Ministra de España contra freseros de Huelva
La fresa de Huelva está sufriendo una campaña de boicot en Alemania surgida de las acusaciones y acciones de una plataforma ecologista. Vienen a decir que el cultivo de la fresa está explotando el Parque de Doñana mediante fuentes ilegales que bombean enormes cantidades de agua. Algunos supermercados han sido sensibles a esta acusación falsa y han dejado de adquirir los frutos rojos onubenses –supermercados que tienen delegación aquí y que perfectamente podrían sufrir boicot por parte de los consumidores andaluces–, creando serios trastornos a los productores de la zona, que cubren el 98 por ciento, nada menos, de la producción de este cultivo en España y el 30 por ciento de toda la UE. El cultivo de la fresa y frutos rojos en general supone algo más del 11 por ciento del PIB de la provincia de Huelva, da trabajo de manera directa a 100.000 personas y de forma indirecta a 160.000, con lo que poca broma. No hay cultivos, ni de fresas ni de ningún otro, en el Parque de Doñana: las fresas están a 35 kilómetros del espacio natural y la gran mayoría de empresas del sector de los ‘berries’ cultivan a cien kilómetros o más de la Corona Norte. Todas utilizan políticas de máxima eficiencia y ahorro de agua; todas, por supuesto, pueden exhibir los correspondientes marchamos homologados de su calidad contrastada.
No pasaría este episodio de ser uno más de los que la misma Europa que precisa de nuestros productos agrícolas promueve campañas de descrédito. Hace un puñado de años ocurrió algo parecido con el pepino, con la diferencia de que entonces salieron la Junta de Andalucía y el Gobierno central a defender a los productores españoles. Esta vez, nada menos que la vicepresidenta Teresa Ribera ha comprado la mercancía y ha aprovechado el lamentable boicot para insistir en su insidiosa campaña contra la legislación andaluza y la propia Junta. Es decir, ha dado la razón a los alemanes y así lo ha publicado en sus redes sociales, y no sólo eso, también lo ha hecho el mismísimo presidente del Gobierno, el tal Sánchez, tal vez aconsejado por el mismo estúpido que le ha dicho que debe radicalizar su discurso para parecerse a Podemos y compañía.
Se trata de un hecho insólito. Una ministra y un presidente, por muy deficientes que sean los dos –que lo son– defendiendo a quien ataca injustamente los intereses de exportadores españoles. ¿Alguien se imagina a Merkel apoyando a los colectivos y países que acusaron –con razón– a la industria automovilística alemana por el fraude en el control de las emisiones de sus coches diésel y proponiendo un boicot a sus ventas? La tenazmente inútil y furiosamente sectaria Teresa Ribera –cuyo paso por su Ministerio esperemos esté a punto de expirar por el bien de todos– no desaprovecha una sola ocasión de buscar enfrentamientos que, después, le desmonta la realidad. En este caso, además, jugando con los ingresos de mucha gente. ¿Creen que va a quedarle algún votante en la provincia de Huelva? Confío sinceramente que ni uno.