querido; tiene basura suficiente para completar candidaturas sin necesidad de tirar de gente con pasado. Sin embargo, saberse impune y legitimado le invita a desafiar cualquier decencia: los socialistas necesitan su apoyo ahora y puede que a partir de diciembre, y harán las piruetas que sean necesarias para justificar que tipos que segaron vidas, destrozaron familias, crearon ruina y miseria, puedan pasearse con galones de concejal por los mismos pueblos en los que asesinaron sin piedad. La miseria del sanchismo se traduce en este tipo de contorsiones de la decencia, sin que se les despeine un mechón.
Por demás, en la misma Navarra en la que el socialismo se ha hecho cómplice de los hijos de ETA, son casi un par de decenas los pueblos en los que EH Bildu serán los únicos candidatos a las diferentes alcaldías, ya que nadie más se atreve a presentarse. Son pueblos como Aoiz, localidad de la que es natural Javier Esparza, candidato de UPN: no hay más lista que Bildu y, por lo tanto, todos los concejales serán filoetarras. En cualquiera de esos pueblos, la votación en Generales o Forales recoge suficiente pluralidad como para concluir que no toda la población es ‘abertzale’; sin embargo nadie consigue o nadie se atreve a sacar una lista diferente, lo cual demuestra que los alegres muchachos de Bildu no te matan, pero sí te hacen la vida imposible. El trabajo realizado por Covite –que recogió ABC en una importantísima portada– ha servido para sacar a flote una realidad incómoda para el sanchismo y para el socialismo en general; ellos vienen a decir, como una lección aprendida por la fuerza, que aquello que es legal no tiene pero alguno, pero saben que no es así. Y también saben que de los muchos inconvenientes que se contemplan en toda campaña, este ha sido uno de los menos previstos, el cual puede dañarles notablemente. No basta con que acudan al lugar común de la legalidad: se les va a demandar algún paso más, aunque eso contemple cuestionar sus políticas de alianzas. No pocos candidatos socialistas han sufrido un inesperado respingo de inquietud. No contaban con esta indecencia añadida.