Vacaciones con urnas
Vacaciones con urnas, bien vale un título para una película del gran e inolvidable Mariano Ozores, con José Luís Vázquez y Juanjo Menéndez como actores, pero por desgracia es la última ocurrencia egocéntrica, del descontrolado actual presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez.
Indignidad presidencial
El sanchismo quedó acorralado por los votos, y lo que es peor, por sus “varones” ex presientes de Comunidades Autónomas derrotados en las urnas, de forma cruel, por las nefastas políticas de Sánchez, prestos a saltarles al cuello a destelladas políticas que terminen con la deriva suicida del peor PSOE de la democracia.
El tremendo ego presidencial lo lleva, otra vez, por el camino equivocado para el socialismo español y para el país. En vez de asumir el tremendo fracaso electoral y dimitir, toma el camino de los desesperados: la huida hacia adelante caiga quien caiga, cueste lo que cueste, sin pensar nada más que en él y sus paseos en el Falcón, que por cierto habrá que comprar otro, porque a este le ha gastado las horas remanentes de vuelo, y convoca elecciones generales para el 23 de Julio, para cabreo general de la ciudadanía y de la importantísima industria del Turismo español.
Vacaciones con urnas
En su huida, mal diseñada, como todo lo que hace el presidente y su catastrófico equipo asesor, calculando sólo en cómo sacar ventaja a los adversarios políticos se ha olvidado de los intereses generales del país, que es lo único que debe importar a los gobierno en democracia. En este caso en la Industria del Turismo en España, que siempre ha sido y es, el salvavidas de la economía española. Si hay algo que no debemos molestar, es al turismo del que viven millones de familias españolas. Le da igual.
Sánchez debió dimitir y marcharse. Las cámara votar un nuevo presidente del gobierno que debería llevar a España a unas elecciones serenas a mediados de septiembre. Con tiempo y el respeto debido, para conformar Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, pero sobre todo, con respeto aun pueblo agotado de una insufrible reciente campaña electoral, sin dar tiempo al descanso y la reflexión, para votar de forma meditada. Le da igual.
El cabo del miedo
No dimitió y nos ha metido en una nueva tormenta utilizando los peores modos posibles: las mentiras, desinformación y el intolerable miedo. Del mismo modo, impidiendo que su izquierda se organice y pueda comparecer el 23J en igualdad de condiciones, y para terminar el cuadro “la sospecha” que quien mueve la mano de Macarena Olona para dividir a la derecha.
Todo muy lícito en política sin duda, pero poco ético y moral, pero esas son dos palabras desaparecieron del vocabulario del socialismo español desde que llegó Sánchez.
Vuelve con cara de Robert de Niro en el “cabo del miedo”, para intentar asustar al personal con la derecha, extrema derecha, trumpismo y todo los ismos que encuentren en el rico castellano. Pero no, esta vez no. En Andalucía lo hemos aprendido bien. Tras cuarenta años de pobreza del PSOE, llegó el “coco” de la derecha. Una legislatura después, el PP gana con mayoría absoluta y Andalucía es hoy, la mayor exportadora de España, la que más empleo crea y camino va de convertirse en el motor económico del país, enseñando a los andaluces que sí, hay que tener miedo de algo, es de que vuelva el PSOE en las próximas décadas y nos devuelva a pozo donde nos tenía metido.
El voto, herramienta útil democrática
Ante este desastre político, es el pueblo quien siempre salva a pueblo. Sabrá resolver el problema con la asistencia masiva a las urnas. Sánchez se equivoca si piensa que el pueblo va, tal como él piensa, hacer vejación de sus responsabilidades civiles y dejará de asistir a la cita con las urnas. Asistiremos en masa, de un modo u otro votaremos en masa.
Los ciudadanos llegarán a acuerdos con la Industria del Turismo para poner a salvo sus merecidas vacaciones, los nobles funcionarios de Correos y la Policía, harán su trabajo de forma honesta y honrada para que no haya fraude con el voto por correo.
Los ciudadanos sabremos, en fin, dar la respuesta democrática en un verano con urnas, que se merece el peor presidente de la democracia y devolverlo, permítanme el símil taurino, a los corrales, sacándolo para siempre del ruedo político español.
Ya donde lo quieran aguantar, que no creo, ya sea en la Unión Europeo, o la OTAN, no lo aguantaremos sólo los españoles, en dicho improbable caso será un problema global que pueda que termine, con él a frente, en una guerra termonuclear mundial.